Los datos del paro registrado correspondientes a todo el año 2023 han engordado el optimismo en Castilla-La Mancha prácticamente por unanimidad. Desde Gobierno regional y sindicatos han aplaudido unas cifras que marcan el crecimiento del empleo en la comunidad autónoma por tercer año consecutivo. Es una buena noticia que sin embargo queda ensombrecida por la brecha de género en estas cifras, que sigue siendo notable.
Así lo desvelan los datos del Ministerio de Trabajo y Economía Social: el año cerró con 87.719 mujeres desempleadas en Castilla-La Mancha frente a los 47.087 hombres en esa misma situación. Es decir, las mujeres sin empleo son casi el doble.
La situación se produce pese a que el número de mujeres en paro ha descendido más que el de los hombres. Concretamente, 4.729 mujeres desempleadas menos que en 2022, mientras que han sido 3.690 los hombres que han encontrado trabajo durante todo el año pasado.
Si se analizan los datos por provincias, la situación presenta pocas variaciones respecto a las cifras autonómicas. Por ejemplo, en Albacete, de las 25.277 personas desempleadas que presentaba la provincia el pasado mes, 8.783 son hombres y 16.494 mujeres.
En Ciudad Real, por su parte, son 36.808 personas las que están en búsqueda activa de empleo: 12.101 hombres y 24.707 mujeres. Y en Cuenca hay 9.985 parados, de los que 3.861 son hombres y 6.124 mujeres.
Mismo panorama en la provincia de Guadalajara: de las 13.179 personas desempleadas, 5.134 son hombres y 8.045 mujeres (en este caso la brecha es ligeramente menor). Por último, en Toledo, de un total de 49.557 parados, 17.208 son hombres y 32.349 es el número de mujeres.
Se trata de una circunstancia repetida en Castilla-La Mancha y que viene marcada principalmente por el desempleo en el medio rural. Así lo estableció recientemente el estudio ‘Coste de oportunidad de la brecha de género en el medio rural’, elaborado por clúster GlosinGap junto a Caixabank en colaboración con Analistas Financieros Internacionales (AFI).
Precariedad laboral de la mujer
En este informe los expertos apuntan que la precariedad laboral de la mujer, la desigualdad de género y su infrarrepresentación en la toma de decisiones se están intensificando en el medio rural. Especialmente se produce en aquellas regiones que como Castilla-La Mancha, Castilla y León, Aragón y Extremadura, cuentan con una mayor superficie con estas características: municipios de menos de 30.000 habitantes y con una densidad de población inferior a 100 personas por kilómetro cuadrado.
No solo es un hecho contrastado, sino que esta brecha de género “tiene un impacto directo basado en datos”. Según el estudio, su existencia lastra el desarrollo económico del país y tiene un coste de oportunidad -es decir, el valor de mejor inversión que no se realiza- de 38.500 millones de euros. O lo que es lo mismo, el 3,1% del Producto Interior Bruto (PIB) del país en 2019, o el equivalente a todo el PIB de Castilla-La Mancha.
Con motivo del pasado 25N, el presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, reafirmó su objetivo de aprobar una ley para acabar con la brecha salarial entre el hombre y la mujer, prevista para el año 2025, así como su intención de “blindar la clara inclinación de esta región por la igualdad” en el nuevo Estatuto de Autonomía.
No mencionó la brecha de género en el desempleo, pero sí planteó que persiste en muchos sectores, lo que exige el establecimiento de mecanismos para combatirlo. “Nos vamos a convertir seguramente en la primera región que tiene en vigor una ley” para abordar esta materia, afirmó.