El pasado 6 de enero, la región entraba en una situación que no se veía en décadas. La borrasca 'Filomena' se instaló encima de Castilla-La Mancha y no dio tregua durante días. 72 horas de nevada sin parar en lugares como Toledo, un fenómeno ya olvidado por la población que primero salió a disfrutar de la nieve ahora se enfrenta a las consecuencias menos bonitas de una nevada prácticamente sin precedentes. “Nosotros ya empezamos a avisar desde el Día de Reyes, hablábamos de la gran nevada en Madrid y en Toledo. Sabíamos que el ojo dela borrasca 'Filomena' se iba a instalar en esa zona”, asegura Paloma Castro, responsable de la AEMET en Castilla-La Mancha.
No sólo la AEMET avisó del fenómeno que se acercaba a la región, y en general al centro de España. El climatólogo Jonathan Cantero, el metereólogo de Castilla-La Mancha Media, recalcaba que las predicciones auguraban nevadas como no se habían visto en décadas, y advertía de los peligros que podía suponer para la población. “Hablamos de una situación difícil”, recalcaba el profesional, ya antes del Día de Reyes. Y de hecho, el día 5 de enero, el servicio del 112 de Castilla-La Mancha, tras recibir la alerta por parte de la AEMET, enviaba avisos masivos a Ayuntamientos, servicio de Protección Civil, Diputaciones, Policía Local y demás servicios y organizaciones
El 112 recuerda que, efectivamente, se sabía lo que se venía. “Tuvimos reuniones internas de coordinación, de nuestro personal para poder prepararnos para lo que serían estos días. El servicio recibió, según informó el consejero de Hacienda y Administraciones Públicas, un total de 47.000 llamadas, cerca de 7.000 al día, y debió gestionar 2.900 incidentes que se conocieron a través del teléfono. Desde el servicio recuerdan que el día 7 de enero, a las 8 de la mañana ya había 28 incidencias en la región, pero que los centros de salud y hospitales estaban ”despejados“ y que se atendió a quien se necesitase.
Desde el 112 se mantuvieron conversaciones con la UME sobre la decisión de preposicionarse en la Base de Los Llanos, de Albacete, que es la zona más alejada de la región desde la base del I Batallón, que está en Torrejón de Ardoz, ante la posibilidad de que fuera necesaria su actuación en esa zona por la llegada de la borrasca Filomena. También, se contactó con el servicio público de teleasistencia de la Junta, para que difundiera las previsiones de Aemet, y medidas de prevención a los usuarios de este servicio, fundamentalmente personas mayores.
“No siempre las administraciones entienden qué ocurre con el tiempo, y algunas han visto que no daban abasto con sus recursos. La borrasca ha estado muy bien anunciada, y nos han dado la enhorabuena desde todas las administraciones”, asegura Castro, de la AEMET. Además, señala que la agencia ha mantenido reuniones diarias con el servicio del 112, Protección Civil y también Protección Civil de Guadalajara, cuyo nivel de organización “ha sido muy importante”, debido a la serranía.
A Albacete, recuerda, llegó la Unidad Militar de Emergencia el mismo 6 de enero, y los problemas en la provincia de Cuenca se registraron sobre todo al sur de la provincia y en la zona de la serranía. En Guadalajara se registraron más incidentes, como la caída de tejados, achiques en colegios, desprendimientos de fachadas, tejas, rótulos y los problemas que ha generado el hielo. “Por eso decíamos que era mejor despejar en cuanto acabase de nevar”. Toledo, afirma, ha sido la que peor lo ha tenido, con accidentes de tráfico, camiones que patinaban, achiques en muchas casas, tuberías congeladas, cables caídos, y caídas de personas mayores. “Mucha gente ha tenido que ir a la UCI por caídas fuertes de cadera”.
“Puede que la sensación en Toledo es que no se ha tomado en serio, pero no es así. Las características de la ciudad han hecho que sea muy difícil despejar de nieve y el hielo”, recalca Castro. Además, ha resaltado la importancia que ha cobrado la colaboración ciudadana, a pesar “del shock” que ha supuesto para muchos.
Efemérides metereológicas
Por otro lado, se han registrado mínimas históricas de una ola de frío que todavía no tiene visos de acabar. En Toledo, el observatorio de la AEMET registró el 12 de enero la mínima baja histórica, con 13,3 grados bajo cero, sólo superada por los 14,4 grados bajo cero registrados cuando el observatorio todavía estaba en el casco histórico. El 13 se registraron 11,9 grados bajo cero y el jueves 14 de enero, 10,5 grados bajo cero. Todas temperaturas que son efeméride ya y que superan los valores registrados desde el año 1981.
Otras localidades de Castilla-La Mancha como Molina de Aragón registraron también efemérides “muy importantes”, como los 25,2º bajo cero del día 12, o los 21,6º bajo cero de este jueves 14 de enero. Sin embargo, Castro advierte de que se trata de situaciones “muy puntuales”, porque la borrasca ha tenido un comportamiento inusual. Normalmente llegan desde Estados Unidos a Inglaterra y luego bajan, pero en este caso, la corriente de las Azores hizo de “paredón”, por lo que la borrasca llegó incluso a Canarias, y rebotó desde el norte de África para llegar al centro de España, donde se quedó de forma estacionaria durante 3 días sin moverse. “Es muy raro, normalmente vienen del norte y en esta ocasión llegó del sur.
Seguiremos “congelados” eso sí, todavía por lo menos una semana, gracias a un anticiclón de las Azores que provoca “inversiones térmicas” que hacen que las mínimas se alcancen a las 12 y a la 1 de la mañana, algo “muy raro”. Esto hace que el hielo tarde mucho en derretirse, y hasta que no llueva fuertemente, no se irá todo de golpe, lo cual está previsto para el miércoles de la semana que viene. “Se ha reaccionado de manera fenomenal, aunque poco a poco toca cuantificar daños y arreglar lo que se pueda. Paciencia, porque estaremos una semana más congelados”, concluye Castro.