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Recuperar los cajeros en los pueblos de Guadalajara, un escudo contra la brecha financiera y la despoblación

Hiendelaencina, en Guadalajara

Francisca Bravo Miranda

26 de diciembre de 2020 20:12 h

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Hiendelaencina, 115 habitantes. El pueblo minero guadalajareño perdió hace unos meses la única sucursal bancaria con la que contaba no sólo esta localidad, sino también muchas de su alrededor. Se trata de un fenómeno que ha sido denominado como el 'éxodo bancario', ya que son miles las oficinas de bancos que han cerrado en los pueblos menos poblados, dejando a sus habitantes a la merced de servicios temporales, como los autobuses, o de tener que simplemente arreglárselas para poder ir al banco más cercano. Más cercano, como término relativo, pues muchas veces supone un día entero de desplazamiento, en especial para los que no tienen transporte propio.

Las cifras de este éxodo bancario son preocupantes, a nivel nacional. Se estima que en poco más de una década se ha cerrado el 50% de las oficinas bancarias, lo que ha traído consigo el despido del 37% de los empleados, según informa El País. La pérdida de servicios en las localidades más pequeñas de nuestro país, y de la región, va de la mano, como no puede ser de otra manera, con la pérdida de población. “Imagina lo que supuso el cierre de la oficina del banco, para un pueblo chiquitito, con gandaeros, con muchas personas mayores acostumbrados a tener una relación muy directa con la persona del banco. A la gente le dolió, porque ahora hay que desplazarse a otras localidades a hacer las gestiones”, explica el alcalde minero, Mariano Escribano.

Y reconoce que, efectivamente, una vez al mes viene “una especie de autobús” para hacer gestiones, pero es algo limitado, y que no sólo atiende a la ciudadanía de Hiendalaencina, sino que a todo el entorno del pueblo. Su propia madre, recalca, es una de las personas afectadas por el cierre de la oficina. “Cuando ella se queda sin dinero, soy yo la que tengo que hacerle las gestiones. Y la gente mayor siente miedo, porque antes a lo mejor con 50 euros pasaban la semana, pero ahora tienen que sacar más dinero para tener todo el mes y tienen miedo de que si la gente entra en casa, pues tendrán más dinero que perder”, explica. Eso sí, asegura que es uno de los pocos servicios que se han perdido en Hiendelaencina, porque “hemos luchado para que otros servicios no desaparecieran”.

El pueblo minero está lejos de ser el único de la provincia de Guadalajara afectado por esta realidad. Tras la decisión de Ibercaja y de CaixaBank de cerrar múltiples oficinas, comarcas enteras se han quedado sin sucursal en pueblos como Mandoya, Hiendelaencina, Espinosa de Henares, Yebra, Alcocer, Mazuecos, Budia, Villel de Mesa, Torremocha del Campo, Alustante, Anguita, Peñalver y Galve del Sorbe, según indican desde la Diputación.

Contra la brecha financiera

Para salvar esta 'brecha financiera', la Diputación de Guadalajara ha incluido en sus presupuestos de 2021 un aumento de inversiones y una “racionalización” del gasto corriente, que ha bajado en “casi un 6%”, explicó el presidente de la institución provincial, José Luis Vega. Y esta “racionalización” premitirá también incorporar nuevos servicios y reforzar también los existentes. Entre estas medidas, la diputación ha destacado como “novedad” la instalación de cajeros automáticos en localidades que han perdido sus servicios bancarios, una medida que no sólo quiere corregir la brecha financiera sino también funcionar como un escudo contra la despoblación. La previsión para 2021 es que se puedan instalar entre 30 y 40 cajeros automáticos, para lo que existe una partida de 295.000 €, y con la intención de continuar en ejercicios siguientes.

Ramiro Magro, diputado delegado de Obras y Servicios de la institución y también profesional del sector bancario con una larga trayectoria, explica que esta inicaitiva tiene especial interés dentro de las estrategias planteadas contra la despoblación, analizadas en conjunto con la Junta de Comunidades. “La brecha financiera ha de ir de la mano en la lucha contra la brecha digital”, reflexiona. Y esta brecha financiera, señala, se ha ido agrandando entre los 288 municipios, tras el cierre de la antigua Caja de Guadalajara que antes llegaba a más de 40 localidades y “hoy no llega a 12”, “lo mismo que pasa con Ibercaja”.

El presupuesto que se ha planteado, se basa en una estimación, apunta, tras distintas reuniones con entidades bancarias y ayuntamientos, por lo que la orientación inicial es de hasta 30 cajeros nuevos, que se irán instalando a lo largo de 2021, y siempre dependiendo de los contratos que se puedan acordar. “Volver a posicionarnos en pueblos que han sufrido el cierre de una oficina bancaria, es vital, y se tendrá en cuenta si la localidad cuenta con centro médico, farmacia, u otros servicios que los sitúen como un lugar de concurrencia, así como la población”, asegura. También en los pueblos en los que se cuenta con servicios como hoteles o casas rurales.

La importancia de la lucha contra la despoblación, recalca, es vital para la institución, pues considera que el fenómeno es “inexorable”, y por tanto las personas de las zonas con menos población necesitan apoyo. “Está dentro de los objetivos de la Diputación, y nos sentimos especialmente orgullosos de trabajar en este sentido”, afirma. “Los ayuntamientos donde ha cerrado la oficina nos han trasladado esta necesidad y la queja de la gente. Hemos llegado a comentar también la opción del autobús que vaya circulando, pero no es el mejor servicio y por eso hemos optado por esto”, recalca.

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