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Sin ellos, no podríamos

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Me refiero a los trabajadores del campo.

Los asalariados, los que trabajan con los agricultores y ganaderos, los que sacan adelante las cosechas, las producciones ganaderas, incluso los productos agroalimentarios que se obtienen en la industria transformadora, en nuestros pueblos.

¿Qué sería de nuestro sector agrario sin ellos? Son el eslabón más frágil, más precario, de la cadena agroalimentaria. Tanto que, en ocasiones, incluso se les excluye y se empieza dicha cadena por los agricultores y ganaderos, para acabar en los consumidores, pasando por la industria y la distribución. Pues no, el primer eslabón es el de los trabajadores del campo.

Muchos de ellos son extranjeros, que nos ayudan, llevando a cabo tareas duras, apoyando el modelo de agricultura y ganadería familiares, recogiendo frutos rojos en el suroeste de la península, vendimiando en La Mancha, recogiendo la aceituna en Andalucía o la fruta en Aragón y Cataluña, por citar algunos ejemplos.

Los trabajadores del campo son, pues, imprescindibles. Es el eslabón de la cadena que más atención necesita, el que más hay que defender y proteger. La reciente reforma laboral o la propuesta, ya encima de la mesa, para modificar la regulación del subsidio por desempleo, dignifican el trabajo de estas personas, mejorando su calidad de vida y sus derechos.

Los empresarios del campo, los agricultores y ganaderos, han demostrado su compromiso con sus trabajadores y cumplen la ley, haciendo de nuestro sector agrario un ejemplo en el mundo en lo que a derechos y condiciones laborales se refiere.

Hay que combatir, desde el propio sector, a quienes no respetan los derechos laborales, el salario mínimo o las condiciones de habitabilidad digna

Pero hay quien incumple. Y no puede tolerarse. Hay que combatir, desde el propio sector, a quienes no respetan los derechos laborales, el salario mínimo o las condiciones de habitabilidad dignas que deben tener los lugares en los que residen estas personas durante las campañas de recogida o en cualquier momento del año. Y la administración debe estar vigilante. Tolerancia cero.

Y, además, a los incumplidores se les deben quitar las ayudas. Excluirles del sistema. Por primera vez, esto va a poder ocurrir a partir de 2025 con la llamada “condicionalidad social” de la PAC, de tal forma que los que no cumplan con los derechos laborales de los trabajadores no cobren las ayudas. Parece obvio, pero no sucedía.

Hemos avanzado, pero todavía queda mucho por hacer en este terreno. Estos trabajadores son personas imprescindibles en nuestra sociedad, sin los cuales no podríamos alimentarnos con los productos de nuestro campo. Ahora que se habla tanto de España, ellos son de los que construyen España cada día.

En estas fechas cercanas a la Navidad, en la que nos gusta celebrar con los excelentes alimentos de nuestra dieta mediterránea, conviene acordarse de ellos, de los trabajadores del campo, sin los cuales la cadena agroalimentaria no sería posible.

A todo ellos, muchas gracias. 

Me refiero a los trabajadores del campo.

Los asalariados, los que trabajan con los agricultores y ganaderos, los que sacan adelante las cosechas, las producciones ganaderas, incluso los productos agroalimentarios que se obtienen en la industria transformadora, en nuestros pueblos.