Fue hace más de 20 años. En un lugar de la Mancha, entre los municipios toledanos de La Villa de Don Fadrique y La Puebla de Almoradiel, comenzó la historia del Observatorio Astronómico de la Hita. Desde allí, es posible contemplar bólidos, meteoritos o perseidas surcando los cielos o los impactos que sufre la superficie de la Luna, entre otras muchas escenas del universo.
El 11 de febrero es el Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia. Y en este espacio se puede conocer la labor de mujeres astrónomas y científicas en la historia e incluso convertir a quienes lo visitan en un referente capaz de despertar vocaciones científicas entre los más jóvenes. Fue el caso de Leonor Ana Hernández, divulgadora y astrónoma amateur que llegó a la Hita en el año 2007.
Este observatorio surge de “la inquietud de Faustino -Organero-, quien construyó un telescopio que requería instalarse en un sitio adecuado”, relata Hernández sobre el impulsor de este complejo astronómico, natural de La Villa de Don Fadrique. Primero un telescopio, luego otro, y después cúpulas, hasta convertir un terreno familiar que solo conservaba un edificio derruido en un observatorio artesanal del universo.
Primero un telescopio, luego otro, y después cúpulas, hasta convertir un terreno familiar que solo conservaba un edificio derruido en un observatorio artesanal del universo
Leonor, que desde pequeña ya quería “ser astronauta o científica”, se desplazó con el ingeniero Fernando Alfonseca -a quien le unió también su pasión por la astronomía- desde Madrid para conocer la Hita. “Hubo una conexión extraordinaria, de proyectos y de espíritu. En 2011 nos trasladamos para dedicar nuestra vida a levantar este sueño”, indica la divulgadora, que explica parte de su trabajo consiste en “compartir” lo que aprende y que ahora está participando en proyectos científicos que “ni pensaba que sería capaz de hacer”.
Junto a otros compañeros, pusieron en marcha la Fundación Astrohita para fomentar el uso del centro a través de la educación, la formación y la investigación. También se ha convertido es un espacio de ocio familiar en el que participar en las variadas actividades que programan.
Entre los recursos con los que cuentan en el complejo está el Aula Didáctica Carolina Hersche -la primera astrónoma profesional de la historia-, que fue impulsado por Leonor Ana Hernández y en marzo celebra ya su quinto aniversario. En ella se respira la pasión por la astronomía y la ciencia que intentan transmitir al alumnado de centros educativos y a todos aquellos que la visitan.
Todas las instalaciones del observatorio llevan el nombre de mujeres astrónomas como Mary Ross, Henrietta Leavitt, Fiammetta Wilson o Adela Blagg, entre otras. De este modo, explica Hernández, apuestan por educar en igualdad e integración en la Ciencia. En este sentido, en el aula se puede también ver la exposición gráfica permanente que tienen bajo el título 'Hijas de las estrellas, pioneras que tocaron el cielo', dedicada a astrónomas, ingenieras o artistas.
Con esta filosofía organizan también iniciativas como las que van a llevar a cabo este sábado 11 de febrero, con motivo del Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia. Este año promueven una actividad denominada 'Una mirada al cosmos' en la que el punto de partida será la Nebulosa de Orión y su zona central famosa por ser lugar de nacimiento de estrellas.
Referentes para despertar vocaciones
Hernández hace hincapié en la importancia de que los más pequeños puedan “tener referentes” y en visibilizar a grandes mujeres opacadas en la historia. “Centrándonos en la astronomía, la historia no se ha contado más que al 50%. Hubo muchísimas mujeres que hicieron muchas cosas y al final se demuestra que la ciencia la han construido juntos entre hombres y mujeres. Somos ejemplo de ello en Astrohita... No tiene sentido ignorar el nombre de la mujer en la historia”, asevera.
