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La suciedad escondida bajo las alfombras aflora en la limpieza de primavera. La prevención, atención y seguimiento de la crisis de la COVID-19 en la siguiente etapa pasa a ser responsabilidad de Atención Primaria.
No es desconfiar de los médicos y enfermeros, que habitualmente nos tratan, afirmar que es una medida insensata, los médicos y enfermeros tienen una formación y dedicación por encima de su sueldo, trabajan por encima de la recompensa de su salario. Esa es precisamente la insensatez.
Tenemos unos centros de Atención Primaria, recortados durante años, con la presente crisis sobrepasados y nuevamente abandonados en la dotación de medios materiales. Es imposible que, si no se les dota de personal, material necesario y se reabren en los pueblos los puntos de Atención Primaria cerrados en las sucesivas reformas neoliberales las siguientes víctimas serán nuestros profesionales de la salud y nuestra esperanza de vida.
El personal más preparado ante situaciones depauperadas del puesto de trabajo siempre opta por cambiar de puesto de trabajo o de empresa (los perdemos). El personal que intenta suplir las carencias del puesto de trabajo con una mayor implicación personal suele sufrir diferentes síndromes laborales que acaban destrozando al propio trabajador (los perdemos). El personal que en bien de su salud personal -mental y física- se desconecta personalmente o empáticamente del trabajo lo acaba deshumanizando y es otra forma de perderlo (la peor forma de perderlos en este caso).
Pues visto lo visto, y no solamente a nosotros se nos debe haber pasado por la cabeza, viene la segunda parte que siempre es la más interesante.
Señores ediles -alcaldes y concejales- ¿Son del partido o son del pueblo que los votó? Ahora es la hora torera de la verdad y el Mihura está en el centro de la plaza ¿Viene o no viene ese acuerdo de todos para la reconstrucción? En este caso, la reclamación a la Comunidad, responsables de los recortes de todo el gasto sanitario que se ha dejado de hacer durante décadas en la comarca. Pedir que se refuerce la Atención Primaria y dotar al menos de un Centro de Especialidades nuestra comarca, dado que nuestro hospital de referencia está a más de 100 kilómetros y seguro que no les pasa por la cabeza construirnos un hospital.
El Centro de Especialidades no es un capricho ni cuando lo pedíamos antes de las Elecciones Municipales y menos ahora. Las mismas asociaciones médicas informan de una segunda ola de saturación de hospitales y centros de salud por la afluencia de todos los enfermos habituales que han pospuesto la consulta, agravando en la mayoría de casos la dolencia, por temor a contagiarse de la COVID-19. A nadie se le escapa las listas de espera para ver al especialista que vienen a continuación y las consecuencias que van a traer. Tampoco se pasa por alto los desplazamientos que van a ocasionar ¿Piensan acarrear, en furgonetas atestadas durante horas y horas, a los pacientes con la amenaza de la COVID-19 encima?
Lo dicho, señores ediles ¿Van a dimitir? Ya sabemos que podrían afrontar el problema, incluso salir airosos, pero han demostrado reiteradamente que no están preparados para otra cosa que no sea salir detrás de las procesiones.
Nada nos gustaría más que recibir un zasca en toda la boca, como muchos desearían, pero ese zasca no se consigue con “palmeros”, se consigue trabajando y estamos seguros que el Mihura lo acaba matando la Guardia Civil, como en las “mejores” corridas de Rafael de Paula. En esta corrida hace falta el 'Juli' pero no está en cartel.
La suciedad escondida bajo las alfombras aflora en la limpieza de primavera. La prevención, atención y seguimiento de la crisis de la COVID-19 en la siguiente etapa pasa a ser responsabilidad de Atención Primaria.
No es desconfiar de los médicos y enfermeros, que habitualmente nos tratan, afirmar que es una medida insensata, los médicos y enfermeros tienen una formación y dedicación por encima de su sueldo, trabajan por encima de la recompensa de su salario. Esa es precisamente la insensatez.