Chinchilla, ciudad de centenarios

Por si alguien aún no lo sabe, Chinchilla de Monte-Aragón está celebrando este 2022 hasta tres centenarios que reivindican la larga historia de un lugar donde el pasado respira en cada piedra del castillo, en cada rincón de los barrios, en cada palabra torcida de los manuscritos. Chinchilla es historia. Y por si alguien lo ha olvidado, el municipio está empeñado en dar a conocer un legado imprescindible para comprender la propia provincia de Albacete.

Entre las cerca de 30 actividades que el Ayuntamiento ha organizado para este año, acaba de inaugurarse una exposición donde se repasan estos tres hitos que han marcado la identidad de este lugar: la concesión del título de ciudad en 1422; la proclamación de Chinchilla como capital de la provincia en 1822 y la declaración, en 1922, de la Iglesia de Santa María del Salvador como Monumento Artístico Nacional.

La muestra puede visitarse hasta el 7 de agosto en el Centro Cultural La Tercia Real. “En la Noble, liberal y monumental Chinchilla de Monte-Aragón” es el título de esta muestra, comisionada por Plácida Molina, en la que también pueden verse armas antiguas, documentos y libros de un tiempo en que la ciudad estuvo en el centro mismo de la historia. Y es que a través de la memoria local del municipio albaceteño, podemos realizar una inmersión completa en las raíces de España.

Por las llanuras que circundan la ciudad, creció Saltigi, en tiempos romanos. Sufrieron estas tierras de frontera a los conquistadores que vendrían después. Ya en el siglo X, durante la dominación islámica, Yinyila se convirtió en el epicentro de esta extensa comarca. Hasta que en 1242, Chinchilla y sus aldeas pasaron a manos cristianas y comenzó otro periplo en el que el sitio padeció guerras civiles entre los reinos peninsulares, una frustrada sublevación y un sinfín de acontecimientos que, en parte, ya están recogidos en un libro.

Durante estos días, también se ha presentado una obra historiográfica en la que se ha tratado de reunir el devenir chinchillano. Escrito por Aurelio Pretel Marín, 'Historia de Chinchilla. Del siglo X al XX', editado por Altabán-Popular Libros, es un volumen que condensa el conocimiento sobre la ciudad. Un trabajo que “nace con vocación polémica”, ha dicho Carlos Ayllón en la presentación del libro. Y es que la historia es una ciencia abierta a cualquier nuevo descubrimiento que cambie lo ya escrito. El propio Aurelio, tras cincuenta años en el oficio, reconoce que los libros de historia nunca están cerrados.

Pretel Marín, entre otros acontecimientos, indaga en la rivalidad centenaria entre Chinchilla y Albacete, el papel “parásito” de la nobleza chinchillana o sobre las visitas regias de otros tiempos. Casi 400 páginas donde se recopilan parte de los trabajos anteriores del historiador, las nuevas averiguaciones y referencias a trabajos recientes como el de Arturo Tendero, Pedro José Jaén o José Luis Simón; con aportaciones nuevas para el conocimiento de la historia de una ciudad como Chinchilla, que seguirá dando mucho que contar.

Porque esta ciudad es tiempo. Un remoto ayer que se nota en el entramado de su casco histórico, en su patrimonio artístico y en esos ecos de gloria y desigualdad que aún resuenan en su perfil montañoso y en sus empinadas cuestas. Puerto seco medieval, fortaleza fronteriza, escenario de la batalla más cruel en tierras albacetenses contra los franceses durante la Guerra de Independencia. O como se publicaba en 1935 en un diario de Albacete: “Este pueblo donde tanto menudean las paredes ilustres”. La historia sirve para entendernos. Con la celebración de estos tres centenarios de Chinchilla, además de saber quién fuimos, podremos volar con la imaginación. Y ese sí que es un viaje en el tiempo barato y apasionante.