El castor europeo también ha llegado al río Tajo: “La hipótesis es que hay hasta tres familias”
El castor europeo también ha llegado al río Tajo. Investigadores del Centro de Estudios Animales (CEA), una agrupación de profesionales de la Zoología, han confirmado su presencia en el entorno de Zorita de los Canes y Almoguera, en la provincia de Guadalajara.
Marco Ansón y Celia García Prendes han recogido el hallazgo en un artículo publicado en Galemys. Spanish Journal of Mammalogy, la revista oficial de la Sociedad Española para la Conservación y Estudio de los Mamíferos (SECEM).
Se toparon con evidencias de la presencia del roedor mientras realizaban trabajo de campo en una extensa zona en la comarca de la Alcarria. “Allí hay una amplia biodiversidad y decidimos dedicar parte del trabajo que realizamos en el Centro de Estudios Animales a investigar sobre los vertebrados tanto mamíferos, como reptiles y aves”, explica Ansón.
En esta parte de la provincia de Guadalajara la biodiversidad se ve favorecida por la riqueza de hábitats que van desde las agroestepas, los bosques de encinas y coscojas y la ribera del propio río Tajo. “Tuvimos la suerte de avistar un ejemplar. Pudimos registrarlo como el primero en la cuenca del Tajo”.
A principios de este año 2024, se había detectado su presencia en el río Guadalquivir, en Jaén. Fue el tercer lugar de España donde se han encontrado ejemplares de forma reciente. “A principios el siglo XXI, en 2003 se reportaron por primera vez castores en España después de más de un milenio. Había desaparecido”.
Primero aparecieron en el río Ebro. “Se descubrió que una población de 18 individuos, habían sido liberados ilegalmente en esta cuenca. Intentaron eliminarlos, pero no se consiguió y actualmente está catalogada como especie protegida, en el listado de especies silvestres en régimen de protección especial”. Después llegaron al río Tormes, en la cuenca del Duero, mediante el mismo sistema.
En el caso de la provincia de Guadalajara, tras meses de seguimiento, cuenta este doctor en Paleozoología y especialista en vertebrados, “la hipótesis es que puede haber hasta tres familias de esta especie. Es posible que tengan capacidad colonizadora para dispersarse a lo largo del río, incluso aunque encuentren presas en el camino”.
A Guadalajara no llegaron por casualidad. “Los castores han venido en furgoneta”, ironiza el paleozoólogo. “Planteamos la hipótesis de una dispersión natural desde las otras zonas, pero dado que estos animales no tienen forma de llegar desde el Ebro y que su presencia en el Duero está cerca de Portugal, no es posible”.
“No digo que el castor no sea todoterreno y pueda moverse fuera del agua para dispersarse muchos kilómetros porque los animales son sorprendentes, pero se me hace raro en un medio actual tan antropizado. Es más factible que alguien lo haya trasladado”.
Marco Ansón cree que esa tesis es “más congruente” con el hecho de que, a partir de la población en el río Ebro, apareciesen otras en el Duero y en el Guadalquivir. La razón puede estar, dice, “en una fantasía personal para que los castores se extiendan por todo el país”.
El castor euroasiático (Castor fibre Linnaeus) es el roedor más grande que ha habitado Europa Occidental. Hay ejemplares que llegan a los 30 kilos. “Poca gente sabe que hay una especie de castor europeo, diferente al castor canadiense. Ocurre lo mismo con el lince”.
No es fácil ver a este tipo de roedores. “Son nocturnos y esquivos”. Eligen zonas acuáticas para vivir, ocupando ríos y humedales, en zonas con taludes donde pueden construir sus madrigueras y se alimentan de materia vegetal.
Marco Ansón y Celia García Prendes llevan estudiando a esta población de castores desde principios del pasado verano. Los primeros indicios apuntan a que su dieta será “estacional”, aprovechando diferentes recursos según cuál sea la época del año, y evitando así la dependencia alimentaria.
En España el castor puede tener efectos positivos, el problema es que aquí no damos margen a los espacios naturales porque siempre intentamos sacarles rédito económico. De hecho en nuestro país los bosques de ribera no existen"
¿Cuál será el impacto en la zona de colonización? “Los castores son especies ingenieras, afectan al hábitat en el que se encuentran”, señala este especialista en diversidad de vertebrados. Pone como ejemplo ocurrido en el parque norteamericano de Yellowstone. Allí los castores y los lobos consiguieron cambiar el paisaje. “En España puede tener efectos positivos, el problema es que aquí no damos margen a los espacios naturales porque siempre intentamos sacarles rédito económico”.
De hecho, recuerda que “en nuestro país los bosques de ribera no existen y es algo que se ha criticado mucho a raíz de lo ocurrido con la DANA”. Lo que se desconoce es cómo puede afectar al resto de biodiversidad. “Sería interesante realizar estudios en el Ebro que es donde más extendidos están. Es verdad que nuestros espacios fluviales están tan degradados y tan llenos de especies invasoras liberadas para pesca recreativa, que el daño ya está hecho”.
Hasta hace unos años no había castores en la península ibérica. Hay restos fósiles de la especie que datan del Pleistoceno y Holoceno, pero lo que los expertos no tienen muy claro es cuando desapareció. “El castor europeo se extinguió en tiempos históricos, seguramente por la presión humana. En la época romana todavía quedaban castores salvajes, pero no hay muchos restos y no se conoce bien su distribución exacta”.
Marco Ansón cita a José Antonio Riquelme, del departamento de Prehistoria y Arqueología de la Universidad de Granada, que en 1995 publicó un artículo describiendo el hallazgo de restos óseos de castor “de época ibérica” en Ronda (Málaga). Los huesos tenían evidencias de cortes y se cree que en aquella época el ser humano consumía castores.
“Ahora estamos trabajando para conocer mejor a la especie en esta zona de la Alcarria, junto al río Tajo, y delimitar su distribución. Son supervivientes natos, me gustaría saber qué tipo de presión sufrieron para llegar a extinguirse”.
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