De salir adelante el proyecto de Mariano Rajoy de que en los municipios gobierne automáticamente la lista más votada, el PP saldría aún más reforzado a nivel local en Castilla-La Mancha a pesar de que sumaría poco más de la mitad de votos totales que hace tres años.
Con la caída de votos demostradas tanto en las elecciones europeas como en el último barómetro del CIS por parte del PP y del PSOE y el auge de terceros partidos como Podemos e Izquierda Unida, las mayorías absolutas quedarían muy difíciles de conseguir en la mayoría de ayuntamientos, ya que los escaños se reparten entre más formaciones. Sería obligado el pactar entre distintas formaciones para que un gobierno saliese adelante.
Actualmente existen en la región 101 localidades mayores de 4.000 habitantes. De ellas, en 67 se gobierna con mayoría absoluta en el ayuntamiento, con lo que un partido tiene todo el poder. 53 pertenecen al Partido Popular, 13 pertenecen al socialista y 1 ayuntamiento es gobernado en mayoría absoluta por Izquierda Unida (Añover de Tajo, en Toledo).
Según los resultados de las pasadas elecciones europeas, las mayorías absolutas en las principales localidades de Castilla-La Mancha se verían reducidas a 29 con el nuevo panorama electoral: de ellas el PP conservaría 27 y el PSOE tendría 2 ayuntamientos en mayoría absoluta (en Quintanar del Rey, Cuenca, y Calera y Chozas, Toledo). Es decir, pasarían a ser menos de la mitad de las actuales. Factor clave para que se eliminen es que IU pasaría a tener representación en el 82'8% de los ayuntamientos de Castilla-La Mancha y que Podemos entraría en, como mínimo, un 60% de ayuntamientos (como mínimo ya que son los datos de las europeas, sin embargo el barómetro del CIS le da un crecimiento aún mayor). UPyD también reforzaría su posición entrando en más de la mitad de ayuntamientos.
Serían necesarios pactos de gobierno en 72 ayuntamientos de los 101 más importantes de Castilla-La Mancha, lo que colocaría a Podemos, IU y UPyD como posibles partidos “bisagra” que pudieran otorgar la alcaldía a uno de los dos partidos más votados, en la gran mayoría de casos PP o PSOE. La ley de elección directa provocaría que la participación de estos partidos pasase a ser testimonial salvo que alguno de ellos pudiera adelantar al PSOE o PP y ser una de las dos fuerzas más votadas (en algunos ayuntamientos ya lo consigue Izquierda Unida, en otros Podemos lo tendría más fácil a priori).
El reparto por elección directa daría 77 alcaldías al PP, más aún que las 71 que ostenta a día de hoy a pesar de contar con menos votos. El PSOE perdería alcaldías respecto a hoy día (pasaría de 23) si bien es cierto que conseguiría plazas donde ahora lo tendría muy complicado por pactos. Como curiosidad, Izquierda Unida conservaría una alcaldía: perdería Añover de Tajo pero ganaría Madrigueras (Albacete).
Estos datos son contando sólo los municipios en la región que tienen más de 4.000 habitantes. Llevándolo a la totalidad de las localidades daría tanto a populares como a socialistas una cifra sensiblemente mayor de alcaldías otorgadas.