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Laura García Bermejo, bióloga molecular: “El abordaje terapéutico del cáncer de páncreas es todavía ineficiente”

Laura García Bermejo, bióloga molecular, durante una entrevista el día de su cumpleaños, el 8 de abril de 2025

Inma Sánchez Morate

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Es una de las científicas más reconocidas de nuestro país. A esta doctora en Biología, investigadora y especialista en biología molecular y genética, le encantan las plantas, tiene dos perros y le gustaría que la gente que ha pasado o pasará por su vida, la recuerde como una mujer “muy humana, muy normal, porque los que me conocen lo saben”.

Apasionada de la investigación, Laura García Bermejo (Guadalajara, 1970) tiene tres hijos y desde hace veintitrés años y tres meses es la primera mujer que ha dirigido el Instituto Ramón y Cajal de Investigación Sanitaria (IRYCIS), uno de los centros de este tipo más prestigiosos de Europa, que cuenta con 42 grupos de investigación a bordo y que acoge a más de 1.200 personas trabajando en investigación e innovación.

Su caminar por la ciencia desde que terminó en la Universidad de Alcalá (UAH), con Premio Extraordinario de Licenciatura al mejor expediente académico (3,44 sobre 4), no ha logrado separarla de su Guadalajara natal, provincia de la que ha recibido la Insignia de Oro. “Llevo a Guadalajara en el corazón y en los genes”. “Nací en la antigua carretera de Zaragoza y allí pasé mi infancia, mi instituto. Estoy muy conectada a la tierra y me siguen conectando cosas tan estupendas como que la Fundación Siglo Futuro me proponga actividades. Guadalajara va conmigo”. El pasado mes de marzo la Fundación Siglo Futuro la nombró 'Patrona de Honor'.

La también inventora de 32 patentes, atiende a elDiario.es Castilla-La Mancha el martes, ocho de abril, en el madrileño Hospital Ramón y Cajal. Ese día, Laura cumple cincuenta y cinco años y está feliz porque, nos dice, “para nosotros es un honor alojar hoy a un consorcio excelente de investigadores europeos que están desarrollando un proyecto para luchar contra el cáncer de páncreas y que coordina el doctor Bruno Sainz del IRYCIS”

El de páncreas es uno de los cánceres más mortales “porque su abordaje terapéutico es todavía ineficiente”, lamenta aunque por fortuna, añade, “es un tumor raro con poca incidencia, pero uno de los más mortales porque la terapia no está todavía optimizada”.

Ocho países participan de este Consorcio multidisciplinar bajo las siglas REACH (Reversing Epitranscriptomic Alterations for CHemosensitization of Pancreatic Cancery) que está destinado a generar y validar nuevas aproximaciones terapéuticas al cáncer de páncreas, así como biomarcadores que permitan identificar qué pacientes, antes de ser tratados, van a responder o no. Es una de las líneas prioritarias del Instituto“. Hablamos con ella sobre esta y otras cuestiones.

 ¿Cómo de avanzadas están las terapias para combatir el cáncer de páncreas?

 Están poco avanzadas, pero hay mucha gente trabajando. El abordaje de este proyecto incluye la vehiculización por nanopartículas de manera que pueda llegar el fármaco al tumor evitando la toxicidad que tiene para el resto del cuerpo y reduciendo la dosis. Estamos compartiendo estos avances que en tres o cuatro años puedan estar, a lo mejor, en una fase inicial de estudio clínico.

¿Cómo se siente dirigiendo el Instituto Ramón y Cajal de investigación sanitaria y siendo la primera mujer que lo hace?

Para mí ha supuesto algo tremendamente inesperado. Me honra y al mismo tiempo siento a mis espaldas esa responsabilidad todos los días, porque es un instituto con más de 1.200 investigadores de altísima excelencia que todos los años están entre los más importantes del planeta.

Siendo una chica de Guadalajara que decidió estudiar biología en la Universidad de Alcalá, a la que le gustaba mucho investigar y que quería ayudar a los pacientes desde la investigación, y no tanto desde la clínica, ha sido un sueño realizado culminar mi formación, tener la oportunidad de incluirme en este hospital y 24 años más tarde ser su directora.

¿Cómo han cambiado las cosas desde la primera vez que entró en un laboratorio?

Pues han cambiado mucho en los treinta y tres años que llevo yo dedicada a la investigación.  El acceso a tecnologías que tenemos ahora mismo es impresionante, aplicadas a la investigación biomédica y en hospitales. Han eclosionado en los últimos quince años y esto permite un abordaje de los pacientes mucho más individualizado, que se traduce en largas supervivencias y en curaciones completas en algunos de los casos.

Ha cambiado mucho también la forma en la que abordamos la investigación, que está pasando de ser vocacional a ser profesionalizada. No quiero decir que antes no lo fuéramos, pero es verdad que las nuevas generaciones que empiezan exigen ser consideradas profesionales en lo que compete a remuneración económica, estabilización en el sistema público y en el privado y desde ese punto de vista es muy loable que nos exijan mejores condiciones de trabajo, esperemos que sin perder la vocación altruista de contribuir a la sociedad que todos los investigadores llevamos en la sangre.

