El posicionamiento de los móviles, claves para la investigación del asesinato de la trabajadora de la ONCE en Albacete
Continúa en Albacete el juicio contra A.G.S., el hombre acusado de asesinar y emparedar a María Isabel de la Rosa, la trabajadora de la ONCE desaparecida en Albacete en agosto de 2021. Este miércoles la sesión ha comenzado con la declaración del que fuera inspector jefe del grupo de homicidios de la Policía Nacional de Albacete, encargado de liderar la investigación, quien ha descrito cómo fue el caso desde que los familiares de la víctima denunciaron su desaparición la mañana del viernes 20 de agosto de 2021.
El inspector ha contado los pasos a seguir desde la denuncia por desaparición, que desde un primer momento, por las explicaciones de la familia, se trató como un caso de desaparición forzosa o, en su caso, involuntaria.
“Primero determinamos el recorrido y las personas que podrían haber visto a la desaparecida. Puesto que era empleada de la ONCE y vendía cupones, lo primero fue ir a los bares por los que ella solía ir y recreamos el recorrido que María Isabel solía hacer, además de hablar con las personas que conforman su núcleo familiar y de amistad”, ha explicado.
Información sobre TPV
Según ha declarado, la mañana de su desaparición, el 19 de agosto, la víctima quedó a desayunar con su amiga y luego hizo su trayecto habitual por las cafeterías de la ciudad, llegando a ingresar la recaudación del día anterior, algo que no ocurrió al día siguiente, cuando se interpuso la denuncia.
Además, la policía solicitó a la ONCE información sobre su TPV, que se desconectó sobre las 16.49 horas de la tarde del jueves 19, y ya no se volvió a encender. “Preguntamos en la delegación de la ONCE y nos dijeron que era muy raro porque María Isabel trabajaba por la mañana y por la tarde”.
Igualmente, solicitaron el tráfico de llamadas y el posicionamiento del móvil de la víctima, donde vieron que su última conversación fue con el acusado, quien la llamó sobre las 16 de la tarde del jueves. También determinaron el último posicionamiento del teléfono de María Isabel, que se apagó sobre las 17.00 horas, y que coincidía con el posicionamiento del móvil del acusado.
“En ese momento empezamos a sospechar de A.G.S., primero porque fue la última persona que había contactado con María Isabel, y luego porque tanto el posicionamiento de su teléfono como el de la víctima cuando se apaga es el mismo, eso no significa que hubieran estado juntos, pero sí que estaban usando la misma antena”, ha dicho.
Encargo de cemento y ladrillos
Desde ese momento se pone a dos funcionarios a vigilar la vivienda y los movimientos del procesado, entre los que, según el inspector, destaca un encargo de cemento y ladrillos que llevan a su domicilio. “Luego todo tuvo sentido”.
La mañana del martes 24 de agosto dos agentes se personan en el domicilio del acusado, pidiéndole que les acompañase a comisaría para testificar, dado que fue la última persona que contactó con la víctima.
En ese primer encuentro, A.G.S. les dice que no tiene ningún dato sobre le paradero de María Isabel y que tampoco tiene su número de teléfono, que hacía mucho que no la veía ni hablaba con ella, una información que se contradice con el registro de llamadas.
“El acusado niega en cualquier momento cualquier tipo de participación y dice que no tiene su teléfono, hecho que no era coincidente con los datos que teníamos”, ha indicado el inspector.
Momentos después los agentes entraron en el domicilio del acusado y fue ahí cuando el propio A.G.S. confesó que María Isabel estaba emparedada en una habitación de la casa.
“Estábamos en el salón y ahí nos dijo de manera voluntaria dónde estaba el cuerpo, nos dijo que María Isabel estaba bajo cemento en el patio”, ha señalado que policía, que ha dicho que el acusado cambió la versión de los hechos varias veces.
“Primero nos dijo que llegó borracha, le dio un empujón y entonces se cayó y se golpeó la cabeza, pero ha ido dando varias versiones a lo largo de la investigación”.
Fue entonces cuando se procedió a la detención del acusado, que en ese momento portaba varios rascas premiados, y se empezó con el registro de la vivienda.
“ Comenzamos a derruir el habitáculo que había construido, hizo tres capas con el fin de conseguir que quedara hermético y el olor a putrefacción saliera en la menor medida posible al exterior”, ha detallado.
“Cuando quitamos la segunda capa encontramos el chaleco y la TPV de María Isabel, y al quitar la tercera apareció envuelto el cuerpo en bolsas y en un saco”, ha relatado el inspector jefe.
El Ministerio Fiscal considera que los hechos son constitutivos de un delito de asesinato, por el que, al igual que la acusación particular, solicitan la pena de prisión permanente revisable, mientras que la defensa mantiene que se trata de un homicidio con los atenuantes de obcecación y arrepentimiento, por lo que piden una reducción de la condena.
El juicio continuará la próxima semana.
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