Brihuega es una localidad en Guadalajara que todos los veranos recibe a miles de visitantes vestidos de blanco para admirar los eternos campos de lavanda, símbolo de la zona y que ha cobrado cada vez más importancia dentro del turismo de interior. Es el pueblo más importante de la zona, y se encuentra entre los valles de dos ríos: el Ungría y el Tajuña. El primero fue declarado como paisaje protegido en 2022.
Es en esta zona “idílica” en la que Verdalia Bioenergy quiere instalar el 'Proyecto Lavanda', nombre con el que han bautizado una planta de biogás. Verdalia es una sociedad creada por Goldman Sachs para lanzarse en la inversión del biometano por toda Europa, según anunciaron en febrero de 2023, a la vez que defendían que el biometano es una herramienta efectiva para acelerar los procesos de descarbonización.
La empresa se define como una compañía que quiere ser “referente” en la transición energética europea, enfocada en el “alto crecimiento” una visión “a largo plazo” y “excelencia operativa”.
Presentó hace unos meses su propuesta de una planta de biogás en la zona, pero la idea ha sido rechazada por parte de varios alcaldes, así como vecinos y vecinas. Únicamente una pedanía ha mostrado una postura a favor al respecto, Romancos. La pedanía pertenece a Brihuega, que es la localidad más grande de los alrededores y que ha mostrado una clara postura en contra de 'Proyecto Lavanda'.
Lo que se propone es una planta que se instalaría a unos 7 kilómetros de Brihuega, a 4 kilómetros de Romancos, a 3 kilómetros de la localidad de Valdesaz y a unos 4,5 kilómetros del municipio de Caspueñas. Lo que presentó fue una planta que gestionaría una gran cantidad de residuos, unas 80.000 toneladas, según informó la empresa, para generar unos 75 gigavatios por hora anuales de biogás. Además, se calculaba que se podrían generar entre 20 y 25 puestos de trabajo.
El rechazo a la propuesta en la comarca no se hizo esperar. El Ayuntamiento de Brihuega envió a mediados de diciembre de 2023 un comunicado oficial, junto a los municipios de Caspueñas y Valdeavellano, en el que enumeraban múltiples razones para explicar su postura en contra de la instalación. “La dispersión de malos olores en un radio de kilómetros a la redonda como resultado de los procesos industriales de la planta de biogás por los vientos dominantes de la zona, tanto en el llano de Brihuega como en los valles próximos donde existen núcleos de población es un riesgo real”, afirmaban.
El alcalde de Brihuega, Luis Viejo, ha declinado hacer declaraciones a elDiarioclm.es al respecto. Pero el alcalde de Caspueñas, localidad que estaría a 4 kilómetros de la planta, ha explicado que estar en contra de este tipo de instalaciones es tener “sentido común”.
“Hemos leído sobre las bondades y las controversias que suponen este tipo de plantas”, explica José Antonio Alonso, alcalde socialista de la localidad, de menos de 90 habitantes. “Puede que tenga alguna bondad, pero desde luego las consecuencias negativas que tendría en nuestro entorno son muchísimas”, señala. Por ejemplo, explica que harían falta “decenas de camiones” al día para traer los desechos necesarios para producir el biometano. “Solo tendrían acceso por los caminos rurales y calculan que serían cientos”, señala.
Si me montas esto aquí, en diez años tengo macrogranjas de cerdos por todos lados
Alonso advierte también del consumo de agua, que ha cifrado en “unos 53.000 metros cúbicos al año”. Es decir, más de cinco millones de litros al año. “Si me montas esto aquí, en diez años tengo macrogranjas de cerdos por todos lados”, añade, nuevamente en referencia a los desechos necesarios para crear biogás.
Desde el Ayuntamiento de Brihuega lo zanjan afirmando que “no se podría entender la instalación de una planta de estas características al borde de los campos de lavanda y en el límite del paisaje protegido del valle del río Ungría”. Tampoco, añaden, junto al río Tajuña.
“Los empleos prometidos por la empresa no compensarían los que se destruirían en el ámbito del turismo rural sostenible, ni el daño que supondrían por la depreciación de las viviendas y segundas residencias de los municipios; además del resto de impactos ambientales (especialmente el acuífero y los ríos) y paisajísticos, incluidas las afecciones sobre la fauna”. Además, concluyen que “en ningún caso” serviría para fijar y “menos atraer” población. “Al contrario, agudizaría uno de los problemas que sufre el medio rural, que es la despoblación”.
