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El pequeño pueblo toledano de Pelahustán se erige como “tierra de acogida” de los niños de la Inclusa

Niña de la Inclusa con sus dos familias

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El responsable de Cultura y Educación de la Diputación de Toledo, Tomás Arribas, junto al alcalde de Pelahustán, Roberto García, y el teniente de alcalde y concejal de Patrimonio, Cultura, Educación y Acción Social, Isabelo Herreros, han presentado hoy, en el centro Cultural San Clemente, el proyecto “Pelahustán. Tierra de acogida”.

Se trata de una iniciativa, apoyada por la Diputación de Toledo, para recordar a los niños que llegaron al pueblo desde la Inclusa de Madrid desde 1890 hasta finales de los años 60 del siglo XX.

La casuística que llevó a miles de madres a dejar sus hijos e hijas, la mayoría recién nacidos, en la Inclusa de Madrid es tan compleja y variada como lo fueron los cuatro siglos de su pervivencia como institución. No hubo un solo motivo, sino multitud de ellos asociados a la pobreza, al desamparo, a la prostitución y a la discriminación de la mujer.

Este organismo, creado en 1563 bajo la premisa de la beneficencia y la caridad imperante de la moral católica, acogió niños y niñas durante más de 400 años, pero lo hizo de forma diferente a lo largo de su historia, conforme se fue transformado el concepto y la protección de la infancia. En ese recorrido, un afán de aperturismo llevó a la institución, desde finales del siglo XIX pero sobre todo durante la Segunda República, a enviar a los pequeños a algunos pueblos de las provincias limítrofes de Toledo, Guadalajara y Ávila, para su crianza y acogida.

Es este punto cronológico en el que se detuvo hace dos años la antropóloga Pilar Rodrigo para realizar su tesis doctoral, una continuidad del trabajo de fin de máster que la ha convertido en prácticamente una experta sobre esta histórica institución. Su periplo la ha llevado a recoger testimonios desde varios pueblos, “tierras de acogida”, de las tres provincias donde estos niños y niñas se criaron, Toledo, Guadalajara y Ávila.

El objetivo ahora en Pelahustán, con el trabajo de documentación de Isabelo Herreros, es “recordar para no olvidar”, ha dicho Tomás Arribas. “La Diputación de Toledo quiere mostrar su orgullo por los hombres y mujeres toledanos que acogieron a aquellos niños, algunos de los cuales siguen vivos y reciben esta propuesta municipal como una oportunidad para recordar y dar las gracias a sus familias de acogida”.

“Pueblos como Pelahustán de poco más de 300 habitantes, demostró una capacidad infinita para mostrarse solidario con quienes más lo necesitaron en aquellos años convulsos de nuestra historia. Las puertas de las casas del municipio no dudaron a la hora de recibir a aquellos niños, creando vínculos duraderos y eternos entre unos y otros, porque en sus primeros años de vida fueron acogidos por una familia que no era la suya, pero que acabaría formando parte imborrable de su existencia”.

“Pelahustán. Tierra de Acogida”

El alcalde de Pelahustán, Roberto García, ha recordado por su parte que lo que el pueblo quiere resaltar, con una exposición y una conferencia a cargo de expertos, es “la historia de las familias que acogieron a esos niños y criaron en sus casas, creando relaciones entre ellos que se recordarían durante toda la vida, convirtiendo a sus pueblos en ”Tierra de Acogida“.

El proyecto puesto en marcha por el Ayuntamiento contempla la inauguración de una exposición, que estará abierta al público por espacio de un mes, desde el sábado, 24 de agosto, y el mismo día se reserva para una conferencia de Pilar Rodrigo.

Según García, con ello se recuerda la historia de unos niños y niñas “que nacieron en la pobreza, con madres solas y con familias que no podían mantener a sus hijos; infancias recogidas por la beneficencia en establecimientos, donde quedarían marcados y estigmatizados por su origen como incluseros”.

“Pero también es la historia de las familias que los acogieron y criaron en sus casas, creando relaciones entre ellos que se recordarán durante toda la vida, convirtiendo a Pelahustan en la tierra de acogida”.

El alcalde ha recordado que “la crianza en los pueblos es también la historia de la vinculación entre los niños y sus familias, de la creación de lazos de parentesco, de madres que sienten a su hijo como propio, aunque no lo hayan parido, hijos que sienten a su madre como ”su verdadera madre“, hermanos sin lazos de sangre, pero ”con relaciones fraternales mantenidas a lo largo de toda una vida“.

Por su parte, el teniente de alcalde de Pelahustán, Isabelo Herreros, ha comentado que “el pueblo se llenaba de niños que pasaban allí sus primeros años de vida, aunque pocos se quedaban, pues la mayor parte eran devueltos a la institución a la edad de 6 años”.

Ha asegurado que hoy “encontramos que algunos buscan a su familia de crianza, recuerdan el olor de un guiso, el sabor de la leche, los juegos alrededor del fuego del hogar, las prácticas cotidianas grabadas en el recuerdo”.

Isabelo Herreros ha llevado a cabo un trabajo intenso de documentación, llegando a registrar a más de 30 niños “incluseros” en el municipio en la década de los años 50 del siglo pasado, tras encontrar documentación al respecto en el Ayuntamiento, lamentando, sin embargo, que un incendio anterior a la guerra civil acabara con muchos de los datos de niños anteriores a esa época.

Las protagonistas de esta historia son mujeres: las integrantes de Junta de Damas de Honor y Mérito que dirigían la institución, las “Hijas de la Caridad”, monjas que ejercían de maestras e imponían la disciplina, madres que no podían mantener a sus hijos, pero en especial amas de cría que criaron a estos niños integrándolos en sus familias y que en algunos casos acabaron por adoptar a los que cuidaron.

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