Amador Pastor (Cuenca, 1980), el nuevo consejero de Educación, Cultura y Deportes de Castilla-La Mancha llega, por así decirlo, directamente desde la escuela rural. Su trayectoria profesional comienza hace 20 años como maestro en el Centro Rural Agrupado (CRA) San José de Calasanz, en la pequeña localidad de Palomares del Campo. Fue tutor, jefe de estudios y director del centro. Una trayectoria que ha sido “escalable”, señala, desde su especialización en Educación Primaria hasta llegar a consejero, pasando por delegación provincial, dirección general y viceconsejería.
Se siente seguro en el cargo. Ha estado al frente de tres áreas “muy potentes”, como la dirección general de atención a la diversidad, programas educativos y la formación profesional. “Hemos visto que la educación en Castilla-La Mancha se ha ido consolidando en aspectos que mejoran la calidad educativa, exceptuando el periodo de máximos recortes vividos entre 2012 y 2015. Se dieron muchos pasos atrás, pero se han ido levantando los derechos de profesorado, alumnado y familias”, resalta.
En 2011, era director de su CRA. “Me tocó vivir cómo mi escuela rural, que tenía seis localidades, cerraba en tres y se mermaba la plantilla docente a la mitad. Vivimos situaciones muy dolorosas, alumnos de cuatro años que tenían que trasladarse 45 minutos en autobús para llegar al cole. Pero lo más doloroso fue la falta de dialogo. Con los centros, las familias. De 126 alumnos que teníamos, la matrícula cayó a la mitad, porque muchos decidieron trasladarse a la ciudad”, recuerda.
“No es que un centro educativo sea el único factor o el principal para que un pueblo se mantenga, pero desde luego es decisivo. Si hay oferta de servicios públicos, las familias pueden vivir en su pueblo. Cuando los suprimes, podemos hablar del fin del pueblo”, relata. Por eso, señala, la apertura de estos centros en 2015 fue un “alivio”.
Me tocó vivir como en mi escuela rural se mermaba la plantilla docente a la mitad
Durante este verano, España ha vivido una situación excepcional después de que la selección femenina ganase el Mundial de Fútbol. ¿Cómo se quiere impulsar aquí el papel del deporte femenino y qué políticas se pretenden seguir para ello?
Estamos todos muy concienciados. Todas las consejerías tenemos una unidad de género con políticas transversales y que cobra especial importancia en la nuestra. Nos anticipamos a implantar un plan de igualdad en los centros, de forma voluntaria y que fue el precedente de los planes de hoy. Queríamos reducir las brechas de género relacionadas con todo: desde los juegos a la orientación laboral.
En el deporte tenemos una hoja de ruta muy marcada y lo que ha ocurrido este verano no ha servido para nada más que para visibilizarlo con más ahínco. En el deporte base, de entre 3 y 18 años de edad, estamos alcanzando cuotas de participación de las chicas, que eran muy bajitas, ya cercanas al 36%.
Damos así gran visibilidad y también flexibilizamos las dificultades que tienen a veces los clubes para inscribir equipos femeninos. Este tipo de deporte es sobre el que más trabajamos de la mano de la rama de Educación. Otra línea novedosa que quiero destacar es la formación de árbitras, juezas y preparadoras técnicas para fomentar el papel de la mujeres en la red de profesionalización del deporte.
¿Había presencia baja de las mujeres en estas funciones?
Sí, desde luego. Los clubes, federaciones y el ámbito deportivo en general, arrastran una tradición de funcionamiento en la que quizás no habían reparado. Alguna chica quizás pensaba que quería ser árbitra, pero había este bloqueo porque no había referentes. Por eso, queremos facilitarlo a través de estas ayudas, para allanar el camino hasta esta formación. Además, estamos trabajando constantemente en visibilizar a nuestras referentes, como Sandra Sánchez y Alba Redondo, tenemos muchos nombres en muchos deportes, mayoritarios y minoritarios.
Se puede pensar que en regiones como Castilla-La Mancha, con un carácter más rural, es más difícil llevar a cabo estas políticas. ¿Es así?
Claro que es complejo. Por la diversidad geográfica que tenemos, localidades muy grandes y ámbitos rurales muy pequeñitos. Pero nosotros intentamos llegar con las políticas de igualdad especialmente a todos los territorio. No queremos generar segregación ni por geografía, ni por género. Estamos dando pasos acertados y creo que somos ejemplo en mucho de lo que hacemos. Muchos deberían fijarse en lo que hacemos. Y somos muy estables, no nos va a perturbar ningún otro gobierno que quiera, por ejemplo, eliminar de los discursos la violencia de género. Nadie nos va a poner cortapisas para decir que queremos generar oportunidades de igualdad. Sabemos hacia donde tenemos que llegar.
