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'El silencio de otros', retrato “en presente” de la lucha de las víctimas del franquismo

Ascensión Mendieta, hija de uno de los represaliados del franquismo

Carmen Bachiller

Ascensión Mendieta recuperaba en 2017 los restos de su padre, Timoteo, sindicalista de la UGT fusilado en el cementerio de Guadalajara después de la Guerra Civil, en 1939 y enterrado en una fosa común. Toda una vida luchando por un objetivo que llegó gracias a una orden internacional de exhumación, en el marco de la llamada 'querella argentina' que investiga los casos de víctimas del franquismo.

María Martín no tuvo tanta suerte. En 2014 murió sin haber podido recuperar los restos de su madre, Faustina López, enterrados en una fosa común bajo una carretera construida en plena Transición entre Pedro Bernardo (Ávila) y Buenaventura (Toledo) tras ser asesinada en 1936.

Sus historias son algunas de las que aparecen en ‘El silencio de otros’, un documental dirigido por Almudena Carracedo y Robert Bahar que cuenta con la producción ejecutiva de los hermanos Almodóvar, Agustín y Pedro junto a Esther García, a través de ‘El Deseo’. “Cuando les enseñamos el trabajo se quedaron emocionados. No se trata tanto de dar información, sino de llegar al corazón”, cuenta Carracedo.

Esta madrileña nacida en plena Transición española decidió lanzarse al proyecto “cuando en 2010 empezaron a conocerse los temas de los bebés robados. Junto a su marido, Robert, acababa de terminar el rodaje de ‘Made in L.A.’ (‘Hecho en Los Ángeles’), película ganadora de un Premio Emmy que documenta la historia de tres inmigrantes latinas, costureras en Los Ángeles, que se embarcan en una odisea durante tres años para conseguir protecciones laborales básicas en una famosa tienda de ropa. ”Pensé en por qué no hacer algo aquí, en mi propio país. Era importante contar el legado del franquismo en España y nos encontramos con la querella argentina“.

Almudena Carracedo y Robert Bahar empezaron filmando “todo el movimiento social” y los primeros pasos de este proceso judicial auspiciado por la jueza argentina María Servini que sirvió para que en España se realizase la primera exhumación de una víctima del franquismo bajo tutela internacional: la de Timoteo Mendieta.

Lo que se vislumbraba como un proyecto de corta duración se terminó convirtiendo en siete años de trabajo, 450 horas de rodaje y “seguir muchas, muchas historias”. Estuvieron en Argentina para recoger la declaración judicial de Ascensión Mendieta ante la jueza Servini. “Nuestra cámara era la única presente. Entonces había muy pocas esperanzas y, sin embargo, lo bonito es que seguimos el caso en las victorias y en las derrotas hasta llegar al momento, tan importante para ella, en el que se pudieron exhumar los restos de su padre”.

“La querella argentina era un tren que avanzaba y a partir de él podíamos contar la historia en presente”, explica. Y es que el documental no habla de lo ocurrido en el pasado, sino de “la lucha de una serie de personas, víctimas y supervivientes, que han decidido buscar justicia y romper el silencio”.

Al principio pensaron en desarrollar dos versiones: una internacional y otra para España. Al final, una sola les ha bastado. “El objetivo era contar la historia desde el punto de vista de las personas, humanizar el tema. Muchas veces solo se habla de números y este discurso en España está como muy aprendido. Tendemos a decir siempre lo mismo”.

Carracedo cree que los jóvenes menores de 35 años “conocen muy poquito de esta situación” y pensaron en que “los espectadores pudieran sentarse durante 90 minutos y sentirse en la piel de los personajes. Eso, desde nuestro punto de vista, es lo que consigue generar un diálogo porque te das cuenta de que podrías haber sido tú, tu abuelo o abuela o tu madre o padre”.

