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No son molinos ni gigantes, es machismo: 10 años de lucha feminista en la Mancha

Acción callejera en Campo de Criptana

Francisca Bravo Miranda

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Cantaba Sara Montiel, “aparecen las violeteras // que pregonando parecen golondrinas // que van piando, que van piando”. La canción, 'Las violeteras', que pertenece a la banda sonora de la película del mismo nombre, de 1958, dirigida por Luis César Amadori, alcanzó fama mundial al ser usada también en la famosísima película 'Luces de ciudad', de Charles Chaplin.

No es casualidad que la asociación feminista de la localidad natal de Sara Montiel, icono artístico y de empoderamiento feminista en los años 60, lleve el nombre de una de sus más conocidas canciones.

Las Violeteras de Campo de Criptana cumplen este 2025 diez años de trabajo, empoderamiento y divulgación feminista. Una década de labor que, entre otras cosas, ha pasado por llevar a la localidad el primer festival de música feminista de la Castilla-La Mancha, que se celebró en agosto de 2018. El Mariantonias Fest es otro guiño de homenaje a Sara Montiel, cuyo nombre real era María Antonia Abad Fernández.

Sara Montiel con bufanda feminista en Campo de Criptana

Mantener una organización de este tipo vigente y funcionando tiene sus propios desafíos, como no puede ser de otra manera. Pero es necesaria y así lo reivindican. “Se acercan chicas más jóvenes a la asociación y nos cuentan el panorama que hay en el instituto, con toda esta ola de misoginia que estamos viviendo. Nos cuesta más llegar a la población adolescente, y es algo que tenemos en cuenta”, explica Laura Villalba, ingeniera forestal y fundadora de la asociación.

Siempre hay reticencias frente a un movimiento de estas características: “Pero ahora más y lo notamos”. El colectivo Las Violeteras nació antes de la “super ola feminista”, la de 2018, cuando el país entero se volcó en la huelga general de mujeres. Para entonces, llevaban ya tres años de violeteo. Tras la pandemia, sobre todo por causas organizativas, tuvieron que abandonar algunas de las actividades pero se han mantenido las más relevantes, como las concentraciones del 8 de marzo y del 25 de noviembre, en las que se unen a otros colectivos como la asociación LGTBI Mancha Plural.

“Nuestra idea era crear espacios en los que poder identificarnos. Muchas hemos vivido en ciudades, pero no es lo mismo. Necesitamos seguir reivindicando el feminismo en la Mancha, desde lo local, porque es donde primero se pierden los primeros pasos que se van consiguiendo”, reflexiona Villalba.

Necesitamos seguir reivindicando el feminismo en La Mancha, desde lo local, porque es donde primero se pierden los primeros pasos que se van consiguiendo

Para celebrar los diez años de vida prepararon una serie de actividades, entre ellas, un 'remember' del Mariantonias Fest, la presentación del libro 'La mancha' de Enrique Aparicio y también un trabajo de divulgación de la labor de las cantareras de la vecina localidad conquense de Mota del Cuervo, situada a pocos kilómetros. Una discreta celebración que quiere enviar un mensaje potente: “Estamos aquí, a pesar de la ola de odio”. “Que seguimos haciendo actividades, seguimos en nuestra reivindicación desde las herramientas con las que contamos y la capacidad que tenemos, pero seguimos aquí”, destaca.

Las Violeteras, reflexiona Villalba, son un punto de encuentro y de escucha, de acompañamiento. Puede acercarse quien lo necesite, afirma Laura, pero no ofrecen servicio profesional psicológico o asesoría especializada. “Pero conocemos los recursos y podemos asesorar a quien lo necesite, para que las personas afectadas, víctimas de violencia de género por ejemplo, puedan encontrar un espacio donde sentirse cómodas y recibir ayuda”, señala.

Visibilizar es la palabra clave. “Visibilizar las violencias, las realidades, visibilizar nuestro papel”, explica. Es por ello que decidieron incluir el trabajo de Jimena González, 'Las magas del barro', una investigación prolífica sobre las mujeres cantareras de Mota del Cuervo, un trabajo feminizado y tradicional que se está “perdiendo”.

“Se trata también de una reivindicación del papel de la mujer rural, de los labores que ha llevado a cabo, de trabajos que siguen siendo trabajos, aunque no sean remunerados”, destaca Villalba.

Intervención callejera en Campo de Criptana

Esta es la “bandera y la contribución” de las Violeteras en un momento de avance del machismo, “el odio” y “la misoginia”. “El entusiasmo hacia el feminismo, lo hemos notado, se ha quedado estancado. Pero hemos conseguido romper con el estigma que había en el principio de las feministas 'radicales'. Ya nos conocen las otras asociaciones y la población general, y nos hemos ido haciendo hueco”, afirma.

La reflexión ahora es necesaria. “Siempre que hay una ola, en este caso fue la del feminismo, luego viene cargada de retroceso”, señala Villalba. Es algo que “históricamente ha pasado”. “Pero tenemos que encontrar el modo de lichar contra la desinformación y los bulos, dotarnos de herramientas y escuchar a los más jóvenes, porque lo primero es entender por dónde llegan estos mensajes. Tenemos que escucharlos. Y conocerlos”, resalta la activista.

Las Violeteras de Campo de Criptana

El trabajo no para tras su décimo aniversario. Las Violeteras quieren seguir animando a la población, y no solo en Campo de Criptana, a seguir participando en sus actividades, descubriendo un relato diferente desde el corazón manchego. Una autogestión cultural y social que también es posible en la España más rural. “Creemos en lo local, en lo pequeño, lo cercano y lo autogestionado. Creemos en el potencial de los recursos de los pueblos y el desarrollo comunitario”, concluyen.

Porque tal como reza el lema que corona sus páginas de redes sociales: “La revolución feminista será con mi pueblo, o no será”.

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