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Castilla-La Mancha pisa el acelerador con el biogás y declara “prioritarios” varios proyectos en Ciudad Real

Que el Gobierno de Castilla-La Mancha quiere realizar una apuesta firme y pionera del biometano, una modalidad del biogás, no es un ningún secreto. El Ejecutivo autonómico prepara un decreto regulador para promocionar y desarrollar este gas renovable procedente de residuos agroganaderos. Será la primera comunidad autónoma que lo haga.

Mientras tanto, ha marcado como “prioritarios” varios proyectos, todos en la provincia de Ciudad Real. Dos de ellos ya han sido declarados como tal y la calificación del tercero está en trámite de información pública.

Dotarlos de esta prioridad significa que pueden agilizarse y simplificarse sus trámites administrativos, bajo la justificación de que pueden suponer avances importantes en la actividad económica de la región y para impulsar sectores estratégicos que sean generadores de puestos de trabajo. Esta 'protección' va a beneficiar a uno de los proyectos 'estrella' del Gobierno regional: la planta de biogás que la empresa Nortiben Green Energy I, S.L tiene previsto levantar en Gálvez (Toledo).

No obstante, el desarrollo en la implantación del biogás se ha encontrado con un rechazo creciente en la comunidad autónoma, no solo de colectivos sociales de la ciudadanía, sino también de ayuntamientos que están en contra de su desarrollo por ser una “puerta para las macrogranjas”, fuente de emisiones de CO2 y de malos olores. Así ha sucedido en las provincias de Guadalajara y Albacete.

Próxima parada: Ciudad Real

Resulta por tanto llamativo que los tres nuevos proyectos tengan prevista su ubicación en la provincia de Ciudad Real. En primer lugar, ha declarado ya como prioritarios dos plantas de biometano, una en Campo de Criptana y otra en Socuéllamos. Según las órdenes publicadas por la Consejería de Desarrollo Sostenible en el Diario Oficial de Castilla-La Mancha (DOCM), en el caso de la de Campo de Criptana, la planta de biogás está promovida por la mercantil Basitarso, S.L. Por su parte, el proyecto para Socuéllamos está promovido por la mercantil Bravoita, S.L.

Por otro lado, el Gobierno castellanomanchego también acaba de someter a información pública la declaración como “prioritaria” de la construcción de una planta de producción de biometano en el polígono de la localidad de Caracuel de Calatrava, con Artinita S.L. como empresa promotora.

Por el momento no han trascendido más detalles de ninguno de los proyectos. No obstante, y en previsión de posibles polémicas, el Gobierno regional ya ha adelantado que estará “muy vigilante” para que estas iniciativas cumplan las condiciones mínimas de salubridad para la ciudadanía.

El director general de Calidad Ambiental, Tomás Villarrubia, afirma que su departamento “lo tiene muy claro” a este respecto y de ahí el futuro decreto regulador del biometano. “Las plantas de biometano ahora mismo tienen una tecnología puntera y con unos controles odoríferos muy restrictivos”, añade.

"Tienen que reunir unos mínimos para poder ser informados favorablemente, fundamentalmente en lo que a materia de emisiones de gases se refiere"

Según subraya, la Consejería de Desarrollo Sostenible analiza “todos y cada uno de los proyectos de biometanización”, que “tienen que reunir unos mínimos para poder ser informados favorablemente, fundamentalmente en lo que a materia de emisiones de gases se refiere”.

En su opinión, estos son una solución al problema de gestión de residuos en Castilla-La Mancha“, por lo que se trabaja en la elaboración de un plan regional dirigido ”a establecer las reglas de juego“. Reconoce que así se quiere evitar lo ocurrido hace años con proyectos ”relativamente deficitarios o mediocres“ que crearon ”una mala imagen de un procedimiento de gestión de residuos que es necesario“.

En cuanto a los residuos que se generan, el director general afirma que “dependen de la dieta del proyecto” -desde lodos de depuradora, purines, vinazas, residuos agrarios- y por eso insiste en que los gases son tratados “de forma que la emisión a la atmósfera de gases nocivos es prácticamente cero”. Los planes del Gobierno autonómico son gestionar 15 millones de toneladas residuos agroganaderos.

Y es que ya ha habido proyectos fallidos en esta comunidad autónoma. Es el caso de la planta que se había proyectado en el término municipal de Corduente, en pleno corazón del Parque Natural del Alto Tajo (Guadalajara). Las presiones de la Plataforma Stop Biogás-Alto Tajo, mediante movilizaciones y con la presentación de recursos de alzada sobre el expediente, surtieron efecto y el alcalde de la localidad, el socialista Juan Carlos Muñoz, anunció en febrero que la planta no se iba a llevar a cabo. “No es el sitio”, dijo.

Tampoco saldrá adelante la iniciativa proyectada en el Polígono Romica de la ciudad de Albacete, donde PP y PSOE se unieron contra la iniciativa aprobando una normativa específica municipal para impedir su construcción.

Y también en esta provincia, la localidad de Caudete se ha plantado ante la instalación de una planta de biometano en su término municipal, tras prosperar la moción que los grupos de la oposición -PSOE, CCD y UpC- elevaron al pleno del Ayuntamiento, que ha contado con la abstención del PP, que ostenta la Alcaldía.

Por su parte, Ecologistas en Acción ha publicado recientemente su posición común sobre el biogás y el biometano. Afirma que desde una perspectiva ecologista y de defensa de la naturaleza, la relación entre el biogás y la ganadería industrial es “compleja”. Por un lado, reconoce que la ganadería industrial produce grandes cantidades de estiércol y otros residuos orgánicos, que pueden ser utilizados como materia prima para la producción de biogás, reduciendo así la contaminación y los olores asociados a estos desechos.

Sin embargo, este colectivo alerta de que la ganadería industrial también está asociada con una serie de problemas ambientales, como la deforestación, la contaminación del agua, de los suelos y del aire y la pérdida de biodiversidad.

Por lo tanto, concluye que “si bien el uso de biogás puede ayudar a mitigar algunos de los impactos negativos de la ganadería industrial, no es una solución completa y se deben abordar los problemas estructurales de este sistema de producción animal”.