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La rica tradición histórica toledana nos dice que el Palacio de Galiana formó parte de la almunia construida por al-Ma´mun ibn Di-l-Num, rey de la taifa de Toledo (1043-1075), incorporada al patrimonio real a raíz de la conquista cristiana, como 'Almunia real' o 'Huerta del Rey', como hoy la conocemos.
Los textos islámicos nos informan que el principal atractivo de la almunia construida por al-Ma´mun era la huerta y jardines que eran regados por el agua del Tajo mediante una gran noria. Huertos y jardines trazados por Ibn Wafid con ayuda de Ibn Bassal. Ibn Wafid (Toledo, 999-¿1074?), famoso estudioso de la botánica y farmacología. Autor de varias obras, sus tratados más conocidos son el 'Libro de los Medicamentos Simples' y la 'Suma de Agricultura', compendio agronómico de gran difusión durante la Edad Media. Allí se aclimataron diversas especies vegetales traídas desde otras latitudes a Europa. Ibn Bassal (Toledo, ¿1048?) fue el responsable de las tareas agrícolas y realizó un largo viaje a Oriente con el objetivo de conseguir semillas y especies vegetales exóticas para plantarlas en la Huerta del Rey.
Era tal el valor que se le daba al Palacio y su entorno que el pabellón palaciego de Galiana fue declarado por el gobierno de la República el 4 de junio de 1931 monumento Nacional. Posteriormente, la disposición adicional primera de la Ley 16/1985 del Patrimonio Histórico Español lo convertiría en Bien de Interés Cultural (BIC), con categoría de Monumento.
El Plan de Ordenación Municipal de 2007, tras un largo debate donde se habló incluso de urbanizarlo para “coser” la ciudad con puentes sobre el río y que en su momento denunciamos [Diseñar la ciudad, 20-III-03], quedó redactado indicando que la Huerta del Rey-Galiana se incorporaba a la ciudad “con la creación del gran Jardín Botánico que integraría el Palacio de Galiana como una dotación de gran valor que hay que preservar”. Sentenciado dicho plan por los tribunales, volvemos a aplicar el de 1985 que determinaba para la Huerta del Rey un suelo “No urbanizable protegido”, aun consolidando espacios residenciales e industriales que hasta el momento habían tenido una baja densidad edificatoria pero que ahora podían compactarse junto a la Vega, sin ninguna gradación paisajística.
La modificación puntual número 30 del Plan General Municipal de Ordenación Urbana de Toledo de 22 de febrero de 2021 permite la eliminación del coeficiente de edificabilidad en suelo rústico protegido e industrial, modificación que afecta a todo el término municipal de Toledo. Y, no olvidemos que cualquier PERI puede modificar planteamientos urbanísticos. Recordemos cómo se destrozó la dehesa de San Bernardoy cómo se construyó un parque temático en una zona de alto valor paisajístico. El cuartel de la Guardia Civil se utiliza de coartada para urbanizar la Peraleda y la Alberquilla está en el punto de mira de la especulación.
La prensa nos ha informado del interés de la actual propiedad por construir un “laberinto” en Galiana. Mucho nos tememos que, más que restituir lo que fuera el jardín botánico y huertos de Galiana, lo que se intenta es rentabilizar el suelo y su cercanía a la estación de ferrocarril, el mítico nombre del palacio y las espléndidas vistas de la ciudad que se disfrutan desde allí. En todo caso, no tiene ninguna relación con la tradición botánica, jardinística u hortelana de la Almunia Real. Los laberintos no aparecieron en Europa hasta la baja Edad Media, y son de tradición cristiana.
Pero, junto con el laberinto que se quiere hacer con 500 olivos, nos imaginamos que con labores de topiaria, se proyecta –y seguimos la reseña de la empresa- “espacios multifuncionales con servicio de organización de eventos, salas de reuniones y conferencias, restauración…”, aparcamientos, así como la asistencia de miles de personas para que el proyecto resulte rentable –se prevé un aforo de 800 personas-.
Resulta curioso que la Viceconsejería de Cultura, tras publicar en el Documento Oficial de Castilla-La Mancha la Resolución de 27/03/2017, por la que se iniciaba el expediente para la modificación del Bien de Interés Cultural Palacio de Galiana (Toledo) para incorporarla a la categoría de Monumento, con su área de protección, no se completó. El área de protección abarcaba la Huerta del Rey hasta la vía del ferrocarril y carretera de acceso al puente de Arzaquiel, incluyendo parcelas que el planeamiento urbanístico dejaba hasta entonces como suelo urbano.
No sabemos si la Consejería de Educación, Cultura y Deportes recibió presiones para que no se llevara a buen término el procedimiento de protección de este preciado BIC. El caso es que transcurridos doce meses sin dictarse la modificación, se archivó. La legislación establece que no se podrá iniciar el procedimiento caducado en los dos años siguientes a su archivo salvo que alguna de las “instituciones consultivas” reconocidas por la comunidad autónoma o el propietario del BIC lo soliciten.
Aunque el proyecto dice que se utilizarán espacios edificados actuales –entre otras cosas modificará el uso ganadero de los que existen-, ¿cuidará la Consejería de que todo lo que se construya alrededor del Palacio de Galiana sea estrictamente arquitectura efímera, es decir, se pueda, en caso de que el proyecto empresarial no prospere, devolver a su estado original? ¿Se establecerán cautelas en el cuidado del paisaje circundante al Palacio de Galiana? Al menos, esperemos, el seguimiento arqueológico se realice con rigor en una zona que ya ha mostrado piezas de singular valor. Esperemos que la Real Academia de Bellas Artes y Ciencias Históricas de Toledo o la Real Fundación de Toledo tengan algo que decir al respecto.
La rica tradición histórica toledana nos dice que el Palacio de Galiana formó parte de la almunia construida por al-Ma´mun ibn Di-l-Num, rey de la taifa de Toledo (1043-1075), incorporada al patrimonio real a raíz de la conquista cristiana, como 'Almunia real' o 'Huerta del Rey', como hoy la conocemos.
Los textos islámicos nos informan que el principal atractivo de la almunia construida por al-Ma´mun era la huerta y jardines que eran regados por el agua del Tajo mediante una gran noria. Huertos y jardines trazados por Ibn Wafid con ayuda de Ibn Bassal. Ibn Wafid (Toledo, 999-¿1074?), famoso estudioso de la botánica y farmacología. Autor de varias obras, sus tratados más conocidos son el 'Libro de los Medicamentos Simples' y la 'Suma de Agricultura', compendio agronómico de gran difusión durante la Edad Media. Allí se aclimataron diversas especies vegetales traídas desde otras latitudes a Europa. Ibn Bassal (Toledo, ¿1048?) fue el responsable de las tareas agrícolas y realizó un largo viaje a Oriente con el objetivo de conseguir semillas y especies vegetales exóticas para plantarlas en la Huerta del Rey.