La Real Academia de Bellas Artes y Ciencias Históricas de Toledo va a solicitar a la Viceconsejería de Cultura de la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha “una revisión y actualización de los lugares y bienes protegidos” en el término municipal para que sean tenidos en cuenta en el nuevo Plan de Ordenación Municipal (POM).
En Toledo se ha abierto un periodo de reflexión sobre el nuevo modelo de ciudad. La Academia se suma al debate y ha aprobado trasladar una petición al Ayuntamiento de Toledo para que colabore en ese proceso de revisión del catálogo y “lo tenga en consideración” en el nuevo POM.
Se trata de “unificar” criterios de declaración en los bienes protegidos, actualizando sus ámbitos de aplicación y evitando “duplicidades” además de “señalar” aquellos paisajes culturales que deban ser objeto de protección en el futuro más inmediato.
Jesús Carrobles, director de la institución lo considera “urgente” dado que se prepara ya el nuevo POM. “No es complejo”, dice, y tampoco se trata de “gastar” sino de incorporar nuevos elementos por parte de los técnicos.
Un “atrasado” catálogo de bienes protegidos
En su opinión, el catálogo de edificios considerados ‘Bien de Interés Cultural’ (BIC), la lista de inventariados o aquellos que están incluidos en la carta arqueológica presentan “varios problemas de definición” y está “atrasado”. Y eso, dice, no es “el punto de partida ideal” para diseñar el nuevo POM
Para sostener su propuesta recuerda como las primeras declaraciones de monumentos en Toledo se produjeron a mediados del siglo XIX. Se hacía solo para “evitar la desaparición de edificios que empezaban a ser demolidos”. Pone como ejemplo el caso de castillo de San Servando. “El criterio era muy peculiar, se empezó a demoler una pared y para evitarlo se declaró como protegido”.
A principios del siglo XX, las declaraciones de protección, que hasta entonces solo se aplicaban a los edificios privados, empezaron también a llevarse a cabo con los públicos. Era una forma de priorizar a la hora de recibir subvenciones destinadas a su restauración. “Los que estaban muy mal se declaraban monumento”.
Jesús Carrobles dice que “en 150 años ha habido tantos criterios que al final tenemos un catálogo de lo más variopinto con errores flagrantes”, tales como que la capilla de San José esté protegida pero no el palacio del que forma parte.
Tampoco hay un inventario de paisajes culturales, otra de las demandas de la Real Academia. “Es una lucha de hace 40 años que aquí todavía no ha llegado”. Y advierte de que “algo falla” cuando se trata de definir la ciudad de las próximas dos décadas sin usar la terminología internacional de protección del patrimonio.
Evitar que se repita lo ocurrido en Vega Baja
La institución pretende “evitar” también situaciones como la que se producía con el anterior POM en la Vega Baja, donde “la existencia de distintas declaraciones mal planteadas y sin conexión permitió una operación urbanística tan errática”.
Para Carrobles, la Vega Baja es “inseparable” del conjunto monumental de Toledo. “A ningún romano se le ocurriría decir que el circo está fuera de su ciudad. Nadie con cabeza dice que el de Santa Teresa vive fuera de Toledo”, insiste.
En su opinión, no hay que ir a “figuras extrañas porque ya tenemos una que hay que ampliar y darle contenido” y en todo caso, “siempre tendríamos otras figuras, como la de Sitio Histórico” que considera aplicable a este entorno.
El nuevo POM, dice, “tiene que dar salida a Vega Baja para convertirlo en espacio ciudadano y recuperar el río”. Aquí apunta que no hay que olvidar que fue uno de los motivos por los que Toledo fue declarada ‘Ciudad Patrimonio de la Humanidad’.
“Es un elemento a valorar y proteger, sobre todo porque hay suficiente espacio en Toledo para realizar otro tipo de operaciones”, en relación a futuros desarrollos urbanos o comerciales.
“No sé hasta qué punto hay que unir Santa Bárbara y el Polígono”
Carrobles habla de la actual dispersión poblacional de Toledo y no se muestra partidario, o al menos, dice “no saber” hasta qué punto hay que unir Santa Bárbara con el Polígono. Pide “coser” la ciudad con criterio porque, lamenta, en anteriores planeamientos urbanísticos lo que se hizo fue “crear nuevos rotos, con nuevos focos al final de la Peraleda para luego decir que había que coserlo con el resto de la ciudad. Se estaban planteando mal los términos”.
“Todo esto se está haciendo a costa de cargarnos el paisaje de las vegas en el entorno de Toledo”, lamenta. “Merece la pena trabajar con nuevos criterios y ahora es el momento de hacerlo”, sostiene Carrobles.
Conservar el entorno
Sobre los Cigarrales de Toledo recuerda que el Plan Especial que los regula es anterior al actual concepto de ‘paisaje cultural’. Se protegen los edificios pero no su entorno. Y se refiere en particular al hecho de no dar importancia a las zonas ganaderas que, dice, “les dan sentido porque son las que aíslan al cigarral y explican su surgimiento”.
Los actuales catálogos de lugares o edificios protegidos se elaboraron para proteger elementos aislados. “Ese es el error que podemos tener de cara a la configuración de la nueva ciudad” y propone incluso incluir en POM elementos relacionados con el patrimonio inmaterial. “Hablamos de procesiones como la del Corpus que no forma parte de la tradición de proteger solo el ladrillo o la piedra. Hablamos de bienes que si no tienen el espacio oportuno…desaparecen. Ahí están las ferias de Toledo, muertas por la falta de espacio”.