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El acceso de menores a la pornografía, una asignatura pendiente que se mantiene “en silencio” y “descontrolada”

Europa Press

Alicia Avilés Pozo

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Los y las adolescentes ven pornografía por primera vez a los 12 años y siete de cada 10 la consumen de forma frecuente. Fueron los demoledores datos del estudio '(Des)información sexual: pornografía y adolescencia' que en Save The Children elaboraron hace cuatro años. Desde entonces, según diferentes indicadores, los datos no han cambiado. Es más, varios informes han vinculado el acceso temprano al porno con los repuntes de violencia machista o sexual.

Pero no es una cuestión en la que dos datos lo resuelvan todo y el punto A lleve al punto B. El acceso de los menores a la pornografía ya se ha querido regular en España y las herramientas que ha querido poner en marcha el Gobierno están demostrando la complejidad del problema.

A principios de este año, el Consejo de Ministros aprobó un informe en el que se detalla la hoja de ruta que prevé seguir con el objetivo de “proteger a los menores del porno” en internet. Este documento, elaborado por el Ministerio de la Presidencia, Justicia y Relaciones con las Cortes, tiene como objetivo “dar respuesta al problema social” del acceso a pornografía por parte de los chicos y chicas, una realidad “ante la que no podemos permanecer impasibles ni como sociedad ni como Gobierno”.

El plan consta de tres patas: por un lado, el desarrollo de una ley integral “para la protección de los menores en internet”, también una estrategia disciplinar que aborde ámbitos como la educación, la igualdad y las competencias digitales y en la que trabajarán varios ministerios así como el grupo de expertos creado hace un mes por el Ministerio de Juventud e Infancia, y por último, la puesta en marcha de una herramienta “pionera” de verificación de la edad que está en desarrollo por parte de la Agencia de Protección de Datos y la Fábrica de Moneda y Timbre.

Esta última medida, en forma de app, todavía no se ha desarrollado y es la prueba de las dificultades técnicas que implica una regulación de los accesos.

“No es que nadie ponga en duda que los menores deban o no acceder, es que es complicado tecnológicamente debido a que es difícil ponerle puertas al campo y a que conforme avanza la técnica, también avanzan las formas de saltarse cualquier protección”. Así lo explica el magistrado Benjamín Sánchez Fernández, miembro del Secretariado de Juezas y Jueces para la Democracia. Es el coordinador de unas Jornadas “Pornografía, violencia y deshumanización” que durante los días 22 y 23 de octubre se celebran en el Colegio de Abogados de Ciudad Real y que debaten sobre las consecuencias de la exposición sexual para los menores.

Se trata de un evento protagonizado por juristas que se realiza cada año en Ciudad Real, vinculado con la igualdad. En años pasados se han centrado en la prostitución, en la trata de mujeres o en la violencia machista. En esta ocasión, la asociación ha querido poner el foco en una cuestión que considera que necesita “debate y reflexión”.

Sánchez Fernández recalca que la pornografía es uno de los factores que está detrás de ciertos repuntes de la violencia machista y sexual entre los jóvenes. No es la única causa, destaca, pero sí una de las importantes.

Pero, partiendo de esa premisa, reconoce la dificultad de afrontar el asunto, sobre todo por “la complejidad técnica de cómo poner puertas al campo”. “Uno de los problemas es la capacidad real que puede tener un Gobierno para controlar un fenómeno que hoy por hoy está descontrolado”.

La pornografía no un fenómeno nuevo, es tan antigua como la humanidad, pero ahora se difunde con herramientas nuevas y se accede de manera individual. Eso es muy difícil de limitar

Para el magistrado prohibir el acceso de los menores al porno “invita a poca discusión”. “Hay que hacerlo, igual que se les impide la compra de bebidas alcohólicas o el acceso a los locales de juego. Se pueden plantear diferentes opciones, pero el problema siempre va a ser técnico”.

“La pornografía no un fenómeno nuevo, es tan antigua como la humanidad, pero ahora se difunde con herramientas nuevas y se accede de manera individual. Eso es muy difícil de limitar. Muchas páginas web ni siquiera están dentro del ámbito de la Unión Europea, y en el mundo de la tecnología, conforme salen regulaciones, también se multiplican las maneras de burlarlas”, argumenta.

De cualquier forma, consideran en la asociación que el problema no solo hay que enfocarlo en medias “delimitativas” o “prohibitivas”, sino también a través de las familias. “Si la tecnología evoluciona, la educación también tiene que hacerlo, con nuevos enfoques, para que los menores puedan desenvolverse en estos entornos de una manera segura”.

Benjamín Sánchez también pone el acento en los “derechos en conflicto”. Explica que cuando la pornografía se realiza entre “personas adultas y libres”, en principio es una “actividad lícita”, son actores y actrices. “Ahí está el derecho de esas personas a la producción económica y a su trabajo”. Pero, por otra parte, señala la necesidad de proteger a la población vulnerable, además de “los vínculos con la posible cosificación de la mujer y el trato denigrante”.

Los límites a la libertad de expresión o “mirar hacia otro lado”

Afirma que algunos estados de la Unión Europea se han planteado límites a los contenidos del “porno duro”, pero esa cuestión choca con el derecho de emisión de esas películas que “en teoría no estarían fuera de la ley”. Además, remarca que “poner límites a la libertad de expresión es peligroso, da pie a una forma de censura puede ser un problema”. “Pero lo contrario, mirar a otro lado, que es lo que estamos haciendo ahora, tampoco es una solución”.

Por todo ello, está convencido de que esta cuestión requiere un estudio y “reflexiones muy serias y objetivas”, sobre todo en lo que afecta a la igualdad de género y “siempre teniendo en cuenta que internet ha revolucionado el propio concepto de pornografía”.

Lo que le llama especialmente la atención es el “poco caso” que se hace a este debate desde la sociedad. “Yo mismo tengo dudas en relación con todo esto, pero lo que más llamativo me resulta es el silencio que hay, que apenas se hable ni se reflexione. Insisto, para abordar todo esto debe existir un debate serio que hoy por hoy a nivel social no se da”.

Y, por último, señala el magistrado que otra cuestión para reflexionar es que quizás los estados “no sean el marco regulatorio más adecuado”, sino que debiera hacerse a nivel europeo y con un amplio consenso social.

Durante las jornadas organizadas en Ciudad Real se aborda la pornografía también en sus vínculos con otras cuestiones como la inmigración, la trata, la exploración social, la complejidad jurídica o las investigaciones judiciales. Todas ellas con el ánimo de “aportar algo a ese debate y que podamos encontrar soluciones”.

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