Blanca Fernández: “Necesitamos un cambio de generación, quizás dos, para lograr la igualdad total”

Castilla-La Mancha, la comunidad autónoma que primero legisló contra la violencia de género, va llevar cabo un reforma de los recursos de acogida para las mujeres que sufren diferentes tipos de violencia. Quiere que las mujeres que sufren estas situaciones cuenten con protección jurídica pero también con más independencia y en ello se centrarán las políticas que en este sentido se lleven a cabo la próxima legislatura, si vuelve a ganar el PSOE tras las elecciones autonómicas del 28 de mayo.

Con motivo del 8M, Día Internacional de las Mujeres, y hablamos con la consejera de Igualdad de Castilla-La Mancha, Blanca Fernández, sobre estos asuntos y también sobre los pasos que todavía quedan para conseguir la plena igualdad, sobre la necesidad de evaluar de manera continua los mecanismos de protección de la mujer y sobre cómo los mensajes “negacionistas” y “reaccionaros” siguen suponiendo pasos atrás en la carrera por un mundo igualitario.

Llegamos a un 8M con el feminismo dividido, ¿cómo lo valora?

Quiero pensar que el feminismo no está tan dividido como parece, pero en cualquier caso, lo inteligente, como siempre, y de cara al 8 de Marzo, es encontrar los puntos de acuerdo, que en el feminismo son más del 80%. Hay muchas razones para estar unidas. La violencia machista, la violencia sexual, las distintas brechas desde el mundo laboral hasta todos los ámbitos de la vida que miremos... hay muchísima desigualdades y hay muchas razones para que el feminismo esté unido siempre y de manera especial el 8M. Hay que buscar temas que nos unen y no que nos separen. Me parecería más inteligente haber intentando hacer esto.

En este día siempre apelamos a la educación, a la prevención, pero da la sensación de que los pasos son pequeños en cuanto a los resultados. ¿Qué estamos haciendo mal?

Una sociedad no avanza linealmente, ni siquiera tiene por qué avanzar, porque hoy en día las sociedades son muy heterogéneas y por lo tanto muy complicadas. Pero ya tengo edad para echar la vista atrás y tener perspectiva vital, y creo que hemos avanzado notablemente. Sinceramente pienso que la gente joven se mira más de igual a igual que como lo hacíamos nosotros a su edad. Pero hay una frustración que comparto con nuestra generación, y es que que hubiésemos esperado que estuviera todo más superado y fuera mucho más natural. Esa frustración nos hace pensar que no hemos avanzado. El punto de equilibrio está en saber que hemos evolucionado, pero que tenemos riesgos y que no lo hemos hecho tan rápido como sería deseable.

¿Qué riesgos?

Son varios. El primero es que, en la medida en que somos iguales ante las leyes, hay una parte de la sociedad que compra el discurso del negacionismo, que utiliza una media verdad que es que, si somos iguales y no se nos tiene que tratar de manera distinta ¿por qué tiene que haber políticas que protejan a la mujer más que al hombre por el hecho de ser mujer? Eso es una discriminación, opinan. Es un discurso fácil de comprar porque la sociedad no tiene por qué estar informada de que las mujeres somos minoría en el ámbito de la ciencia, en todos los puestos de liderazgo empresarial o político, que los sectores más feminizados son siempre los más precarios, que las carreras profesionales de las mujeres son siempre las que se interrumpen cuando hay que criar, cuidar o proteger. Hay un montón de elementos para saber que el cambio es cultural, de mentalidad, se tiene que dar y para la igualdad plena necesitamos un cambio de generación o quizás dos.  

Por otro lado, la juventud ahora, como antes, está sujeta a estímulos externos, a modas, a la opinión de los medios y la publicidad, a los estereotipos de éxito. Y ha vuelto con fuerza el típico estereotipo sexista de mujer hipersexualizada que tiene que entrar en un canon de belleza determinado y esto a las chicas jóvenes les provoca daño. Además con la obligación de estar sobreexpuestas en redes sociales. Eso es un riesgo de retroceso.

En el caso concreto de la violencia machista, tuvimos un año 2022 devastador, especialmente en el último tramo. Seguimos viendo asesinatos todas las semanas. ¿Por qué no conseguimos frenarlo?

