‘Mujeres y hombres de la sierra. La guerrilla antifranquista en la Siberia extremeña y la Jara toledana (1936-1950)’. Este es el título del libro que han publicado Benito Díaz Díaz y José Ignacio Fernández Ollero. Un trabajo en el que se presentan al público “grandes novedades en el campo del estudio del maquis”, tal y como explica Fernández Ollero.
Un trabajo que han llevado a cabo después de varios años de investigación en archivos públicos y privados, y decenas de entrevistas con testigos de los hechos. “La idea es de mi compañero, de estos temas ya he escrito varios libros pero José Ignacio me preguntó que por qué no escribíamos algo relacionado con la mujer en la Sierra”, explica Benito Díaz. Precisamente, tal y como apunta, José Ignacio Fernández, el papel de la mujer es una de las principales novedades que se presentan sobre este movimiento.
Entre otros asuntos, se explican las causas de la aparición del fenómeno de los huidos, españoles que, al término de la Guerra Civil, huyeron al monte para escapar de “la revancha sangrienta de los vencedores”. “La Dictadura los arrinconó en la categoría de bandoleros y lanzó contra ellos a las fuerzas represivas, que actuaron sin piedad en los campos y pueblos de la zona referida. Los efectos colaterales fueron devastadores”, apunta Fernández Ollero en su blog ‘Paisaje vivido del sur de la Jara’.
360 páginas que se centran especialmente en la Siberia Extremeña “porque se había tocado pero no con la profundidad con la que se ha hecho ahora”, señala Díaz, profesor de Historia en la Universidad de Castilla-La Mancha. Pero si por algo destaca este libro es porque se hace hincapié en el papel de las mujeres en la organización del maquis, como enlaces o como miembros de partidas.
“Donde más mujeres hubo fue en la Sierra bien como compañeras sentimentales o bien porque fueron acompañando a sus padres, cosa que no ocurrió en otros lugares de la geografía española en las que hubo también guerrilla”, explica Díaz. “El papel de estas mujeres fue muy secundario, se dedicaban principalmente a limpiar la ropa o a hacer la comida. En general un papel auxiliar ya que no participaban en ninguna acción”.
De casi 6.000 guerrilleros que hubo en España apenas cien fueron mujeres, y de ese número, un gran porcentaje se concentró en las sierras extremeñas, en Ciudad Real y en Toledo. “Casi todas ellas tuvieron hijos pero por regla general eran abandonados a la semana. Se los entregaban a cabreros y éstos se los llevaban a los alcaldes de los pueblos, por si algún día los guerrilleros querían recuperarlos”, explica Benito Díaz.
La supervivencia en la sierra de huidos y guerrilleros hubiera sido aún más difícil sin la labor abnegada de los enlaces, de los cuales este libro presenta también casos heroicos, señala Fernández Ollero.
“Es un libro un poco erudito porque nuestra profesión nos hace ajustarnos a la fuentes e intentamos demostrar que aquello que decimos se puede comprobar”, señala Díaz. “Queremos que se sepa qué fue lo que paso. Hay gente que intenta dulcificar el franquismo y aquí queremos demostrar que este régimen fue duro y represivo”.