Los refugiados acogidos en el Centro de Migraciones de Sigüenza (Guadalajara), donde también se han cerrado sus puertas a la llegada de nuevos inmigrantes, mantienen contacto casi diario por WhatsApp con sus familias y, muchos de ellos, ya han dado claras muestras de su “tensión y preocupación” por el drama que el coronavirus pueda ocasionar en los países de los que tuvieron que huir, donde los recursos son menores.
El dispositivo de Sigüenza, referente en España, está lleno y mientras se prolongue esta situación, no llegarán más inmigrantes. Hay refugiados procedentes de países como Sierra Leona, Nigeria, El Congo y también de Venezuela o Colombia.
Lo que menos les preocupada ahora es poder salir a la calle porque, tal y como ha señalado a Europa Press el responsable de Accem en Castilla-La Mancha, Braulio Carlés, la mayor parte han tenido que soportar en su huida momentos duros de reclusión por persecuciones, y aunque están preocupados y su mayor desasosiego es por las familias que dejaron en su tierra.
Su día a día transcurre como el de casi todo el mundo ahora entre cuatro paredes del Centro de Migraciones de la ciudad del Doncel, donde rigen las mismas normas que en otros sitios y donde se entretienen con distintas actividades o en determinadas tareas laborales, según el caso.
Pero para Carlés, es indiscutible que este estado de alerta está llevando a algunos a recordar esos “malos y duros momentos que vivieron” al tener que dejar sus países, aunque precisamente por ello “están más acostumbrados a vivir situaciones complicadas y están aceptando esta sin ningún problema” aunque con tristeza y desasosiego.
El Centro de Migraciones de Sigüenza acoge en la actualidad a unas sesenta personas, no solo refugiados sino inmigrantes de distintas nacionalidades que, en general, se integran bien en el municipio seguntino, subraya el responsable de Accem.