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La ofensiva en defensa de Puy du Fou

Juan Sánchez Sánchez

Desde que comenzaron las noticias sobre el proyecto de implantar en Toledo una versión española del Parque francés Puy du Fou, he escuchado o leído, como un espectador más, el torrente de mensajes que se han venido produciendo. El Gobierno regional se alineó de inmediato en la defensa de esta iniciativa y se propuso convertirlo en un Proyecto de Singular Interés. De hecho, el presidente Emiliano García-Page, se “mojó” en su presentación en el palacio de Fuensalida y dijo que era “un día tremendamente feliz”, porque ese proyecto “va a resolver muchos de los problemas de la sociedad: económicos, laborales y también emocionales y espirituales”. Y dijo estar convencido por el “alma de esta empresa”, que venía “en serio” y “no a especular”. ¿De verdad? Los primeros análisis del proyecto presentan serias dudas en muchos ámbitos, también en la financiación, que nos vendieron como totalmente privada pero que en sus propuestas económicas no aparecen esos compromisos presupuestarios.

Acostumbrado a escuchar a los dirigentes públicos utilizar las palabras sin cálculo y sin medida, no me extrañaron los elogios. Bien es verdad que las hemerotecas están llenas de promesas anunciadas y nunca cumplidas, algo que personalmente me parece detestable y censurable. Toledo, y Castilla-La Mancha, han sido a menudo “la gallina de los huevos de oro”. Parques como el Reino de Don Quijote en Ciudad Real y la Ciudad de los Bosques en Toledo; centros emblemáticos olvidados como el Quixote Crea en Toledo; aeropuertos fallidos tras grandes inversiones como el de Ciudad Real; y anuncios de grandes empresas que se instalarían en nuestra ciudad o región, como el tantas veces prometido Corte Inglés; o el abandonado Parque de la Vega Baja, que si bien se salvó de la especulación inmobiliaria está dormido y sin desarrollar. La legislatura está ya prácticamente vencida, y el Gobierno regional tuvo incluso que echarse en los brazos de un partido, Podemos, que sinceramente está defraudando una y otra vez en nuestra región y de momento salvo tocar poder y lanzar ofertas demagógicas poco ha supuesto para el Gobierno y, sobre todo, para los ciudadanos.

Pero la tranquilidad que esperaba el Poder se rompió muy pronto. Sucesivos artículos de opinión del profesor Antonio Zárate, experto en paisaje, miembro de la Real Sociedad Geográfica y sobre todo un especialista comprometido con Toledo, pusieron el dedo en la llaga. El problema del agua, el ruido, la contaminación lumínica, la importancia desde el punto de vista medioambiental y paisajística de la finca elegida para situar el proyecto, la utilización de suelo rústico de alto interés y otros muchos interrogantes crearon una semilla de inquietud entre diversos sectores de la ciudad y la región. Hasta el punto que nació un movimiento ciudadano que, con el título Queremos saber la verdad del Puy du Fou, ha aglutinado a vecinos, intelectuales y miembros de asociaciones ecologistas que están desarrollando una profunda labor de información y de análisis del proyecto. Ellos han presentado las alegaciones más numerosas, además de las aportadas por otras instituciones, como la Real Academia de Bellas Artes y Ciencias Históricas de Toledo. Otros investigadores, del CSIC y de distintas universidades, han realizado informes que confirman los valores de la finca Zurraquin. En suma, una creciente oposición, que se visualiza en las redes sociales y en los medios de comunicación.

 

Tal vez para no perder la partida, la empresa francesa está realizando una verdadera ofensiva de comunicación, invitando a conocer el parque original a representantes de instituciones culturales, entidades y empresas, así como a profesionales ligados al proyecto desde el punto de vista legal y de gestión. Y a partir de esa visita se está produciendo una campaña sobre las virtudes tan especiales del proyecto Puy du Fou y el interés que para una ciudad como Toledo y su entorno puede tener desde el punto de vista económico, turístico, laboral, etc… Personas que se declaran no especialmente partidarias de los parques temáticos se han convertido en verdaderos defensores de este modelo de parque y dicen que lo importante es que se haga bien. Incluso personas tradicionalmente preocupadas por el medio ambiente y los valores paisajísticos quitan importancia a esta dehesa del siglo XIII. Todo por Toledo y por lograr una nueva avalancha turística que logre el viejo sueño de la ciudad de incrementar las pernoctaciones.

Los expertos en comunicación de la empresa Puy du Fou seleccionan adecuadamente las palabras de los representantes de las instituciones culturales y otros sectores para dar a entender que los ilustrados toledanos ven con buenos ojos el proyecto en Toledo y, es más, hay que evitar por todos los medios que la empresa piense en otro destino para ubicar el Parque Puy du Fou España. Si Toledo ha sido crisol de la historia de España y tantas veces se intentó a lo largo de los siglos recuperar el glorioso pasado, ¿qué mejor ciudad para albergar un parque mediático sobre la historia de España?

