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'Cantos de vida y esperanza' es un poema que Rubén Darío compuso en 1905 y de donde nace la conocida frase “juventud, divino tesoro”.
Durante un tiempo, cuando somos pequeños, niños, ansiamos ser mayores porque entendemos que ser mayor es síntoma de libertad, de hacer lo que uno quiere, de no preguntar, de poder salir y entrar a tu antojo, de no dar explicaciones, de elegir y decidir según tus propias ideas y convicciones y un sinfín de cosas más que se suponen encajan con el hecho de ser mayor.
Unos años después, pasamos entonces a una etapa de adolescencia donde no sabemos ni quién somos, ni qué queremos, cambios hormonales, nos sale pecho, pelos, granos y mala lecha si me apuras. De repente sin saber cómo, estas en esa etapa ansiada, ya eres mayor, pero empiezas a ser consciente de que ser mayor no es lo que imaginabas, y piensas que quizás no seas lo suficientemente mayor, que hay que esperar un poco más o incluso que ya no quieras ser mayor.
En esta etapa de adolescencia, con un poco de suerte, en casa, en el colegio, te explican los cambios que está teniendo tu cuerpo, tu mente y tu vida, te explican me refiero con un lenguaje y unas formas que tú entiendes dándote, además, las herramientas precisas para gestionarlo. Pero claro, ahora está Internet y las redes sociales y un adolescente ya no necesita que le expliquen nada… Equivocados están quienes piensan así, desde luego.
Unos años después, seguimos sumando años, y nos encontramos en la etapa de la juventud. “La juventud de hoy ama el lujo. Es mal educada, desprecia la autoridad, no respeta a sus mayores, y chismea mientras debería trabajar. Los jóvenes ya no se ponen de pie cuando los mayores entran al cuarto. Contradicen a sus padres, fanfarronean en la sociedad, devoran en la mesa los postres, cruzan las piernas y tiranizan a sus maestros” ¿sabíais que esta cita se le atribuye a Sócrates? Es decir, generación tras generación desde hace más de 2000 años ha asumido que la juventud es el peor grupo etario. Podríamos pensar, si esto es así, algo de razón tendrán o, todo lo contrario, que se trata de una atribución asignada socialmente y que existe una mirada adultocéntrica hacia la juventud que repercute negativamente en su propia imagen.
Sin embargo, el último informe de Juventud en España (2020) establece que el perfil de los jóvenes es de solidarios, inconformistas, abiertos, integradores, participativos, conscientes de las desigualdades y discriminaciones, preparados para asumir los retos y los cambios necesarios en los ámbitos de la educación, la digitalización, la transición ecológica o la erradicación del machismo. Por lo que aquí también, o no nos lo creemos o quizás esa mirada adultocéntrica debería mirar hacia dentro, para ver qué estamos entonces haciendo mal. Qué sienten, qué necesitan, qué ansían, qué piensan… entenderlos para así poder ofrecerlos oportunidades ya no sólo de trabajo sino de vida.
Además, si os preguntase qué edades comprende la juventud, seguro que no encontraría acuerdo, incluso alguna persona no sabría ni qué edades decir ya que el intervalo de edad de la juventud, como para otras etapas, es una construcción social. Me explico. Con fines estadísticos, las Naciones Unidas define a los jóvenes como aquellas personas de entre 15 y 24 años. Sin embargo, en términos sociológicos, la coyuntura económica de las últimas décadas de la mano de la dificultad de los/as jóvenes a encontrar trabajo y, por lo tanto, las dificultades de emancipación, de irse del hogar familiar para crear su propia familia, ha hecho que, por ejemplo, en España se considere joven a una persona hasta los 29 años (en 1985 el Instituto de la Juventud de España (INJUVE) por estos motivos, aumentó la edad de la juventud hasta los 29 años).
Si queremos una juventud sana, en todos los sentidos imaginables, es necesario cambiar la mirada hacia ellos, no debería ser tan difícil si pensamos que hace unos años nosotros también fuimos jóvenes y si me apuráis, también fuimos cuestionados por el mero hecho de serlo. Teniendo en cuenta, además, que tal y como apunta la Estrategia de Juventud 2022-2030, los/as jóvenes que han crecido entre 2008 y 2020 son la generación que más ha sufrido entre dos crisis sucesivas y que sufrieron en primera línea la reforma del mercado laboral cuyas consecuencias fueron brutales, precarización de sus empleos y, por tanto, baja remuneración, temporalidad extrema y parcialidad. A su vez, y como “daño colateral” tardía (o imposible) emancipación, vida independiente y autónoma, vivienda estable, etc.
En Castilla-La Mancha hay variedad de programas, ayudas y formaciones dirigidas a la población joven pero todavía hay más de 9 mil jóvenes en paro, fijémonos en ellos/as, que ninguno/a se quede atrás en este arduo camino por sobrevivir sobre todo cuando tocan unas circunstancias sociales menos favorecedoras. No nos quedemos solamente en los objetivos alcanzados, en las estadísticas favorecedoras, sigamos trabajando para que los/as jóvenes de hoy, mañana piensen que así es, que su juventud fue un divino tesoro, que nunca volverá pero que mientras duró lo fue. Si no, corremos el riesgo de que se conviertan en adultos pasivos, y vuelvan a mirar a sus jóvenes de la misma manera que se les miró a ellos/as, repitiéndose de nuevo generación tras generación la desdicha de la Juventud.
'Cantos de vida y esperanza' es un poema que Rubén Darío compuso en 1905 y de donde nace la conocida frase “juventud, divino tesoro”.
Durante un tiempo, cuando somos pequeños, niños, ansiamos ser mayores porque entendemos que ser mayor es síntoma de libertad, de hacer lo que uno quiere, de no preguntar, de poder salir y entrar a tu antojo, de no dar explicaciones, de elegir y decidir según tus propias ideas y convicciones y un sinfín de cosas más que se suponen encajan con el hecho de ser mayor.