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Rosa Ballesteros, historiadora: “Todas las dictaduras siguen el patrón de someter a la mujer a un rol supeditado al hombre”

Vejaciones, mujeres rapadas y sometidas al escarnio público. Las imágenes que muestran la represión que el franquismo ejerció sobre las mujeres durante la posguerra y el transcurso de la dictadura son las utilizadas para dar a conocer esta realidad al público y visualizar la “imagen del castigo” que se les inflingía. Pero, ¿eran las únicas formas de represión? La historiadora toledana Rosa Ballesteros ha participado en la publicación Control social, represión y otras violencias sobre las mujeres en las dictaduras ibéricas (1933-1975) (Editorial Dykinson, 2024), un libro que surge como una herramienta para profundizar sobre el efecto de las dictaduras totalitarias “desde la perspectiva de la Historia de las Mujeres”.

Aunque el libro, en el que participan varias investigadoras e investigadores, se centra en las dictaduras española y portuguesa, Ballesteros reflexiona acerca de cómo se sigue un “mismo patrón” en todos los regímenes totalitarios. “Con sus propias peculiaridades en cada país, pero siguiendo un mismo patrón de someter a la mujer a un rol supeditado al hombre”, señala la historiadora toledana.

Ballesteros explica que esto parte de la base de socialización que está asociada al género, desde los mismos ejercicios que realizan las mujeres durante estos regímenes, ya sean el de Franco, Mussolini o Salazar. “El mayor retraso es no aprovechar el potencial que tienen las mujeres. Es como quitarle la mitad de la fuerza que tiene un país para progresar”, explica la historiadora al respecto.

Es una situación que ella misma dice constatar. “La mujer de entrada ha estado siempre menospreciada y se sigue viendo esta injusticia”, apunta la experta que ha dedicado 30 años a investigar poniendo a la mujer en el foco principal de sus trabajos.

En el capítulo que escribe Ballesteros en el libro, titulado 'Las mujeres y la dictadura en Portugal: Dios, Patria y Familia', se recoge una comparativa entre los avances conseguidos durante la República que gobernó durante 16 años en Portugal, en la que fueron “pocos” los años “exentos de avances sociales de especial relevancia para las mujeres”, y lo ocurrido durante la dictadura de António de Oliveira Salazar, el 'Estado Novo', que se extendió desde 1933 hasta 1974.

La historiadora recoge que el “lugar” que se asigna a las mujeres en el 'Estado Novo' es el de estar “supeditadas a los maridos”, si bien son “valorizadas por el régimen” al ser consideradas “sustento de la nación” a través de la maternidad. “Persuadido como estoy de que una esposa que esté pensando en su hogar no puede realizar un buen trabajo fuera de él, lucharé siempre contra la independencia de las mujeres casadas”, afirmaba en una entrevista Salazar, según recoge Ballesteros en su investigación.

Es algo similar a lo ocurrido durante los años de la dictadura española. Así lo señala el profesor Víctor J. Ortega en el mismo tomo. “Constatamos en seguida que el franquismo liquidó la igualdad jurídica y los planteamientos emancipadores de la República con las mujeres mediante la imposición de una legislación patriarcal. Las españolas quedaron subordinadas a la autoridad del padre o el marido hasta el final de la dictadura”, escribe el experto en el capítulo 'Mía o de nadie. Violencia de género y patriarcado en el franquismo'.

Patriarcado y dictadura

Esta serie de investigaciones que recoge el libro, coordinado por los profesores de la Universidad de Málaga, María Dolores Ramos, Encarnación Barranquero y Víctor J. Ortega, quiere “conectar y enlazar” las “distintas formas de represión” que ejercieron los movimientos totalitarios sobre la mujer. Ballesteros es consciente de que en muchos casos es “bastante desconocido” lo que ha ocurrido al otro lado de la frontera. “Mi tesis doctoral sobre el movimiento feminista portugués fue en su momento pionera en España. Y en el caso de la represión, queríamos hacer también una semejanza con España”, explica.

No solo eran castigos físicos o vejatorios, describe Ballesteros. Las mujeres vieron restringidos sus campos laborales y requerían de tutela para “prácticamente todo lo que no era su vida cotidiana”. “Para un permiso de conducir, un pasaporte, o incluso para ciertos ámbitos laborales tenían que tener un permiso marital. Son cuestiones que no son tan visuales, tan impactantes, pero eran parte de la vida cotidiana”.

Por eso, la investigadora aboga por ahondar en el conocimiento de la historia con una perspectiva de género y seguir sumando referentes. “El conocimiento siempre es positivo y sobre todo este es el mayor problema que hay, el no tener referencias. Es lo peor, no solo para la historia y los historiadores, sino para todas las personas. No tener referencias, que son las que ayudan a la población a verse en un espejo y darse cuenta de dónde venimos, pero también que podemos conseguir lo que han conseguido otros”, recalca.

El mismo libro explica que “ni la Historia del salazarismo ni la del franquismo” recogieron realmente qué ocurrió con las mujeres. “Ambos regímenes buscaron en la historia y la historiografía medios para el ensalzamiento y la legitimación de las dictaduras que habían impuesto, así como sus referentes para la restauración de los 'gloriosos pasados imperiales'”, explican los autores en la primera parte de 'Control social, represión y otras violencias sobre las mujeres en las dictaduras ibéricas (1933-1975)'. Pero este silencio se ha ido borrando a través de las nuevas corrientes historiográficas que han trabajado para recordar esa parte de la historia, la de la otra mitad de la población. “No obstante, aún queda un largo camino por andar”, advierten los autores.