Interpretar el paisaje para comprender el pasado en Paterna del Madera
Ya lo escribió con mayor maestría el novelista albaceteño Rodrigo Rubio: “Por las tierras altas de Alcaraz, abunda el agua. La vemos nacer a borbotones en la Cueva de los Chorros, formando ya lo que ha de ser el río Mundo. La vemos por Bogarra y Paterna del Madera. Los riachuelos son muchos, pequeños, pero también alegres, limpios, de aguas saltarinas. ¿Hacia dónde van esos riachuelos?”. El que fuera Premio Planeta contó su tierra como pocos. Las paradójicas tierras de Albacete que después del llano se vuelven abruptas, escarpadas, imposibles.
Entre las sierras de Alcaraz y del Segura, en el corazón de la Sierra del Agua, hay un municipio que ha comenzado a mirar hacia su pasado. El arqueólogo de la Universidad de Granada, Arturo García-López, lidera un proyecto cuyo objetivo es “tener un conocimiento completo, y ahondar en la evolución histórica de este territorio, el alto río Mundo, en concreto el valle del Río Madera”. Un río que da nombre a un pueblo, Paterna del Madera. E insiste el profesional: “Entender en su conjunto el paisaje, desde la prehistoria hasta el final de las sociedades precapitalistas”. Además, la intención de la iniciativa en marcha es hacerlo desde una perspectiva interdisciplinar, con especialidades de diversas ramas, “para obtener el conocimiento más complejo y completo posible”.
Entender en su conjunto el paisaje, desde la prehistoria hasta el final de las sociedades precapitalistas
Interpretar el paisaje para comprender el pasado. Esta es la línea argumental de un trabajo que ha recibido una ayuda del Instituto de Estudios Albacetenses, dentro de la convocatoria de desarrollo del patrimonio local, y que cuenta con la colaboración del Ayuntamiento de Paterna del Madera, el Centro de Estudios de Arqueología Bastetana y el Grupo Prometeo de la Universidad de Granada. El equipo realizó una prospección intensiva en una gran porción del término municipal de Paterna del Madera, una localidad albaceteña donde viven 350 personas.
Arturo García-López explica que poco se conoce el patrimonio arqueológico de la localidad. “Apenas un par de noticias puntuales y muy pobres”, dice el arqueólogo. Ciertamente no existe casi bibliografía ni depósitos materiales en el Museo de Albacete y solo se conoció el desagradable testimonio de un expolio. Sin embargo, en los últimos tiempos, Paterna del Madera está empeñada en conocer su historia. La historia más reciente y popular ha sido recogida en el libro fotográfico Álbum Familiar. Mediante recuerdos y momentos, también se construye el relato de lo que fuimos. Otra manera es mediante la ciencia.
El Proyecto 'Almenara. Poblamiento y Territorio en la Sierra de Alcaraz entre la Prehistoria y el Medievo' viene a llenar este vacío de conocimiento en Paterna del Madera. Junto a Arturo García-López, como investigador principal, han participado en la prospección los arqueólogos José María Moreno Narganes, Marina Piña, Desireé Pérez y los estudiantes de Grado de Arqueología de la Universidad de Granada, Gonzalo Martín, Berts Román y Tomás Vinagre. Un paso más dentro de una amplia labor en la zona donde ya se han realizado labores arqueológicas en el seguimiento de las excavaciones en el casco antiguo de Bogarra o en la Torre de Haches. Y que se prolongará en un futuro en el paraje bogarreño de Los Cucos. De momento, el equipo acumula la información obtenida meses atrás que les ha dado dos importantes pistas.
“Por un lado, tendríamos la zona del Mencal, al margen derecho del río Madera, se dio un primer momento de ocupación en el periodo íbero antiguo, entre los siglos V y VI antes de Cristo y que responde a una intensificación demográfica y la explotación agrícola de estos valles; durante un tiempo, este asentamiento pudo desocuparse y volverse a usar en época íbero-romana”, detalla Arturo García-López.
Aunque algunas minas ya eran conocidas, los arqueólogos han constatado también una explotación metalúrgica en la zona. Los materiales obtenidos están siendo ahora analizados en la Universidad de Granada para confirmar cómo se manejaba el cobre y el hierro en época íbera y romana. De nuevo, el abandono se apoderó de estos parajes hasta que, hacia el siglo XII, se construyó la Torre Mencal, típica andalusí y contemporánea de Haches. Y, como planteó en su momento el historiador Miquel Barceló, de aquel tiempo pudo surgir la denominación árabe de Madera, Mt´ira, que podría traducirse como “terrazas irrigadas”. Posteriormente, se levantó la ermita.
Denominaciones aparte, el gran investigador de los castillos en la provincia de Albacete, José Luis Simón, comentaba sobre la atalaya de Paterna del Madera: “Los restos que hoy día se pueden observar pertenecen a una torre de planta cuadrangular, realizada mediante cajas de tapial, con un relleno muy importante de mampostería irregular de pequeño y mediano tamaño, con mortero muy rico en cal”.
Apuntaba Simón en su libro: “La torre se encuentra a una distancia de dos leguas de la Torres de Haches o Castillo de Bogarra, y siempre se ha tenido constancia de sus restos, como lo prueban los escritos de Lorenzana a finales del siglo XVIII”. Con la conquista de Riópar y San Vicente, el castillo pudo haber caído y con él su memoria que nunca fue recogida por las crónicas. En cualquier caso, ahí siguen las ruinas, delimitando un pliegue del paisaje y un paso obligado desde antiguo. Restos de atalaya y ermita forman parte de una segunda fase de trabajo de los arqueólogos basada en “su valoración, consolidación y puesta en valor”, avanza Arturo.
Finalmente, “hay una segunda zona caliente en Paterna del Madera, muy próxima al Mencal”, afirma el arqueólogo. Un yacimiento que fue parcialmente expoliado y que ahora han podido constatar. Un valle muy cerrado, con gran potencial agrícola y que pudo estar ocupado desde el Neolítico-Calcolítico. “Ha sido una grata sorpresa”, confiesa el profesional y explica que en la tarea de campo se han documentado toda una serie de arquitecturas tradicionales como eras antiguas o vías para la trashumancia.
Campaña a campaña, el propio paisaje está empezando a ofrecer una visión panorámica de la evolución histórica del territorio de Paterna del Madera. Caminarlo de cerca, observar sus saltos de agua, imaginar el fervor de sus batanes, recorrer sus senderos de herradura. El paisaje de la sierra aún tiene mucha historia que contar.
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