El Instituto Nacional de Estadística (INE) ha hecho públicos los datos demográficos del año 2013 que apuntan a un nuevo descenso de población en nuestro país, sobre todo por la salida al exterior de extranjeros, pero también de 79.306 españoles. En Castilla-La Mancha se ha producido un descenso de 17.558 habitantes, siendo la cuarta comunidad donde más baja en términos porcentuales, y quedando en 2.076.833 habitantes.
Si bien el crecimiento vegetativo (diferencia entre nacimientos y defunciones) es positivo, con un balance favorable de 1.090 personas, los saldos con el exterior y con el resto de comunidades son negativos. En concreto la diferencia entre los que salen al exterior y los que llegan es desfavorable en 9.172, la sexta comunidad con peor saldo, y los castellano-manchegos que salen de hacia otras autonomías superan a quienes vienen a nuestra región en 9.476, siendo la nuestra la que más población cede en toda España. La mayoría de quienes emigran son personas en edad de trabajar.
Se acelera la pérdida de población
El dato es especialmente preocupante porque implica que se ha acelerado el ritmo de pérdida de población respecto a lo que el propio INE proyectaba hace poco, que era un descenso anual de 7.500 habitantes al año entre 2012 y 2022.
Este ritmo acelerado hará perder a nuestra región los 2 millones de habitantes mucho antes de lo previsto, en apenas cinco años, cuando había sido una de las comunidades autónomas donde se había registrado mayor incremento neto de población en los últimos años.
La explicación hay que buscarla por un lado en un crecimiento vegetativo que se está moderando, es decir, que nacimientos y defunciones tienden a equipararse, previendo que antes de finalizar la década será negativo ya que morirán más personas de las que nacerán. El envejecimiento de la región y la reducción de la fecundidad y natalidad por razones económicas serían las causas.
Desde 2008 se viene reforzando la tendencia en la caída de los nacimientos, que ha sido del 17 % en dicho periodo, lo cual se relaciona fundamentalmente con la reducción de la fecundidad, es decir, hay menos nacimientos por mujer, lo cual debe relacionarse con el desempleo, la precariedad y la crisis económica.
Por otra parte los saldos migratorios también invierten su tendencia en Castilla-La Mancha, y así tanto el saldo con el exterior como el interautonómico se vuelven negativos, circunstancia que nuevamente hay que vincular con la situación de crisis económica y el alto nivel de desempleo en la región.
De continuar el agravamiento de la crisis y del desempleo es muy posible que la revisión de la proyección a corto plazo arroje resultados aún más negativos para Castilla-La Mancha.