¿Qué ha supuesto el Mundial de Fútbol femenino?
Ya no va a ser igual que normalicemos distintas conductas. Veo el caso de la reportera que sufría una agresión sexual. Pero eso ya no está normalizado. El Mundial ha sentado un precedente para decir 'no es no' y para decir 'estos son mis límites'. Lo vivido en el deporte pone el ojo en determinadas conductas que, en tiempos pasados, pudiesen ser normales, pero que ahora no. Y no sólo en este ámbito: empresariales, laborales, o incluso entre amistades.
¿Qué papel quiere cumplir su departamento en esto?
El lema de nuestra consejería es que la Educación es la base de la igualdad. Desde la educación, que es el arma más poderosa que tenemos para que haya ciudadanos respetuosos y convivientes, es lo más importante. Pero no podemos hacerlo solos. Necesitamos construir igualdad con las familias, para que el mensaje que trasladamos se vea reforzado también por las conductas participativas que hay entre familia y amigos.
¿Cree que se tiene en cuenta la importancia también de los centros deportivos en las zonas rurales?
Estamos en esa lucha, claro. Para que todo el sistema público y de políticas pública lleguen a todos los territorios. Y a todas las personas. Es importante y costoso, pero hay aspectos que no se pueden medir sólo por el esfuerzo económico, en el centro de las políticas han de estar las personas. Pero necesitamos de ayuntamientos, diputaciones, familias y medios para visibilizar cualquier entorno. Queremos poner el acento en las localidades más pequeñas, porque hay otras entidades que puedan ofrecer este tipo de servicios. O llega desde lo público o no llega.
Y nunca se sabe dónde estará la próxima Alba Redondo...
Claro, puede estar en un pueblo de cien habitantes. Y es difícil, porque puede que no tenga un club cerca o patrocinadores que apuesten por ella, simplemente porque no tiene una infraestructura.
Durante la última legislatura hubo varios atentados contra el patrimonio rupestre. ¿Qué se pretende hacer para evitar que se repitan estas situaciones?
No pararemos de ejercer nuestra labor de conservación de patrimonio, su protección y la prevención de atentados y visitas responsables también. Es muy difícil controlar todo lo que ocurre alrededor. Pero lo más importante es hacer visibilización de nuestro patrimonio, porque creemos que es fuente de riqueza.
Pero este tipo de políticas culturales son muy recientes y todavía hay mucho por desarrollar.
Sí, desde luego. Y no viene todo de la Junta, viene de otras muchas instituciones, como la Diputación, con iniciativas como 'Actuamos en Patrimonio'. Y todo sirve para decir: vamos a cuidar nuestro patrimonio que nos da visitas. No sé que pasa por la cabeza de la gente que descuida el patrimonio, pero entre tanto... ¿Qué haremos? Vigilar. Intervenir cuando proceda, y sobre todo hacer una apuesta por visibilizar. No nos vamos a cansar de hacerlo visible para generar conciencia sobre su importancia.
La periodista Lydia Cacho denunció la censura de su obra ‘La infamia’ en Toledo por el gobierno de PP y Vox. ¿Qué opina de que los artistas tengan que denunciar estas situaciones?
No hay que tenerle miedo a la cultura. Abres, miras y es una ventana hacia la libertad. Desde el Gobierno de Castilla-La Mancha no es nuestra práctica. Y allá donde tenemos competencias no aplicamos esa política de censura. Nos entristece que otros sí lo hagan y lo único que podemos hacer es solidarizarnos con el gestor el actor, el promotor cultural que ha visto limitada su libertad de expresión y decir públicamente que no es una práctica propia del siglo XXI. La censura fue de otra época y que ahora es el momento de defender la cultura.
Además, la ciudadanía va de manera libre. Y así puede descubrir nuevos horizontes y llegar a sus propias conclusiones. Pero las instituciones no pueden coartar el acceso a la cultura de la ciudadanía. Eso es la censura: limitar a la ciudadanía su acceso a la cultura. Y la ciudadanía es soberana.
"No hay que tenerle miedo a la cultura. Abre miras y es una ventana hacia la libertad"
Asume la Consejería en un momento de cambio en la política española. Con factores que no había hace un año, como la entrada de la extrema derecha en varias instituciones. ¿Cómo afectará a su trabajo?
