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Si no fuese por efemérides como la del 23 de septiembre, Día Internacional contra la Explotación Sexual y el Tráfico de Mujeres, Niñas y Niños, por los dolorosos relatos de las pocas víctimas que se atreven a hablar, por entidades sociales o por documentales y voces de la cultura como la de la paisana Mabel Lozano, muchísimas personas ni entenderán el fenómeno de la trata ni mucho menos pensarán que está más cerca de lo imaginado. Tradicionalmente, la postura más cómoda ha sido la de mirar hacia otro lado.
La trata de seres humanos con fines de explotación sexual existe, está en nuestras ciudades y pueblos, y en el conjunto del país, casi el 98 por ciento de las personas que la padecen son mujeres y niñas. Tal y como recoge nuestra pionera Ley Por una Sociedad Libre de Violencia de Género, la trata es, principalmente, una expresión más de la violencia machista ante la que el Gobierno de Castilla-La Mancha mantiene el firme compromiso de combatirla.
Entre otras cuestiones, hay trata porque existe prostitución; porque todavía hay muchos hombres que creen en la existencia de un mercado en el que poder demandar los cuerpos de las mujeres, detrás de las que hay miedo, necesidad, violencia física y contrabando. Detrás de la prostitución y de la trata hay toda una cultura de violación sujeta por hombres machistas que la practican, y por otros hombres cómplices que callan frente a ella.
A menudo empleamos afirmaciones como “lo que no se ve no existe” para referirnos a la necesidad de poner sobre la mesa problemáticas ante las que es urgente actuar y de las que, en este caso, dependen los derechos humanos más elementales y, por supuesto, los derechos de las mujeres. Pero el caso de la trata va más allá, porque quienes trafican con mujeres y niñas se sirven de la invisibilidad y la impunidad que produce mirar hacia otro lado.
Al margen de las medidas que podemos y debemos tomar en el ámbito de las administraciones, para combatir la trata necesitamos que la sociedad en su conjunto deje de mirar hacia otro lado, que aportemos luz a una oscuridad en la que solo ganan quienes explotan a mujeres y niñas vulnerables, que son sustraídas de sus entornos, drogadas, agredidas y violadas de manera sistemática.
El Ministerio de Igualdad ha dado un paso importantísimo con la elaboración del Macroestudio sobre trata, explotación sexual y prostitución de mujeres, que va arrojando cifras escalofriantes como que 114.576 mujeres en España se encuentran en situación de prostitución, y que más de un 80 por ciento de ellas se encuentran en riesgo por trata. Si nos fijamos en nuestra región, 2.358 mujeres se enfrentan a la prostitución.
Son datos tan alarmantes como que el 0,56 por ciento de las mujeres mayores de 18 años en España se encuentra en contextos de prostitución, siendo Internet y las redes sociales los principales entornos en los que ahora mismo encontramos esta problemática, en uno de los países con más prostitución del mundo.
El Gobierno de Castilla-La Mancha seguirá apelando a todas las fuerzas políticas con representación en el Congreso de los Diputados para que, desde el consenso, España inicie el camino definitivo para abolir la prostitución, con leyes que apunten a puteros y proxenetas, protegiendo a las víctimas y ofreciéndolas las herramientas adecuadas para que puedan emprender una nueva vida.
En esas dos direcciones trabajamos desde hace meses bajo el firme compromiso del presidente, Emiliano García-Page. Ya hemos articulado la estructura y el funcionamiento de la Mesa Regional contra la Trata, cuya constitución se celebrará antes de que finalice el año. Al mismo tiempo, la Consejería de Igualdad proyecta ya la creación de un centro integral y específico donde atender a las mujeres y niñas que sufren la trata, consideradas en Castilla-La Mancha como víctimas de la violencia de género.
No vamos a detenernos hasta erradicar un fenómeno, el de trata, detrás del que existen los más dolorosos y macabros casos de explotación de mujeres. En los últimos días, la periodista Sandra Sabatés volvía a verbalizar durante el prime time televisivo algo importante: no todos los hombres son violadores -ni muchísimo menos- pero sí existe en nuestra sociedad una importante cultura de la violación sustentada por hombres machistas o por hombres que callan. Sigamos haciendo que el miedo y la vergüenza cambien de lado y empiecen a perseguirles.
Si no fuese por efemérides como la del 23 de septiembre, Día Internacional contra la Explotación Sexual y el Tráfico de Mujeres, Niñas y Niños, por los dolorosos relatos de las pocas víctimas que se atreven a hablar, por entidades sociales o por documentales y voces de la cultura como la de la paisana Mabel Lozano, muchísimas personas ni entenderán el fenómeno de la trata ni mucho menos pensarán que está más cerca de lo imaginado. Tradicionalmente, la postura más cómoda ha sido la de mirar hacia otro lado.
La trata de seres humanos con fines de explotación sexual existe, está en nuestras ciudades y pueblos, y en el conjunto del país, casi el 98 por ciento de las personas que la padecen son mujeres y niñas. Tal y como recoge nuestra pionera Ley Por una Sociedad Libre de Violencia de Género, la trata es, principalmente, una expresión más de la violencia machista ante la que el Gobierno de Castilla-La Mancha mantiene el firme compromiso de combatirla.