“Salir como botarga era una manera de decir a las niñas de mi pueblo, podéis ser vosotras. La fiestas también son nuestras”, reflexiona Pilar Pinilla, de Retiendas, un pequeño pueblo de Guadalajara.
Este año, Pilar se ha enfundado el traje de botarga en las tradicionales Fiestas de las Candelas. No es la primera, explica. De hecho, es la cuarta. Pero la realidad es que celebraciones tan ancestrales como las botargas han estado siempre más bien centradas en figuras masculinas. Y eso que las máscaras que portan las botargas, en teoría, deberían impedir identificar a quienes se ocultan tras ellas.
Estos personajes diablescos salen también durante los días de carnaval. Es una manera que tienen los pueblos de celebrar el fin del encierro invernal y la llegada de los primeros aires primaverales.
“La mujer siempre ha tenido un papel secundario”, confirma Isabel Nolasco, presidenta de la Asociación 'La Tradición Oral' que ha configurado la llamada 'Ruta de las botargas', una iniciativa que quiere resaltar el papel de estas endiabladas figuras, ligadas también en algunos pueblos de la provincia guadalajareña al carnaval. Ella también sido la encargada de 'sacar' al personaje en varias ocasiones por las calles de Guadalajara capital. “Lo he vivido todo desde muy pequeña. Mi padre encarnó al personaje de la manta en 1998. Ya he sacado la botarga en varias ocasiones”, resalta.
Hay mujeres que sacaron las botargas durante la dictadura, algo que era muy poco común. Pero ahora estamos integradísimas, somos parte de nuestras tradiciones
Rastros de mujeres 'rebeldes'
“Estaba fundamentalmente ligado al mundo masculino, como tantas otras costumbres, porque para la mujer había muchas cosas prohibidas entre comillas, y esta era una de ellas. Pero también cabe resaltar que en el mundo rural, las leyes llegaban de forma diferente y al final la mujer siempre ha tenido un papel más grande de lo que se creía”, recalca. Por ejemplo, menciona a una mujer en la localidad de Tórtola de Henares que sacó la botarga de su pueblo allá por los años 40'. “Hay mujeres que han sacado botargas durante la dictadura, algo que era muy poco común. Pero ahora estamos integradísimas, somos parte de nuestras tradiciones”, explica Nolasco.
Igualmente, explica que hasta hace no mucho tiempo, el papel de la mujer se relegaba a las 'bambalinas'. En concreto, a crear los trajes. “Esto siempre ha sido un tema fundamentalmente femenino. No las máscaras, ojo. Tras el traje de la botarga siempre ha habido mano de mujer”, señala. Pero ahora se ha abierto un mundo en el que la mujer también trabaja por mantener la cultura local y provincial, “es algo fundamental tenerlo claro”, señala Nolasco. “Esto es un relevo generacional que mantendrá vivas estas tradiciones, pero igual que tantas otras. La sociedad ha cambiado”, resuelve.
La mujer “no puede ser apartada”
La realidad, insiste, es que la mujer ya no puede ser apartada de estas actividades y es algo que se ha entendido también en los pueblos. “Ya no se ven los prejuicios que había por que una mujer sacase una botarga igual que lo ha hecho un hombre. Qué duda cabe de que hemos avanzado en valores y esto es precisamente el fin que se busca: que mantengamos viva la cultura”, reflexiona la impulsora.
Como en todo, hay excepciones. “Ciertos pueblos”, señala, en los que las celebraciones como las botargas están ligadas a hermandades más religiosas, con un papel más complejo. Pero incluso en estos aspectos, explica que hay mujeres valientes, como la alcaldesa de Majaelrayo, Sonia Atienza, que pudo sacar la botarga de su pueblo después de que la hermandad aprobase la decisión. “Era algo que realmente no se contemplaba, porque existía este prejuicio de que las mujeres no podían”, explica Nolasco.
“La mujer siempre ha estado ahí, pero el protagonismo también siempre ha recaído en los hombres. Es gracias a nosotras, por ejemplo, que recordamos las canciones antiguas y tradicionales. En nosotras ha recaído la tradición oral. Y si hoy las conocemos, es gracias a los testimonios de las mujeres, de las maestras, porque la escuela y el clero han sido los encargados de mantener este tipo de conocimientos vivos”, describe. Las mujeres que se dedicaban a la enseñanza, eran un “fondo importante de difusión” gracias al que han permanecido estas tradiciones.
Sociedades “muy divididas”
Son los últimos coletazos de una sociedad “que estaba muy dividida, que decía: las mujeres son para esto y no podías salir de ese patrón”, comenta durante una entrevista. “Sobre todo ha sido en el ámbito religioso, en el que la mujer no puede tener papeles de protagonismo por unos conceptos muy anticuados”, reflexiona. A esto apunta que las botargas realmente son personajes naturalistas, que vienen de una cultura pagana ancestral. “Nunca se habla de hombres o de mujeres. Eso es una adaptación que hizo el cristianismo, pero es absurdo pensar que sólo los hombres pueden portar la botarga”, resalta.
“Claro que al principio a Sonia la miraban con lupa. Pero ella es un ejemplo a seguir, gracias a mujeres como Sonia estamos otras siguiendo sus pasos”, celebra. Además, apunta a que hay otro tipo de personajes que rodean a la botarga, como las mascaritas tradicionalmente de carnaval, en las que nunca hubo distinción entre hombres y mujeres. “De hecho, se trataba de que nadie supiese quién era la persona que llevaba el disfraz”. El disfraz, en el caso de mascaritas. En el caso de las botargas, es un traje. “Es importante la distinción”, recalca.
Yo elijo ser botarga
Pilar, la botarga de Retiendas, explica que fue ella la que decidió sacar la botarga en su pueblo. “Es algo que todos vivimos mucho en el pueblo. Me ofrecí porque son tradiciones que hay que seguir”, asegura. Ha sido emocionante para ella ver a las niñas diciéndole que quieren ser botargas. “Que yo salga, que a mí me vean, es una manera de dar el paso y de decir que también hay mujeres, que no solo son los hombres. Las niñas necesitan ver figuras como nosotras”, asegura.
Sobre todo en pueblos como el suyo, en el que son “una gran familia”. Y la botarga es un personaje muy íntimo para los vecinos, porque incluso llegan a entrar a las casas de las familias el domingo por la mañana para despertar a todo el mundo y que salgan a la procesión. “Subes al campo para que nadie te vea, te pones los cencerros, subes y esperas al cohete del alcalde. Luego contestas con el cohete y cuando oyes el siguiente, puedes salir”.
Las botargas también tienen un papel dentro de las figuras que se creen impulsoras de fertilidad, y por eso se esparce pelusa tras la misa. “Todo el mundo en los pueblos se involucra en la celebración, da igual quien saque la botarga”, explica. En el caso de Retiendas, las 'maris', las mujeres de la localidad, están un día entero haciendo caracoles, que luego se subastan para la iglesia. “Es otra de las tradiciones de este fin de semana tan completo”, señala.