Todavía no hemos tenido una reunión de trabajo con todas las autonomías, que es donde se ven todas las posturas. Tristemente, hemos pasado de tener compañeros y aliados en otros gobiernos autonómicos, con quienes compartíamos una hoja de ruta y un programa progresista, de blindaje a los servicios públicos, a ver retrocesos en las autonomías. Y claro, con la entrada de la derecha con la extrema derecha, se pueden vivir pasos atrás. Pero en Castilla-La Mancha tenemos estabilidad y una hoja de ruta muy clara, comprometida con la sociedad. Sí se complican los marcos de dialogo y consenso.
Tenemos grandes retos como país: la incipiente ley de Educación y se aproxima un marco europeísta para que la educación prepare a la ciudadanía en competencias, con una perspectiva transversal y multidisciplinar para que el alumnado tenga no solo un acumulado de conocimientos, sino que esté preparado competencialmente para su vida. También está en ciernes la Ley de Formación Profesional, que es la gran apuesta de los gobiernos de España y Castilla-La Mancha, para generar más oportunidades formativas. Estos dos retos legislativos necesitan mucho diálogo y consenso y preocupa saber cómo se establecerán estas relaciones.
No está mal para empezar en el cargo.
Son retos importantes, sí.
Los sindicatos insisten en sus reivindicaciones que mayormente señalan que se deben bajar las ratios de las aulas, las horas lectivas y reducir la precariedad y temporalidad de los contratos del personal docente. ¿Qué medidas piensa tomar al respecto?
Debemos diferenciar dos cuestiones: la ratio máxima, que establece 25 alumnos en Infantil y Primaria, 30 en Educación Secundaria y 35 en Bachillerato. Hemos vividos tiempos en los que la ratio estaba por encima de la legalidad, sí. Cospedal, cuando deja el gobierno, establece un decreto tras una legislatura con ratios altas y establece una bajada que evidentemente no se puede atajar. Las infraestructuras no estaban preparadas y las plantillas no estaban dimensionadas. Ahora estamos en una senda total de legalidad en cuanto a ratios pero sí es cierto que tenemos preocupación por los pocos nacimientos que estamos viendo durante los últimos años. Para garantizar la estabilidad de la red de centros, hemos apostado por hacer una bajada de ratios en Infantil. Son 22 reales, ni los 25 con los que comenzamos ni los 28 de Cospedal.
Respecto a las horas lectivas, es lo mismo. Hubo un marco en el que Castilla-La Mancha estaba igual que el resto de autonomías y esto no se puede revertir de un día para otro. Hemos necesitado estabilizar plantillas con grandes ofertas de empleo público y cuando estamos en esta tesitura abordando la bajada de ratios, estamos en disposición de bajar las horas lectivas en Secundaria. Este curso es la primera vez que se baja en el cuerpo de maestros, de 25 a 24 horas, y el año que viene tocará a Secundaria, de 20 a 19. Además, las plantillas orgánicas están diseñadas para 18 horas lectivas para poder generar traslados para el profesorado y acomodar su puesto de trabajo a sus necesidades.
¿Qué suponer para un cuerpo docente tan grande como el de Castilla-La Mancha obedecer el mandato de Europa de estabilizar los puestos de trabajo del personal interino? Existen todavía niveles de temporalidad que según los sindicatos llega hasta el 27%.
En Primaria es muy fácil reducir la tasa de interinidad, porque el trabajo del maestro cubre en casi la totalidad su horario con la materia que se le asigna. Pero es más difícil en Secundaria, porque las materias son optativas. Y si nos vamos a régimen especial, hay idiomas con poca demanda y no hay horario suficiente para generar un horario completo. Y no se puede sacar esta vacante a proceso. Te tienes que apoyar en el funcionario interino. Y tenemos un sistema de cobertura de las bajas, que se cubre por interinos. Y sería negligente no dar cobertura a estas necesidades contratando interinos.
Los interinos son necesarios y siempre va a haber un conjunto de profesorado interino porque son necesarios para cubrir estas situaciones. Nunca nos vamos a plantear que se deje de hacer la oferta educativa si no hay horario completo para un profesor. Y en cuanto a jornadas parciales, pues no se puede pagar una completa cuando la necesidad de horario no da para ello. Pero garantizamos por encima, y permítemelo, que el centro de la acción educativa sea el alumnado. Y el alumnado no puede ser el perjudicado.
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