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Opinión - Cada día un Vietnam. Por Esther Palomera

Mujeres víctimas de violencia de género con discapacidad: “Es una losa en nuestro día a día”

Virginia habla de los inicios de su relación con un maltratador hablando de la existencia de un “dictador” en el matrimonio. “No quería ser su esclava; aguanté todo lo que pude”, relata. “Ejercía sobre mí violencia psicológica y sexual”, describe. La situación se volvió insostenible: “Me amenazó con matarme. Fui corriendo a la ventana, pedí socorro y los vecinos llamaron a la Guardia Civil”. Juicio rápido, casa de acogida en Toledo, marido en la cárcel. Pero el miedo, el miedo no se le quita. “Creo que los maltratadores no deberían dejar de llevar la pulsera nunca”.

Esther recuerda: “Me había pegado, me había humillado, me había robado la autoestima... Pero denuncié”. Su marido llegó a encerrarla en casa, en la localidad de Azuqueca de Henares. “Tenía muchísimo miedo. Nunca en mi vida he fumado más que estando embarazada, vivía en una angustia y miedo constantes”, recuerda. Esther además revivió la pesadilla cuando hace cuatro años tuvo que rescatar a los hijos de su vecina, a quien su marido le cortó el cuello. “Ese asesino fue condenado a quince años. Quince años vale una vida”, describe.

Ambos testimonios se pueden encontrar en el libro 'La voz del coraje', en el que catorce mujeres han contado sus experiencias como víctimas de violencia de género con discapacidad. El trabajo se ha presentado en Toledo. Esther y Virginia lo contaron en primera persona acompañadas por quienes les han ayudado a reinsertarse laboralmente. La violencia de género que sufren las mujeres con discapacidad se ve agravada por los problemas que tienen a la hora de encontrar un empleo con el que mantener a sus familias.

“Son mujeres que cogieron las riendas de su vida revirtiendo los momentos pasados y los han puesto a disposición de toda la sociedad para dar a conocer su camino”, explicó Carlos Hermida, director regional de Inserta Empleo en Castilla-La Mancha. “Si no se cuenta, no se conoce. Si no lo damos a conocer, seguiremos sin avanzar”, resaltó.

Ana Piñar, directora de programas y proyectos de Inserta Empleo, resaltó que la discapacidad y la violencia de género están íntimamente ligadas, en cuanto a que en algunos casos ha sido la violencia la que les ha dejado como secuela cierto grado de discapacidad o, por el contrario, su discapacidad fue un factor más que desencadenó la violencia de género.

'La voz del coraje' es el resultado de un proyecto que comenzó su recorrido en 2020. 'Mujeres modo ON VG' se planteó como una iniciativa para generar recursos de empoderamiento y mejorar la empleabilidad de las víctimas. Hasta ahora, se ha atendido a más de 2.200 mujeres, 180 en Castilla-La Mancha, y se han conseguido unos 700 contratos laborales, 40 de ellos en la comunidad autónoma castellanomanchega.

A la presentación acudió también Lourdes Luna, la nueva directora del Instituto regional de la Mujer, quien aseguró que las mujeres víctimas de violencia de género son una “prioridad” en su trabajo. “Quiero que contéis conmigo para todo lo que necesitéis”, aseguró antes de nombrar a las 14 participantes del libro.

Esther Peñas, coordinadora del libro -el primero de sus características en España- ha resaltado que se trata de un trabajo “conmovedor y valiente” que cuenta la vida de mujeres capaces de salir de una situación de violencia extrema. “Estas mujeres dan la cara para animar a todas las que están en la misma situación por la que ellas pasaron a que denuncien, a que no pierdan la esperanza, a que se alejen para siempre de su maltratador”.·

Virginia y Esther contaron sus casos, animando a otras mujeres que estén siendo víctimas de violencia de género a que “luchen” y pidan “ayuda a su alrededor”. Sobre todo y principalmente por sus hijos, ya que ambas relataron cómo fueron sus pilares para poder salir adelante. Esther explicaba cómo llegó un punto en el que quiso “dar un golpe en la mesa para que la sociedad no mire para otro lado”.

Esther reflexiona que es necesario que “todos pongamos nuestro grano de arena, posiblemente para que las niñas maltratadas y sus familias echen una mano para seguir adelante”. En cuanto a las profesionales de inserción laboral que le ayudaron a salir adelante, afirmaba que “no tengo palabras de agradecimiento”. “Mi testimonio tiene que ayudar a otras mujeres que están sufriendo y no sepan dónde ir”.

“Ser víctima de violencia de género no se acaba. Es una losa en nuestro día a día”, recalcaba Virginia, que recordó cómo llegó a Toledo “con una mano delante y otra detrás” y que al final, poco a poco, se ha ido superando. “Mi pilar han sido mis hijos. Si no, hubiera tirado la toalla por el cansancio físico y mental. Pero lo que yo les digo a las mujeres es que no se puede tirar la toalla, tener coraje, sacar adelante a tus hijos y empoderarse”, concluyó.

Las profesionales en inclusión laboral Laura y Ángela lo tienen claro: a la hora de reinsertar a las mujeres en situaciones tan extremas, se debe crear un ambiente y un “vínculo súper especial”, basado en el desarrollo personal, profesional y en la intermediación. “Nosotras acompañamos en el ciclo de recuperación, pero son ellas las que lo sacan adelante”.