Los familiares de represaliados del franquismo en Tembleque (Toledo) recibirán sus restos en la localidad
Los familiares de los represaliados y asesinados en 1939 en la cárcel de Tembleque, que han sido exhumados de la fosa común del cementerio municipal, recibirán sus restos en un acto que se celebrará este sábado 14 de octubre a las 11:00 horas. Será en la Plaza Mayor de Tembleque y continuará delante del Memorial a las víctimas de la represión asesinadas durante abril de 1939 en el Cementerio Municipal de San Isidro, en donde se reinhumarán una parte de los represaliados. Los nombres identificado de manera “indubitada” fueron Baltasar Fernández Villacañas Pinardo, Pablo Rodelgo Ocaña, Jesús Sánchez Tornero Rodelgo, José Delgado Martínez, Baltasar Ocaña Gómez y Ángel González Arribas.
Así lo ha informado la Asociación Manuel Azaña, encargada de realizar los trabajos de exhumación e identificación de los restos. El acto contará con representantes del Ministerio de la Presidencia, del Ayuntamiento de Tembleque, la Universidad de Castilla-La Mancha, la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha y de la Diputación de Toledo.
En agosto de este año, la asociación toledana informaba de que se había identificado y puesto nombre a 14 víctimas del franquismo “a las que se consideraba desaparecidas”. De este modo se ponía fin a los trabajos de identificación de las personas asesinadas en una fosa común en el Cementerio Municipal de la localidad toledana. el lugar se ha denominado 'Fosa de abril de 1939' y en ella se trabaja desde noviembre de 2022, cuando se realizó la exhumación.
De este modo, se logró identificar a 14 de las 17 víctimas encontradas en siete depósitos “y no una fosa en trinchera”. “Un número de individuos en gran medida coincidente con el análisis y la investigación histórica previa, en base a fuentes orales y documentales, en la que habíamos identificado a dieciocho o veinte posibles víctimas”, explicaban entonces desde Manuel Azaña.
“Fueron enterradas bajo un monumento realizado en 1977, había que identificarlos de manera científica y fehaciente para proceder a su dignificación e inhumación posterior, siempre con el acuerdo de sus familiares”, subrayan. Después de varias reuniones con los familiares de las posibles víctimas, doce de ellas se prestaron a que su ADN fuera contrastado con el de los individuos localizados.
Identificaciones
Además de los identificados ya señalados, también se encontraron los restos de las víctimas José María García Romero, Miguel de las Heras Calvo, Vicente Hellín Rodríguez y Prudencio Téllez Martín. Igualmente, había dos víctimas “identificadas con moderada probabilidad mediante concordancias históricas, arqueológicas y antropológicas”: Juan José Sánchez-Altomuro Rabadán y Miguel Patiño Molina.
“No hemos conseguido encontrar familiares de algunas de las víctimas del franquismo enterradas en la Fosa de abril de 1939, por tanto, no hemos podido cotejar el ADN de sus restos”, explicaban desde Manuel de Azaña.
Sin embargo, a través de coincidencias antropológicas e históricas, se ha identificado “con probabilidad alta” a Felipe Perea Mora y Juan José Rodelgo Minaya. “Y con probabilidad moderada podríamos identificar los cuerpos de Félix Crespo Infantes y Eulogio Sánchez Saavedra”. Entre los cuerpos exhumados también se encuentran el de un niño y una mujer que no han podido ser identificados.
“Asesinadas durante el interrogatorio en la cárcel de Tembleque”
Según explican desde la Asociación, la creación del monumento sobre la fosa común puede ser considerado como un “mecanismo de marginación y olvido por parte de los vencedores”. “En el caso de Tembleque, la tradición oral mantuvo vivo el secreto de la ubicación de la fosa donde yacían las victimas en caliente que se produjeron nada más terminar la contienda civil, en abril de 1939, fruto de la represión ideológica franquista”, añaden.
Desde Manuel Azaña aseguran que las personas enterradas en esta fosa “fueron asesinadas durante el interrogatorio y toma de declaración en la cárcel de Tembleque para que se auto inculparan de los hechos acaecidos en la localidad toledana desde 1934 hasta el final de la Guerra Civil, en 1939. ”La gran mayoría de los detenidos y detenidas en esos primeros días del fin de la Guerra Civil, después de firmar bajo torturas su implicación en los hechos ocurridos durante la II República, fueron llevados a pie, en procesión hasta el campo de concentración de la localidad de Lillo, sede del partido judicial de la comarca en ese momento, para ser sometidos a Juicio Sumarísimo Urgente Militar, Consejo de Guerra“.
La subvención de la fosa fue posible gracias a la subvención de la Secretaría de Estado de Memoria Democrática, a través de la Consejería de Presidencia de la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha, bajo la supervisión de la Universidad de Castilla La Mancha, y “gracias a la excelente disposición y colaboración del Ayuntamiento”.
La excavación arqueológica, exhumación e identificación antropológica ha contado con el trabajo del antropólogo forense y de campo Víctor Barrera y del arqueólogo José Luis Córdoba de la Cruz y el trabajo voluntario de varios de los familiares de la victimas.
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