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Los Reyes Magos existen

¿Hay que explicarle a los niños que los Reyes Magos son los padres o que Papa Noel es sólo el invento amable de una multinacional de refrescos? Este debate entre la fantasía y la realidad tiene implicaciones que van más allá de la infancia y la Navidad, su respuesta tiene ver con nuestra manera de ver el mundo.

La fantasía juega un papel increíble en nuestro cerebro. Fantasear, inventar, proyectarse en el futuro es muy divertido y genera mucha ilusión; pero además es útil, es práctico, porque nuestro cerebro no es racional, sino fundamentalmente emocional. La fantasía, la creatividad y la magia van de la mano del arte, las relaciones sociales y del avance científico.

Precisamente por la importancia que tiene la fantasía considero una buena opción contarle a los niños que la llegada de los Reyes Magos o Papá Noel es una fantasía inventada por los hombres. Saber que Alicia nunca estuvo en el País de las Maravillas no es un obstáculo en absoluto para emocionarnos cuando disfrutamos del libro de Lewis Carroll.

No creo que tenga nada de malo contarle a los niños que los Reyes Magos van a venir o que Papa Noel va a volar en su trineo. He disfrutado de pequeño de estas fiestas, y aunque recordaré siempre el momento en el que me di cuenta de que era todo un teatro, no me supuso ningún trauma. Si alguien quiere seguir haciéndolo, adelante, no creo en los principios universales. Pero en mi opinión esa fantasía no debe incluir mentiras que den a entender que los regalos llegan a todos los niños del planeta; tampoco ideas que lleven a los niños a pensar que el consumo trae la felicidad ni que los juguetes se consiguen sin esfuerzo. Son valores de una tradición que ha llegado el momento de cambiar.

Cuando les cuentas un cuento a los chavales, ellos saben perfectamente que las historias que contienen no son reales y sin embargo la emoción que sienten al escuchar esas narraciones es tan intensa que en ocasiones ellos mismos se sienten protagonistas; viviendo aventuras, superando miedos y disfrutando amigos. Los niños ven el mundo con los ojos de sus padres, si nosotros les anunciamos y les repetimos mil veces lo genial de los regalos, ellos lo vivirán con esa emoción. Pero si los adultos, no solo en Navidad sino en el día a día, les enseñamos a emocionarse con otras cosas, ellos también lo harán. Los grandes maestros son aquellos que transmiten su pasión mediante el juego, la fantasía y la ilusión. Una de las tareas más importantes que los padres tienen en la educación es jugar, fantasear, promover la magia entre sus hijos. Una tarea al menos tan importante como que aprendan a leer o a contar.

En mi opinión la alternativa a educar a los niños en una falsa creencia de los hombres que traen regalos no es el aburrimiento o la ausencia de ilusión. Los Reyes Magos, como El Quijote y Sancho Panza, no son reales, pero existen. Y es genial disfrutar de ellos.

¿Hay que explicarle a los niños que los Reyes Magos son los padres o que Papa Noel es sólo el invento amable de una multinacional de refrescos? Este debate entre la fantasía y la realidad tiene implicaciones que van más allá de la infancia y la Navidad, su respuesta tiene ver con nuestra manera de ver el mundo.

La fantasía juega un papel increíble en nuestro cerebro. Fantasear, inventar, proyectarse en el futuro es muy divertido y genera mucha ilusión; pero además es útil, es práctico, porque nuestro cerebro no es racional, sino fundamentalmente emocional. La fantasía, la creatividad y la magia van de la mano del arte, las relaciones sociales y del avance científico.