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El PP o la nada

Frase lapidaria donde las haya, pardiez, la de nuestra inefable presidenta Mª Dolores (de) Cospedal: ¡El PP o la nada! ¡Ahí es nada! Pero, claro, desde que uno estudiaba gramática cree saber que en este tipo de construcciones con «o» la conjunción admite una doble interpretación: la disyuntiva o la explicativa. Veamos:

La interpretación disyuntiva se entiende con la definición que de la misma da la RAE: «Denota, dice la Academia, diferencia, separación o alternativa entre dos o más personas, cosas o ideas». Es decir, con este sentido, lo que nuestra esclarecida presidenta quiso decir es que no existe para elegir más que el PP o la nada. Por tanto, ni el PSOE, ni IU, ni ICV-EUiA, ni CHA, ni CiU, ni PNV, ni UPyD, ni el Grupo Mixto, ni la marea blanca o verde o violeta, ni quienes luchan contra los desahucios, ni los de las preferentes, ni los dependientes, ni los pensionistas que se mofan de la subida del 0,25%, etc., etc., ninguno de estos son algo, sino que todos son nada. Ítem más, que, como seguramente nuestra preclara presidenta no pretendería arrojar al limbo de la nada a la monarquía que se concede a sí misma unos sueldos bien humildes dadas las circunstancias, ni a los jerarcas de la Iglesia que contemporizan ahora con la ley del aborto de Gallardón, ni a los grandes banqueros y empresarios que se frotan las manos porque vuelven a amasar grandes beneficios, ni a los especuladores y corruptos (que en modo alguno son la nada, desde luego), es lógico pensar que para la brillante presidenta de Castilla-La Mancha todas estas gentes son también PP, puesto que ya vemos que en modo alguno pueden ser considerados «nada». Seguramente ella no admitiría que el significado de sus palabras pudiera ir por tales derroteros, puesto que entonces habría que concluir con que el PP no es sino un batiburrillo de poderosos, meapilas y corruptos conchabados. Por tanto, no nos queda sino la otra posibilidad, la interpretación explicativa, pues.

También esta interpretación es definida con claridad por la RAE: «Denota equivalencia, significando 'o sea, o lo que es lo mismo'». Es decir, que según esta segunda interpretación, el PP es igual a la nada.

Pero no, yo creo que, y por no hablar de otras cuestiones, con un balance en Castilla-La Mancha de 5.607 parados más en enero (para curiosidad de castellano-manchegos: ALBACETE: 1.609; CIUDAD REAL: 1.790; CUENCA: 660; GUADALAJARA: 931; TOLEDO: 617), lo que arroja un total de 257.721 parados más registrados en las oficinas de empleo (así distribuidos: ALBACETE: 52.160; CIUDAD REAL: 69.380; CUENCA: 20.768; GUADALAJARA: 24.566; TOLEDO: 90.847), con tales cifras de paro, digo, el PP no puede ni debe identificarse con la nada. ¡Qué más quisieran ellos, a ver si así nos olvidamos del daño que están perpetrando!

El PP no es la nada, no; el PP es el brazo ejecutor de la mayor agresión de clase, de la de arriba contra las de abajo, que el neoliberalismo ha llevado a cabo desde los tiempos de Reagan y Thatcher.

Frase lapidaria donde las haya, pardiez, la de nuestra inefable presidenta Mª Dolores (de) Cospedal: ¡El PP o la nada! ¡Ahí es nada! Pero, claro, desde que uno estudiaba gramática cree saber que en este tipo de construcciones con «o» la conjunción admite una doble interpretación: la disyuntiva o la explicativa. Veamos:

La interpretación disyuntiva se entiende con la definición que de la misma da la RAE: «Denota, dice la Academia, diferencia, separación o alternativa entre dos o más personas, cosas o ideas». Es decir, con este sentido, lo que nuestra esclarecida presidenta quiso decir es que no existe para elegir más que el PP o la nada. Por tanto, ni el PSOE, ni IU, ni ICV-EUiA, ni CHA, ni CiU, ni PNV, ni UPyD, ni el Grupo Mixto, ni la marea blanca o verde o violeta, ni quienes luchan contra los desahucios, ni los de las preferentes, ni los dependientes, ni los pensionistas que se mofan de la subida del 0,25%, etc., etc., ninguno de estos son algo, sino que todos son nada. Ítem más, que, como seguramente nuestra preclara presidenta no pretendería arrojar al limbo de la nada a la monarquía que se concede a sí misma unos sueldos bien humildes dadas las circunstancias, ni a los jerarcas de la Iglesia que contemporizan ahora con la ley del aborto de Gallardón, ni a los grandes banqueros y empresarios que se frotan las manos porque vuelven a amasar grandes beneficios, ni a los especuladores y corruptos (que en modo alguno son la nada, desde luego), es lógico pensar que para la brillante presidenta de Castilla-La Mancha todas estas gentes son también PP, puesto que ya vemos que en modo alguno pueden ser considerados «nada». Seguramente ella no admitiría que el significado de sus palabras pudiera ir por tales derroteros, puesto que entonces habría que concluir con que el PP no es sino un batiburrillo de poderosos, meapilas y corruptos conchabados. Por tanto, no nos queda sino la otra posibilidad, la interpretación explicativa, pues.