La violencia machista no vamos a erradicarla hasta que no tengamos una sociedad realmente igualitaria. Pero con igualdad material, no solo con igualdad de oportunidades o legal. En el momento en que miremos cualquier ámbito de la sociedad y veamos que el equilibrio es paritario y natural, será muy difícil hablar de violencia machista. Podremos hablar de otro tipo de violencias. Ese cambio cultural se está dando, es paulatino, y lo que hay que intentar es que no calen discursos que niegan el camino, porque dicen que ya está todo conseguido. Es muy arriesgado parar. Hay que seguir avanzando.

¿La legislación también tiene que avanzar?

Yo soy una firme defensora de que la legislación de nuestro país es la más avanzada del mundo y que ha conseguido magníficos resultados pero apenas tiene 19 años. En ese tiempo se han reducido un 30% los asesinatos machistas con carácter general. Es un logro, pero no es un éxito, y además el asesinato es la punta del iceberg. Hay muchas realidades debajo, muy serias y muy preocupantes. Al mismo tiempo soy defensora de que los mecanismos de los que nos hemos ido dotando están dando resultados. ¿Que hay revisarlos permanentemente y evaluarlos? Sí. ¿Que los que eran eficaces hace años hoy no lo son y hay que resetearlos? También. ¿Y que posiblemente haya algunos mecanismos fallidos? También. Pero en el cómputo general, lo que se ha hecho y desarrollado es netamente positivo. Pero no es una varita mágica ni va a haber un cambio social porque exista una ley.

Tampoco las estadísticas reflejan del todo el contexto. Porque aunque suba el número de denuncias, sigue habiendo una violencia escondida, reprimida, ocultada. ¿Qué hacer para combatir contra algo que no vemos?

Darle seguridad a las mujeres. Y los mensajes son muy importantes. Cuando hay mensajes reaccionarios, debilitan a las mujeres, debilitan a las víctimas, y empoderan al maltratador. Es muy peligroso. Cuando hay polémica, cuando hay ruido, la mujer se siente cuestionada. Una mujer que es víctima de malos tratos de manera recurrente, previamente ha sido víctima de acoso psicológico y emocional, y cuando se la ha anulado, se pasa a lo físico. Una mujer tan dañada y con una autoestima tan mermada, ¿qué puede sentir cuando hay bronca política en torno a la violencia de género? Se siente absolutamente desolada, abandonada y a veces utilizada.

El ruido hace mucho daño a la lucha y creo que hay que lanzar mensajes de confianza

Y se cuestiona incluso si es una víctima...

Claro, es un perfil común. Por tanto, el ruido hace mucho daño a la lucha y creo que hay que lanzar mensajes de confianza, de mucha confianza, mejorar los recursos, coordinarnos perfectamente y no olvidarnos de evaluarlo. Porque lo que es eficaz hoy puede no serlo mañana.

¿Qué margen de maniobra queda para las comunidades autónomas en seguir avanzando en esta lucha? ¿Alguna medida en concreto en el programa electoral del PSOE de cara a las elecciones del 28 de mayo?

Llevaremos medidas concretas en nuestro programa electoral que todavía no podemos avanzar porque las estamos ultimando. En la próxima legislatura, en el caso de seguir gobernando, vamos a modernizar sustancialmente los recursos de acogida con la intención de que las mujeres se sientan igualmente protegidas y atendidas, pero que al mismo tiempo tengan mayor independencia y mayor calidad de vida, junto con más atención a sus hijos e hijas y más coordinación con los servicios de menores. Esa es la hoja de ruta para dar un mayor servicio.

¿Contemplarán esas medidas los diferentes tipos de violencias que sufren las mujeres y que recoge la legislación autonómica?

Hay que abordar este asunto siempre de manera transversal, tanto la prevención, como la atención, como las políticas de igualdad. Todo está vinculado, no se pueden desvincular unas cuestiones de otras. Ahí el margen de actuación de las comunidades autónomas es muy grande, como me preguntaba antes. Lógicamente la legislación básica del estado es la que manda. Dicho esto, el problema siempre son los recursos económicos, pero en este sentido, esta legislatura ha sido netamente positiva, por dos razones: tanto el propio Gobierno de Castilla-La Mancha como el Gobierno de España han puesto encima de la mesa más recursos financieros. Hemos sido de las comunidades autónomas que mejor ha ido ejecutando los fondos del Pacto de Estado contra la Violencia de Género. Lo digo porque hizo falta que llegara Pedro Sánchez para que se pagase, porque anteriormente jamás se pagó. Ahora, Castilla-La Mancha va a pasar de recibir 6,2 millones de euros a 8,1 millones de euros, un avance muy importante porque siempre estamos reivindicando más financiación.