Es curioso. Aunque instituciones culturales tan prestigiosas como la Real Fundación de Toledo o la Real Academia no se han pronunciado oficialmente, la propaganda de la empresa Puy du Fou está comunicando que estas entidades apoyan el Parque y sólo desean con sus alegaciones mejorarlo. Otra cosa sería el movimiento ciudadano, al que quiere mostrarse como politizado y contrario a los intereses de la ciudad. Sin embargo, una reunión entre el director de la Real Academia y el movimiento Queremos saber la verdad del Puy du Fou ha concluido afirmando que las alegaciones presentadas tienen similar enfoque, aunque sean más numerosas las del colectivo ciudadano.

Las fechas avanzan y la empresa quiere iniciar su primera fase para el próximo 2019. Curiosamente, un año electoral, al que el Gobierno regional no quiere llegar sin presentar este “trofeo”. Se producen errores tan drásticos como que la empresa diga que contestará todas las alegaciones presentadas, cuando esta función corresponde a las Administraciones Públicas. Y Toledo, una ciudad sin diseño ni modelo, como se ha puesto en evidencia en distintos foros, cree tener en Puy du Fou la salvación. Termina también la legislatura y no ha habido avances sobre el problema de la despoblación del casco, la situación de abandono de tantas viviendas y una avalancha de turistas que crea un difícil equilibrio en una ciudad en la que los dirigentes públicos parecen más preocupados en el turismo que en los propios residentes.

Finalizo este primer artículo que dedico a este proyecto vinculado a Toledo. Sorprende que si en Francia la ciudad más cercana al parque Puy du Fou se encuentra a un centenar de kilómetros, en el caso de Toledo quiera venderse como idóneo la cercanía a una ciudad que es Patrimonio de la Humanidad, olvidando los posibles problemas que ocasionará el parque a los propios vecinos. El lugar elegido, sin estudios previos, se está demostrando que no es el más adecuado por su interés ecológico y los problemas que generaría a los residentes de Toledo y los pueblos más cercanos. Pero es que, probablemente, tampoco aquí se encuentre la salvación para Toledo, que debe venir de un proyecto de ciudad en el que los toledanos tengamos una mayor participación y opinión. Recuerdo unas palabras que la actual presidenta de la Fundación Toledo, Paloma Acuña, pronunció en sus primeras intervenciones, aludiendo al proyecto Puy du Fou: “Toledo tiene un patrimonio real tangible, no necesita uno virtual”. Creo que son palabras claras que no precisan interpretación.

Desde que comenzaron las noticias sobre el proyecto de implantar en Toledo una versión española del Parque francés Puy du Fou, he escuchado o leído, como un espectador más, el torrente de mensajes que se han venido produciendo. El Gobierno regional se alineó de inmediato en la defensa de esta iniciativa y se propuso convertirlo en un Proyecto de Singular Interés. De hecho, el presidente Emiliano García-Page, se “mojó” en su presentación en el palacio de Fuensalida y dijo que era “un día tremendamente feliz”, porque ese proyecto “va a resolver muchos de los problemas de la sociedad: económicos, laborales y también emocionales y espirituales”. Y dijo estar convencido por el “alma de esta empresa”, que venía “en serio” y “no a especular”. ¿De verdad? Los primeros análisis del proyecto presentan serias dudas en muchos ámbitos, también en la financiación, que nos vendieron como totalmente privada pero que en sus propuestas económicas no aparecen esos compromisos presupuestarios.

Acostumbrado a escuchar a los dirigentes públicos utilizar las palabras sin cálculo y sin medida, no me extrañaron los elogios. Bien es verdad que las hemerotecas están llenas de promesas anunciadas y nunca cumplidas, algo que personalmente me parece detestable y censurable. Toledo, y Castilla-La Mancha, han sido a menudo “la gallina de los huevos de oro”. Parques como el Reino de Don Quijote en Ciudad Real y la Ciudad de los Bosques en Toledo; centros emblemáticos olvidados como el Quixote Crea en Toledo; aeropuertos fallidos tras grandes inversiones como el de Ciudad Real; y anuncios de grandes empresas que se instalarían en nuestra ciudad o región, como el tantas veces prometido Corte Inglés; o el abandonado Parque de la Vega Baja, que si bien se salvó de la especulación inmobiliaria está dormido y sin desarrollar. La legislatura está ya prácticamente vencida, y el Gobierno regional tuvo incluso que echarse en los brazos de un partido, Podemos, que sinceramente está defraudando una y otra vez en nuestra región y de momento salvo tocar poder y lanzar ofertas demagógicas poco ha supuesto para el Gobierno y, sobre todo, para los ciudadanos.