Desde este lunes 15 de abril se ha dejado de bombear agua de los pozos de sondeo que han estado alimentando al Parque Nacional de Las Tablas de Daimiel, en la provincia de Ciudad Real, desde que se detectó la posibilidad de que se produjese una quema de turbas - los restos vegetales que conforman su subsuelo- el pasado mes de diciembre.
Así se ha acordó en la reunión de la Comisión Mixta de Gestión de los Parques Nacionales de Las Tablas de Daimiel y de Cabañeros celebrada el pasado jueves, según ha podido saber elDiarioclm.es, en fuentes ministeriales.
La entrada de agua a través del río Cigüela, debido a las abundantes lluvias durante la Semana Santa han favorecido esta situación. Fuentes del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico informan de que se prevé que la entrada de agua en el parque se siga manteniendo durante unos cuantos días más.
Tras la inyección de agua a través de los pozos de emergencia, los datos del pasado 22 de marzo, antes de la llegada de abundantes lluvias de la borrasca Nelson, había 325 hectáreas encharcadas, un 18% de su superficie total que ahora se espera que pueda incrementarse todavía más.
Ahora, Carlos Ruiz de la Hermosa, director-conservador del Parque Nacional, calcula que actualmente las Tablas pueden haber llegado a casi el 25 por ciento de su zona encharcable. Después de las lluvias de Semana Santa, la estimación de inundación era de 440 hectáreas, pero tras entrar agua del río Cigüela puede haberse incrementado en unas 30 hectáreas más, hasta las 470.
Una parte de ese encharcamiento, que se está produciendo en la zona norte, no es visible porque tiene muy poco calado. El agua se lamina, se expande en la llanura y con las lluvias además se produce una explotación de vegetación, “por lo que no se puede observar”. A partir de ahora, explica el director del Parque Nacional, hay que ver cómo evolucionan esos caudales y cuánto tiempo duran.
El agua ha llegado a una zona seca desde hace seis años
“Con las temperaturas tal altas y la transpiración que hay, la incidencia que tengan esas aguas va a estar muy condicionada por si se producen nuevas lluvias”, argumenta. Se trata de una zona que lleva completamente seca desde la primavera de 2018.
Hacía más de diez años que el río Cigüela no aportaba agua a las Tablas de Daimiel. “En La Mancha los episodios húmedos son muy escasos y si a eso le unes una situación estructural de sobreexplotación de aguas subterráneas, pues realmente este episodio puntual tiene poca trascendencia de cara a la conservación estructural del Parque”.
Por este motivo, ha defendido la necesidad de continuar con el plan de rescate que actualmente pilota el Ministerio para la Transición Ecológica junto al Gobierno de Castilla-La Mancha. Actualmente son tres comisiones, una hídrica, otra socioeconómica y otra sobre biodiversidad, las que están perfilando esta planificación.
Los sondeos se iniciaron para evitar que ardiera el subsuelo
A finales del pasado año y con el parque encharcado bajo mínimos se acordó poner en servicio la batería de sondeos de emergencia de este espacio natural debido al “proceso observado de degradación de sus turbas, que podría dar lugar a su autocombustión”.
La activación de la batería de sondeos que ahora ha terminado se llevaba a cabo tras recabar la pertinente autorización especial de bombeo de la Confederación Hidrográfica del Guadiana, con el objetivo de garantizar “la humectación de una parte del paquete de turbas” del parque nacional, con objeto de evitar el riesgo de autocombustión espontánea que de forma natural puede originarse en estos ecosistemas.
El Organismo Autónomo Parques Nacionales (OAPN), dependiente del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico (Miteco), es el responsable de la gestión de la batería de sondeos. En aquel momento, y tras la reunión del Patronato del Parque Nacional se puso sobre la mesa que apenas el 1% del parque estaba encharcado.