“Es motivador cuando tras una visita las chicas dicen que le gustaría ser astronauta o bióloga. Sentimos que contribuimos a dar a conocer esos referentes. Es un pequeño sueño cumplido este aula”, valora Hernández, quien en su infancia “no conocía a prácticamente ninguna astrónoma” porque eran los hombres quienes mayoritariamente copaban los libros.
“Fue en 2019, el Año Internacional de la Astronomía, cuando se empezó a transmitir la importancia de compartir vidas de mujeres astrónomas. En mi caso y en el de alguna gente más, hemos contribuido a cambiarlo. Me gusta pensar que algún día yo pueda llegar a ser también referente y aportar mi granito de arena”, apunta.
Sí contó con estímulos como su gusto por la luna y el mar, o los viajes que realizó en el pequeño camión de su padre para poder ver por primera vez el amanecer. “Sus explicaciones me marcaron ilusión y entusiasmo, muchas veces mis ganas de divulgar vienen de esos momentos”, describe con optimismo al tiempo que reconoce que su gran referente fue Carl Sagan y su serie 'Cosmos'.
A Leonor le apasiona también el dibujo astronómico. Da buena cuenta de ello en el libro que lleva ese mismo título 'Dibujo astronómico'. “La cámara registra información que el ojo no ve, pero yo también quiero conservar lo que he sentido y lo que he visto. Es un momento muy personal. Antes de la fotografía, los astrónomos tomaban notas y el dibujo era la única forma de anotar e investigar en sus trabajos”, explica sobre esta otra pasión, a la que le une igualmente escribir relatos.
Un observatorio artesanal que llega hasta Chile
“No solo se emocionan los chavales sino gente de cualquier edad, en cualquier momento de su vida”, explica Hernández sobre la impresión que se llevan quienes pasan por este particular observatorio, construido con “cariño y valores”, pero también, lamenta, con poco apoyo institucional. “Se ha convertido en un bien para todos. Se tendría que apoyar o ayudar para que el camino no fuera tan duro”, afirma Hernández sobre este observatorio astronómico artesanal, donde prácticamente todo lo han generado con sus propias manos.
El trabajo que desempeñan en la Hita no solo se queda en la Mancha. Algunas de sus investigaciones han sido publicadas en prestigiosas revistas científicas como Nature, y parte de sus trabajos y construcciones han inspirado otros proyectos. Así, completaron la instalación de la cúpula que alberga un novedoso telescopio en el Observatorio de Calar Alto (Almería) o han diseñado y fabricado todo el equipamiento didáctico del primer parque astronómico de la provincia de Granada, situado en la localidad de La Puebla de Don Fadrique.
“Es muy emocionante”, asevera sobre los proyectos en los que están participando, pues incluso la NASA requirió de sus estudios sobre un impacto en la luna en 2020. También en 2021 participaron en el montaje de un nuevo telescopio instalado en el observatorio La Silla de ESO, en Chile, destinado a proteger la Tierra de asteroides peligrosos. “Cuando surgió la oportunidad no me lo podía creer. Soñé con visitar esos lugares y no me imaginé nunca que fuera allí a trabajar”, señala.
Otro de los proyectos con los que podrían colaborar en un futuro es con la Agencia Espacial Española que se va a instalar en la ciudad de Sevilla. “Sería maravilloso colaborar o poder ayudar. Personalmente, creo que -la agencia- va a ser un gran beneficio para el país. En España nos hacen falta muchas más cosas de este tipo, más aporte científico y más evolución. Estamos capacitados para grandísimas cosas, hay mentes brillantes”, afirma con rotundidad.
Buen ejemplo de ello se da en la labor que está realizando la astrónoma Elena Manjavacas, natural de Mota del Cuervo (Cuenca). “Es una tía encantadora, un referente. Pudimos hablar con ella hace poco y siempre es una alegría verla Es trabajadora y tiene una mente brillante. Ella sí que ha estado poniendo a La Mancha en el top de la ciencia. Es un orgullo”, opina sobre la joven moteña, a quien el cielo de La Mancha, “uno de los mejores de España” según manifestó, le inspiró a interesarse por la astronomía.