En el comunicado de los ayuntamientos también se recordaba que varios municipios habían actuado ya en contra de la instalación de una planta de estas características, “pese a los beneficios económicos que supone para las arcas de sus respectivos ayuntamientos”. De este modo, apuntaban a las localidades de Fuentealbilla y Almansa en Albacete.
Oposición ciudadana
“No lo queremos ni en la Alcarria ni en la Campiña”, sentencian desde la plataforma ciudadana Stop Biogás Romancos. Una de sus portavoces, Rosa Pardo, explica que el movimiento está conformado por vecinos y vecinas de varias localidades que se sienten amenazadas por el proyecto. “Sabemos que lo de los puestos de trabajo que se prometen es de locos. Nos han dicho que en una planta con el doble de tamaño apenas da para entre 6 y 7 puestos de trabajo. El planteamiento que se nos da desde el Ayuntamiento de Romancos es que son muchos, pero sabemos que no es verdad”, afirma.
Por otro lado, tienen recelos acerca de las gestiones que se han llevado a cabo desde el inicio de la propuesta. “Han pedido sondeos sin presentar un proyecto”, resalta Pardo. El consumo de agua es otra de las preocupaciones de la Plataforma. “Quieren sacar agua gratis del acuífero y se nos comunicó que casi que nos hacían un favor, porque está en una zona con nitritos, y que así el agua se va a ir renovando. Imagina”, resalta Pardo.
La plataforma ha acudido, junto con alcaldes como el de Caspueña, a otras plantas como la de Ólvega en Soria. “Lo que hemos visto son torres y torres de pellet de las que no se pueden deshacer y abren zanjas para echar los líquidos residuales en balsas no impermeables”, explican desde Stop Biogás Romancos. “Vemos que existe la intención de eludir los estudios de impacto que corresponden”, resalta Rosa Pardo.
Pero finalmente lo que más importa a la plataforma es que se valore el entorno natural en el que se está planteando este proyecto. “Queremos que se valore nuestro paisaje, la zona de las lavandas, el río Ungría y el valle del Tajuña. Queremos proteger nuestro entorno, no plantear una macrofactoría de biogás que al final es una instalación industrial de residuos encubierta. No queremos un vertedero como el de Valdemíngomez”, sentencia la vecina de Caspueñas.
Desde el colectivo recuerdan que todavía se deben emitir los informes de la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha y también de la Confederación Hidrográfica del Tajo. “Esperamos que con esos documentos no les dejen ni hacer el sondeo”, afirma.
La alcaldesa de Romancos
Entre todo este rechazo a la instalación, la entidad de ámbito territorial inferior de Romancos es la excepción. “No decimos que sí ni que no”, afirma la alcaldesa, Ángeles Clemente, que culpa al alcalde de Brihuega de haberse “retractado” de una promesa que hizo al inicio de su mandato. “Dijo que se iban a invertir 40 millones de euros en Brihuega en una empresa de biogás de la localidad”. La parcela está en territorio de la EATIM, pero necesitaría de la licencia de Brihuega para poder ser clasificada como suelo industrial.
“Hay mucha despoblación, pero más va a haber si no ayudamos a los que nos quieren ayudar”, afirma Clemente. “Creo que nos conviene, porque nos dijeron que habría trabajo para unos 25 obreros más otros cien puestos indirectos”, señala.
El pasado 2 de enero se constituyó la plataforma 'Romancos, Alcarria Verde', impulsada por el pequeño ayuntamiento pedáneo. Entre sus objetivos está el “mostrar su desacuerdo con la forma en que el Ayuntamiento de Brihuega ha manejado la solicitud de una planta de biogás”. “El ayuntamiento de Romancos, a pesar de ser la principal parte interesada en este asunto, no ha sido informado en ningún momento de los detalles del proyecto ni de la situación de su tramitación por parte del Ayuntamiento de Brihuega”, afirmaba.
La plataforma criticaba también la “campaña de desinformación” que se ha iniciado contra la planta. “Supone enfrentar de forma irresponsable a los vecinos de las pedanías, llena de mentiras, insultos y bulos, que intenta claramente amedrentarnos y acobardarnos. Ni lo han conseguido, ni lo van a conseguir”, zanjaban.