El salario medio mensual fue de 1.787,42 euros brutos en 2016 en Castilla-La Mancha, según los últimos datos del INE extraídos de la Encuesta de Población Activa. El dato apenas varía en relación a 2015, pero no porque se mantenga el nivel de ingresos. Según apunta CCOO, la causa es la variación experimentada por la población asalariada que crece y la reorganización de la misma en los distintos deciles salariales. Así, se produce un aumento de las personas con salarios medios-bajos y bajos y un descenso notable de quienes tienen salarios medios-altos.
La secretaria regional de Empleo y Políticas Sociales del sindicato, Mª Ángeles Castellanos, precisa que, en este sentido, en 2016 hubo un incremento que supera las 22.000 personas entre quienes cobran menos de 1.500 euros brutos, 6.000 de ellas cobran menos de 450 euros, y hay un descenso en torno a las 10.000 personas entre quienes tenían salarios entre los 1.700 y los 1.900 euros brutos.
Con ello, Castilla-La Mancha se encuentra “muy alejada” de las comunidades que tienen salarios más altos. Por ejemplo, en Euskadi se encuentra la mayor concentración de salarios elevados con un 45,2% de asalariados con ganancias por encima de 2.137 euros mensuales, porcentaje que en el caso de Castilla-La Mancha es del 26,5%). Señala que en esta región el 30% de las personas asalariadas ganan entre los 460 y los 1.126 euros brutos al mes y sólo el 8% supera los 3.000 euros.
El tipo de contrato es uno de los factores determinantes del nivel salarial: los niveles salariales más bajos tienen más peso entre quienes tienen contratos temporales y los niveles salariales más altos tienen más peso entre los contratos indefinidos. Castellanos recuerda que Castilla-La Mancha es una región con elevados índices de temporalidad, donde los sectores con salarios más altos tienen poca presencia y donde, según los datos de la Seguridad Social, el 34% de los asalariados en el Régimen General llevan menos de un año de alta en la actividad. “Irremediablemente vamos a tener salarios bajos, incluso muy bajos; hay más de 115.000 personas asalariadas que ganaron menos de 850 euros al mes”.
“Si carecemos de los factores que determinan salarios decentes los esfuerzos han de ir encaminados, por un lado, a conseguir esos factores (más estabilidad en el empleo con más contratos indefinidos y carreras profesionales más largas) y, por otro, a corregir algunos aspectos de estos factores, trabajar en la agricultura o en la hostelería no tiene que implicar cobrar salarios de miseria. Por tanto, hay que corregir la precariedad que afecta a determinadas actividades mejorando la calidad del empleo en los mismos y también la distribución de la riqueza que generan”, concluye.