¿Es posible la unión, la “armonía”, de los parques de energía solar con las explotaciones agrícolas? La Unión Española Fotovoltaica no solo apuesta por ello, sino que se ha convertido en un reto a conseguir. Así lo debate en la Jornada Bioagrovoltaica que acoge la Escuela de Administración Regional de Toledo.
Se trata de la primera edición de esta cita, que tiene como objetivo acercar a la sociedad la “doble oportunidad que supone combinar la práctica de la agricultura ecológica con la producción de energía solar”. Durante el evento se ha presentado el primer Informe de Bioagrovoltaica, elaborado por esta asociación empresarial.
El encuentro, cuya apertura ha corrido a cargo de la consejera de Desarrollo Sostenible, Mercedes Gómez, y de José Donoso, director general de la UNEF, también ha contado con la participación de empresas e instituciones públicas.
Donoso ha explicado que la energía fotovoltaica requiere menos del 0,2 por ciento del territorio agrícola español para cumplir los objetivos del Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC), pero “siempre hemos sentido que incluso así somos responsables del uso de ese territorio”.
Por eso, ha dicho, esta patronal fotovoltaica elaboró hace tiempo una serie de recomendaciones que suponen un certificado de excelencia para que las plantas solares se conviertan en “una oportunidad para la biodiversidad, siendo también refugio para la fauna”.
“Ahora hemos querido dar una vuelta más de tuerca y buscamos cómo compatibilizar, en los casos que así se desee, los parques fotovoltaicos con las explotaciones agrarias”. Por eso, la UNEF ha elaborado un estudio, el presentado en la jornada, para analizar la forma de hacerlo.
Según ha detallado, esta integración no supone tan solo la “maximización del empleo” al mantener el derivado de los parques solares y, al mismo tiempo el agrícola, sino que además busca aumentar la productividad de los cultivos luchando contra el cambio climático. Porque en esa “bioagrovoltaica” el objetivo es “crear energía limpia en agricultura limpia”, es decir, en cultivos ecológicos.
Preguntado por si la situación actual de crisis en el sector agrícola sería una desventaja para ese objetivo, José Donoso ha resaltado que es “una falsa dicotomía decir que tenemos a la agricultura contra la energía fotovoltaica”.
No somos un problema, somos parte de la solución
“La fotovoltaica no es un problema para el mundo rural, es una oportunidad”. Y ha puesto como ejemplo el hecho de que al agricultor se le da la posibilidad de optar entre los 300 o 400 euros por hectárea que le ofrece una explotación de secano, a los 1.500 euros por hectárea en el alquiler de esa tierra.
Por lo tanto, con ello “estamos fortaleciendo el mundo rural, ayudando a salir de esa crisis”. “No somos un problema, somos parte de la solución. Ayudamos a fijar población, ayudamos a generar riqueza, a pagar impuestos municipales que dan más servicios a la ciudadanía. Quien quiera plantearlo como un problema está viendo la película de forma equivocada”.
Ha concluido recalcando que estos procesos están garantizados mediante los estudios de impacto ambiental y que además impera “la libertad de los propietarios para optar por una vía o por otra” porque “no somos partidarios de expropiaciones”. En cualquier caso, los ayuntamientos también deber aprobar estos proyectos, por lo que siempre contarán “con el visto bueno de las comunidades locales”.
Este nuevo modelo también lo ha defendido la consejera de Desarrollo Sostenible, Mercedes Gómez, quien se ha referido al mismo como un “nuevo marco de actuación intentando aunar la agricultura con el uso de esos terrenos para el desarrollo de parques fotovoltaicos”.
Cuatro millones de hectáreas
En el caso de Castilla-La Mancha, actualmente son casi cuatro millones de hectáreas las que se pueden ver afectadas por la implantación de parques solares, por lo que “es importante ver la compatibilidad del uso agrario y establecer sistemas alternativos”.
En este sentido, ha destacado la labor del Instituto de Sistemas Fotovoltaicos de Concentración (ISFOC) de Puertollano, donde se están desarrollando placas solares con polímeros transparentes que permitirían que los rayos del sol las atraviesen y no den sombra a los cultivos.
La consejera también ha recordado que esta comunidad autónoma es la principal productora de energía solar, un hecho del que puede beneficiarse la agricultura. “Una energía de cercanía que pudiera cubrir sus necesidades, una armonía entre el uso del suelo agrario para un parque fotovoltaico”.
Tras la celebración de la jornada, la UNEF ha organizado una visita guiada al Proyecto Agrovoltaica Wine Solar de la localidad toledana de Guadamur. Se trata de una iniciativa que Iberdrola ha puesto en marcha en los viñedos de Grupo Emperador, configurándose como “la primera planta agrovoltaica inteligente de España”.
Estas instalaciones permiten adaptar la disposición de los módulos a las necesidades de las viñas, para regular mediante la sombra de los paneles la incidencia del sol y la temperatura.
El proyecto persigue conseguir una mejora de la calidad de la uva, lo que, según sus promotores, permitirá “un uso más eficiente del terreno, reducirá el consumo de agua de riego y mejorará la resistencia de este cultivo a las condiciones climáticas, ante el aumento de las temperaturas y las cada vez más frecuentes olas de calor”.
La generación de esta planta, de 40 kW, se destinará íntegramente al autoconsumo de las bodegas del Grupo Emperador, que podrán de este modo reducir sus emisiones, avanzar en la descarbonización de su actividad y disminuir sus costes energéticos.