El caso de Faustina López, enterrada en una cuneta entre Ávila y Toledo

“El de María Martín es un caso tristísimo que desafortunadamente representa la realidad de miles y miles de personas en España”, cuenta la cineasta. El documental también recuerda cómo se llevaron a Faustina, “una campesina a la que asesinaron y que quedó enterrada en la cuneta. El padre de María intentó por todos los medios llevarla al cementerio pero nunca le dejaron”. María Martín le prometió a su padre en el lecho de muerte que lo haría. No fue posible. “Se murió con ese dolor. Eso lo dice su hija que retoma, en cierta manera el testigo que su madre le pasó”.

Tenía seis años cuando se llevaron a su madre. A los 81, se sentó ante el juez instructor del Tribunal Supremo, Luciano Varela para declarar sobre la desaparición de progenitora el 21 de septiembre de 1936 en Buenaventura, provincia de Toledo. A Faustina se la habían llevado junto a otros 27 hombres y tres mujeres “por no tener mil pesetas que le habían pedido”. Su testimonio judicial en 2012 se circunscribió a la causa que se había abierto contra el juez Baltasar Garzón por investigar las desapariciones durante la Guerra Civil, y quedó para siempre en el texto teatral ‘El pan y la sal’, de Raúl Quirós, estrenado en el madrileño Teatro del Barrio, en la voz de la actriz Núria Espert.

La palabra ‘silencio’ que forma parte del título es una de las claves del documental. “Es muy importante y da lugar a muchas interpretaciones”, dice Almudena Carracedo. “Todos pensamos que el silencio fue de otros y realmente, y planteo la pregunta, fue de todos y de todas. ¿Cómo hemos llegado a esta situación en 2018? ¿Cómo es posible que un país como España, con instituciones democráticas fuertes, pueda permitir este tipo de cosas? Es muy fuerte. Y como sociedad tenemos que prestar atención, de una vez”.

Reconoce que en España existe quizá “un sentimiento un tanto cansino” al pensar que puede tratarse de otra película sobre la Guerra Civil. “Nuestra película no es de la Guerra Civil sino del presente, de quienes no han obtenido ninguna reparación, ni siquiera han sido reconocidas como víctimas” en una cinta, sostiene, alejada de posturas de parte o idealizadas.

Premio del Público y Premio Cine por la Paz en la Berlinale

El documental se estrenó en la sección Panorama de la Berlinale y recibió hace una semana el Premio del Público y el Premio de Cine por la Paz de la Fundación Heinrich Böll. “Ya no podemos hablar de revanchismo y el Premio de la Paz en Berlín posiciona a la película como un documental que busca el diálogo que está pendiente en España”, asegura su directora.

Francisco Vargas Mendieta, nieto de Timoteo Mendieta fue una de las 24 personas que acompañaron al equipo en el escenario de la Berlinale. “Fue increíble, la gente aplaudiendo en pie. Tremendo”, nos explica. Almudena Carracedo recuerda que “la película pertenece a los miles de víctimas y era muy importante que pudiéramos disfrutar del premio juntos”. Destaca la “reacción espectacular del público, haciendo preguntas y absolutamente emocionado y comprometido con ese proceso de paz”.

Mira con cierta envidia a Alemania, un país que también vivió “un horror con el que ha decidido lidiar de otra manera: con errores pero con un compromiso de la sociedad alemana de estudiar y aprender de su pasado”. Algo de eso cree que está ocurriendo en España en los últimos diez años: “Se ha producido un proceso de recuperación del pasado para aprender en el presente. Estas historias antes no estaban en los medios de comunicación. Estamos recibiendo muchos mensajes de gente joven que quiere aprender y conocer ese pasado. No sé si tengo una visión optimista o si realmente hay una nueva ola de repensar el presente”.

Actualmente trabaja en planificar el estreno del documental en España. Todavía no hay fechas pero no solo quieren estar en los cines sino llegar “a todas partes para que la película sea vehículo de conversación para todos”. Ese será otro proceso, con un impredecible desenlace.

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