Laura García Bermejo, la sexta por la derecha, junto a investigadores europeos en la sede del IRYCIS, en Madrid, el 8 de abril de 2025

Los recortes que está haciendo la administración Trump en la infraestructura de investigación sanitaria de EEUU, ¿cómo los vive una científica?

Pues con mucha preocupación. No tanto porque esté en entredicho nuestra posición sino porque pone en peligro la capacidad que tenemos con nuestras investigaciones de ayudar a pacientes.

Y usted ¿tiene problemas de financiación?

El investigador siempre va a decir que la investigación esta infra financiada y nadie puede negar que cuantos más recursos haya, más rápido llegaran las soluciones a nuestros pacientes, pero es verdad que el IRYCIS tiene ya una larga tradición buscando financiación para su mantenimiento y somos uno de los más saneados. 

Ha cambiado mucho también la forma en la que abordamos la investigación, que está pasando de ser vocacional a ser profesionalizada

Un setenta por ciento de nuestra financiación es privada y el treinta restante, pública. Así se asegura nuestro mantenimiento y no paramos gracias a la profesionalidad de quienes trabajan en la Fundación para la Investigación Biomédica del Ramón y Cajal (FIBioHRC), nuestro órgano gestor, al que quiero hacer un reconocimiento público porque la búsqueda de apoyos y financiación es tan alta que, aunque vengan tiempos convulsos, que notaremos como todos los institutos, tenemos la sostenibilidad asegurada. Lo que nos anima son los pacientes y atender a la población.

¿Hay muchas mujeres en el Instituto Ramón y Cajal?

Cada vez más. Y en posiciones de liderazgo. Fui la primera. Para entonces ya teníamos algunas pioneras en la comunidad de Madrid, pero me alegra que en mi propio instituto cada vez más mujeres pasan a liderar los grupos de investigación. Recuperamos posiciones y es muy bueno que coexistan el liderazgo masculino y el femenino porque nos complementamos.

No nos resulta fácil llegar a puestos directivos, pero ¿en qué medida depende esto de nosotras mismas? En muchas ocasiones somos las mujeres las que no damos el paso

Yo diría que en una buena medida depende de nosotras, aunque no me atrevo a poner cifras. Pero necesitamos mostrarle a la sociedad que estamos igualmente preparadas que los hombres intelectualmente y desde el punto de vista de seguridad.

La Ciencia te concede una libertad mental y de pensamiento que creo tremendamente necesaria en estos tiempos convulsos e inciertos que corren. Es un subidón hacerse preguntas y ser parte de las respuestas

Animo a todas las mujeres a que demuestren su valía y que entren en una sana concurrencia competitiva con el resto de los compañeros hombres y que gane el mejor, y a ser posible la mejor, porque tenemos grandes dotes de liderazgo y herramientas que, aunque diferentes a las masculinas, contribuirán a la excelencia y al posicionamiento científico nacional e internacional.

¿Qué haría para mejorar la educación y la formación científica?

Básicamente pondría la curiosidad encima de la mesa. La investigación permite dar respuesta a cualquier pregunta que te hagas a ti mismo y que la sociedad nos haga. Tener la capacidad de responder esas preguntas y hacértelas todos los días, como exige la investigación, tiene un atractivo que pocas profesiones ofrecen. La Ciencia te concede además una libertad mental y de pensamiento que creo tremendamente necesaria en estos tiempos convulsos e inciertos que corren. Permítame ser coloquial y decir que es un subidón hacerse preguntas y ser parte de las respuestas.

¿Cuál cree que es la razón por la que nuestra sociedad se está volviendo tan acientífica?

No la calificaría de acientífica porque eso significa sin Ciencia y vivimos mejor gracias a los avances de la ciencia en todos los campos, no solo en el biomédico, también en el aeroespacial, en el agroalimentario, en las humanidades… Lo que si estoy notando es que nuestra sociedad a veces se queda sin criterios y sin ese pensamiento libre que permite rebatir a aquellos que ponen en duda los datos objetivos y los avances resultado de la ciencia.

Animo a todo el mundo a esa apertura de mente para conseguir argumentos con los que luchar contra quienes niegan la realidad. Eso es la ciencia, conseguir datos para realidades que son incontestables.

De entre todos los desafíos que tenemos ¿cuál cree que es el mayor problema sanitario en nuestro país?

Pregunta difícil. Le doy la vuelta en positivo porque los pacientes siempre nos van a presentar retos y desafíos todos los días, pero aquí estamos los científicos para abordarlos. Bienvenidos sean, lo que nos toca es trabajar por las soluciones.

Hace unos días escuché a una mujer decir que nos importan cosas que no deberían y no las que deberían importarnos. Decía que le gustaría distinguir bien entre ambas, para dejar un mundo mejor a sus hijos. ¿Qué te preocupa del futuro?

Preocupaciones siendo madre, todas, y ocupaciones muchas. Pero mi preocupación mayor es que mis hijos no olviden nunca los valores humanos como la honestidad, la lucha, ser una persona correcta, que no sean individualistas y que contribuyan a que el planeta y la sociedad sean mejores, como yo pretendo hacer. Lo conseguirán o no, pero que nunca dejen de luchar por ser unas buenas personas.

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