Protesta contra las macrogranjas en plena Semana Santa en Cuenca: “Son una bomba medioambiental y sanitaria”

En plena Semana Santa, un ambiente festivo, tradicional, devoto o de descanso, los vecinos y vecinas de la Alcarria conquense decidieron unir sus voces en contra de las macrogranjas. Varias decenas de personas participaron en una manifestación que recorrió las calles de la localidad conquense de Huete para hacer mostrar su rechazo a proyectos que temen se pueden reactivar en la zona y que pueden llevar a miles de cabezas de ganado a sus pequeñas localidades.
Una vez más, el lema es 'Ni en tu pueblo ni en el mío'. “El miedo es que se reactive un montón de proyectos”, asevera Ana María Muñoz, portavoz de Stop Macrogranjas La Alcarria. En concreto, la ciudadanía apunta a once proyectos nuevos y a una ampliación y que se ubicarían en las localidades de Gascueña, Huete, Portalrubio de Guadamejud, Villaconejos de Trabaque, Bólliga, La Ventosa, Priego y Villar de Domingo García.
La suma total de estos proyectos serían 78.088 cerdos, repartidos entre las macrogranjas de madres reproductoras y de lechones de Villar de Domingo García y las macrogranjas de engorde del resto de localidades.
Desde Stop Macrogranjas La Alcarria lamentan que lo que se les ha ofrecido desde el Gobierno regional no son respuestas satisfactorias. Además, advierten de los peligros de las plantas de biogás como una forma de “seguir aumentando la producción de macrogranjas”, advierte Muñoz.
En definitiva, aseveran que “traer las macrogranjas es destruir los pueblos”. “Estamos verdaderamente preocupados y es por el fin de la moratoria [de macrogranjas, que acabó el 31 de diciembre de 2024] y por las políticas que quiere llevar a cabo la Junta de Comunidades”, explica Muñoz. “La Alcarria conquense no quiere macrogranjas”, remata la portavoz.
Además, desde la organización ciudadana defienden el patrimonio natural de la zona como uno “importantísimo” para la región, así como una serie de oficios tradicionales que se han desarrollado en los distintos pueblos, desde la agricultura y la ganadería extensiva hasta la alfarería. Ahora, también, el turismo rural y de naturaleza. Todo, consideran, que se ve amenazado por estos proyectos.

Al finalizar la protesta, se leyó un manifiesto en el que defienden que su acción es una “defensa del futuro”, de todos los pueblos “como si fueran uno solo”. Un futuro, advertían, que para nosotros “empieza eliminando los principales riesgos para vivir dignamente y para atraer proyectos económicos que realmente potencien la economía y a la población de la zona”.
Para las organizaciones debe iniciarse con un “no rotundo” a las macrogranjas. “Una bomba medioambiental y sanitaria, traducida en mal olor, insectos e insalubridad, junto a miles de toneladas de purines, que suponen la contaminación de nuestro aire, nuestra tierra y nuestros acuíferos”, afirmaban.
Una bomba medioambiental y sanitaria, traducida en mal olor, insectos e insalubridad
En este sentido, resaltan que se trata de un “riesgo” para la salud y la economía para quienes viven en la zona. “Si nosotros, con historia, con arraigo y con amor por nuestra tierra, no podemos vivir en ella. ¿Quién lo hará? ¿Seguirán viniendo nuestros hijos o nietos al pueblo cuando beber un vaso de agua sea un ejercicio de fe? ¿Cuándo cultivar las tierras suponga un riesgo difícilmente asumible? ¿Cuándo nuestras casas hayan perdido tanto valor que no merezca la pena dedicarles el mínimo cuidado?”, se preguntaban.

Finalmente, pedían a los ayuntamientos, alcaldes y alcaldesas de la zona, que pongan “límites” a la tramitación de estos expedientes, mientras explicaban que los municipios pueden “presentar informes en los que digan si están a favor o en contra de los proyectos de macrogranja en su municipio mostrando los perjuicios que para la economía y el desarrollo de nuestros pueblos provoca la ganadería industrial intensiva”.
En resumen, “no queremos ser territorio de sacrificio”. Por eso, recalcaban que “no podemos bajar la guardia y sobre todo a raíz de las últimas noticias según las cuales quieren convertir a España en el mayor exportador de cerdos a China”. “Para que no nos alcance esa bomba medioambiental y sanitaria a la que hacíamos mención al principio, reiteramos nuestro no rotundo a la reactivación de los proyectos paralizados. No al vertido de purines en nuestros campos. No a la contaminación de nuestro aire, nuestra tierra y nuestros acuíferos. No a la condena del futuro de nuestra tierra, la de todos”, concluían.
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