¿Cómo valora la gestión que se ha hecho desde el Ministerio de Igualdad?

Pues hay de todo. En el Pacto de Estado ha estado muy bien porque se han fortalecido los recursos financieros para muchas áreas. Ha habido un esfuerzo y en esa línea debe seguir. Eso ha sido muy positivo. No lo ha sido en la ley del ‘solo sí es sí’. Es netamente un avance indiscutible, pero nos ha traído el problema de las rebajas de las penas que debería haberse resuelto muchísimo antes. Ver ruido político de dos socios de gobierno a cuenta de este asunto me entristece personalmente. No hay que frivolizar. No es que no pase nada por equivocarse. Sí pasa, hay consecuencias. Pero rectificar a tiempo hace que la sociedad te disculpe casi todo.

Podemos se está equivocando muchísimo porque tendría que haber reaccionado el primer día

¿Y qué supone el hecho de que Podemos haya votado en contra de la propuesta del PSOE para su modificación?

Han puesto la carga, falsamente, en que esta propuesta elimina el consentimiento del centro de la ley, y no es verdad. Casi he memorizado la ley y lo que hace el PSOE es otra cosa. En el artículo 178, mantiene la definición de agresión sexual hablando del consentimiento, y en el punto 2, se establece que habiendo violencia e intimidación, es agresión sexual. El PSOE establece que en ese primer punto la pena será de uno a cuatro años, y en el segundo punto, será de uno a cinco años, subiendo en un año. Después define la violación y de nuevo establece las penas de cárcel. La modificación del Grupo Socialista deja más claras las horquillas, subiendo las penas mínimas. Porque bajar las penas mínimas en el supuesto de violación es lo que ha generado el problema y hay que subsanarlo, volviendo a las penas de 6 a 12 años.   

¿Por qué cree que no ha habido un acuerdo entonces?

Porque Podemos se está equivocando muchísimo. Porque tendría que haber reaccionado el primer día. Porque la proposición de ley no elimina nada del espíritu de la ley y resuelve los problemas. Es una ley que sería para sentir mucho orgullo si no hubiera pasado esto. Ese empecinamiento en no revertir el error le va a pasar mucha factura.

Y a partir de la aprobación de la reforma, ¿qué ocurrirá?

Las sentencias se van a seguir rebajando porque al reo se le aplica siempre la norma más favorable. Con que solamente hubiera entrado la modificación en vigor un día sería suficiente para que los que están condenados hoy, mientras la ley esté en vigor, se beneficien aunque sea mañana. Ahí ya no hay solución, por eso es relevante equivocarse. El discurso de Podemos es que será una mala ley si la aprobamos nosotros y una mala ley si no es así. Absolutamente maniqueísta. Hay que aplicar el sentido común en las votaciones. Las leyes no son buenas o malas dependiendo de quién las vote. Es un muy ridículo caer en ese tipo de debates.

Desde el Gobierno de Castilla-La Mancha insisten ustedes en que ya avisaron sobre esta cuestión...

Yo fui a hablar con la ministra, muy preocupada por este asunto, y la vi tranquila. Me dijo que esto no pasaría. Yo no soy experta, ojalá lo hubiera sido y poder convencerla en ese momento. Pero si ves a una ministra que tú consideras que sabe más que tú diciéndote que no va a pasar nada, te quedas tranquila. Y después, no me he llevado un disgusto político en mi vida más grande que este.

Por último, ¿qué opina de que el PP haya suspendido de militancia al alcalde de Villar de Cañas que vejó a Irene Montero?

Le contesto con una pregunta de fácil respuesta: ¿el actual alcalde de Villar de Cañas será de nuevo candidato representando las siglas del Partido Popular? Porque le recuerdo que esa es una decisión política, aunque los antecedentes no ayuda, pues le recuerdo que con el ex lcalde de Villares del Saz ya sucedió algo parecido cuando se presentó a las elecciones pese a estar condenado por injurias y calumnias graves a nuestra compañera Cristina Maestre.Por lo tanto, el señor Paco Núñez tiene que ser claro y responder: ¿el actual alcalde de Villar de Cañas será de nuevo el candidato del PP?

eldiario.es/Castilla-La Mancha

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