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El 14 de febrero celebramos el Día Mundial de la Energía. Una fecha idónea para reflexionar juntos sobre un bien imprescindible para nuestro progreso y bienestar, y un factor estratégico para el crecimiento económico y la competitividad de nuestras empresas.
Si la energía es un bien estratégico, debe ser también uno de los ejes principales de la política económica de cualquier gobierno, y por supuesto lo es para el Gobierno de Emiliano García-Page. Por este motivo es imprescindible contar con una hoja de ruta en la que marquemos cuáles son nuestros objetivos en materia de política energética y cuál es el camino que elegimos para conseguirlos.
En este sentido, hasta el año 2012, nuestra región contó con la Estrategia Marco para el Desarrollo Energético, basada en el desarrollo de las energías renovables y la eficiencia energética. Su desarrollo convirtió a Castilla-La Mancha en referente nacional en el ámbito de las energías limpias tanto en producción como en desarrollo industrial e innovación.
Lamentablemente, las decisiones tomadas tanto por el Gobierno de España como por el anterior Ejecutivo regional generaron un marco inestable y un frenazo a ese desarrollo, lo que causó desaparición de empresas y pérdida de empleo en el sector. Un claro ejemplo de este abandono es la falta de una estrategia de política energética regional una vez finalizada la vigencia de la Estrategia Marco en 2012.
Hemos estado demasiado tiempo sin definir cuál es el modelo energético que queremos para Castilla-La Mancha en los próximos años. Por este motivo, este modelo forma parte de los ejes estratégicos del Pacto por la Recuperación Económica de Castilla-La Mancha, que firmamos el pasado mes de septiembre con sindicatos y patronal, y en el que participaron todos los agentes involucrados en el diseño de nuestro modelo energético.
Un modelo que plasmaremos en la puesta en marcha de la nueva Estrategia Energética de Castilla-La Mancha Horizonte 2030, en la que ya estamos trabajando, y que será aprobada en 2018. Una estrategia que volverá a apostar claramente por las energías renovables, por la competitividad de nuestras empresas, por la recuperación del sector y por el cumplimiento de los objetivos a los que se comprometió España en la Cumbre del Clima de París 2015.
Unos objetivos ambiciosos que supondrán un importante avance a la vez que una transformación de nuestro sector, evolucionando hacia un modelo de generación energética libre de emisiones.
En este sentido, ya estamos trabajando en la puesta en marcha de diferentes medidas de apoyo a las energías limpias, apostando también por el autoconsumo y la eficiencia energética. Hemos concedido más de dos millones y medio en ayudas a la eficiencia energética y el autoconsumo, que cuentan ya con 611 beneficiarios entre empresas, entidades locales y familias. Por otra parte, 1881 familias se han beneficiado de las ayudas dirigidas a la mejora de la eficiencia energética en los hogares, a lo que hay que añadir las medidas puestas en marcha para combatir la pobreza energética.
En lo que se refiere al desarrollo de la producción de energía procedente de fuentes renovables en Castilla-La Mancha, el pasado octubre iniciamos la tramitación de la aprobación de una nueva normativa que hace de nuestra región un territorio más atractivo para su instalación, a la vez que reduce los trámites administrativos para el desarrollo de esta actividad.
Avanzar hacia un modelo energético sostenible, competitivo y generador de riqueza, teniendo en cuenta que somos una región que exporta su excedente energético, será clave para nuestra recuperación económica y por ende para la creación de empleo y la mejora de nuestros estándares de bienestar, que son los objetivos últimos de nuestra política económica y por tanto, de la Estrategia Energética de Castilla-La Mancha horizonte 2030.
El 14 de febrero celebramos el Día Mundial de la Energía. Una fecha idónea para reflexionar juntos sobre un bien imprescindible para nuestro progreso y bienestar, y un factor estratégico para el crecimiento económico y la competitividad de nuestras empresas.
Si la energía es un bien estratégico, debe ser también uno de los ejes principales de la política económica de cualquier gobierno, y por supuesto lo es para el Gobierno de Emiliano García-Page. Por este motivo es imprescindible contar con una hoja de ruta en la que marquemos cuáles son nuestros objetivos en materia de política energética y cuál es el camino que elegimos para conseguirlos.