Ejerce desde hace más de 35 años como docente. Trabaja en la provincia de Guadalajara y dice pertenecer “a una generación cuya educación era segregadora, con escuelas de niñas y escuelas de niños” y todavía recuerda cómo cuando se permitieron las escuelas mixtas “el cambio consistió en que en los patios de las escuelas de niñas se construyeron campos de fútbol en los patios. En las escuelas de niños no hubo cambios. Ellos no tuvieron que adaptarse pero nosotras sí”.
Rosario de Miguel, ha contado hoy en las Cortes de Castilla-La Mancha que “han tenido que pasar más de 50 años para que empezásemos a pensar en los patios inclusivos, para dar espacios a todos y a todas. Puede parecer una tontería, pero no lo es”, afirmaba.
Ha sido uno de los cinco testimonios, uno por provincia, que se han escuchado hoy en las Cortes de Castilla-La Mancha, por el 8M, en un pleno especial y “social”, donde los políticos eran los que escuchaban a las ciudadanas.
Desde su experiencia vital personal se ha referido a las “muchas adolescentes que queríamos romper con los estereotipos de la época. Queríamos hacer lo mismo que los chicos. Años después, mis alumnas me enseñaron que el verdadero cambio está en poder hacer lo que uno desee: jugar al fútbol o bailar”.
Si ibas a la universidad, podías escuchar consejos como estos: piensa a ver qué carrera quieres elegir o elige una facultad donde encuentres novio y marido con más facilidad. Afortunadamente creo que ya no estamos en ese momento
No sin cierta amargura también rememoraba que “no ha pasado tanto tiempo, pero también a finales de los años 70, las asignaturas venían marcadas por el género. Yo tenía que estudiar ‘Hogar’. Nos preparaban para ser una buena madre y una perfecta ama de casa”.
Pero la senda que otros marcaban para las mujeres de su generación no acababa ahí. “Superada esa etapa, si ibas a la universidad, podías escuchar consejos como estos: ”Piensa a ver qué carrera quieres elegir. Elige una facultad donde encuentres novio y marido con más facilidad. Afortunadamente creo que ya no estamos en ese momento“.
Hoy se alegra de haber podido elegir “gracias a una familia que me respaldaba”. Ella estudió Matemáticas. Ahora es una de las grandes desterradas por las mujeres que siguen sin incorporarse plenamente a titulaciones científicas o tecnológicas. “Entonces Matemáticas era una carrera poco elegida y quizá por eso más femenina”.
Hoy ante diputados y diputadas en el Parlamento regional ha compartido su idea de que el objetivo de la Educación debe ser “preparar al alumnado para la vida, para la ciudadanía y el trabajo” y también cree que es “un instrumento privilegiado para la lucha por la igualdad” pero recuerda que eso requiere “una participación activa”. De todos y de todas.
También aboga por “un modelo educativo dinámico y coeducativo” y ha reclamado “hacer caso a los expertos que apuestan por nuevos métodos para lograr la igualdad de oportunidades”.
Ha pedido “desde ya” que se hagan “esfuerzos para que las mujeres no sigan alejadas de las carreras tecnológicas” para evitar perpetuar la brecha laboral. Hacen falta filósofas, políticas, mujeres que aporten su mirada a una mejor organización de la sociedad y mujeres en la cultura y en el arte, que también enseñan conductas y modelos para vivir en un mundo más hermoso“.
Después reclamaba “educación en valores y principios democráticos, para que la sociedad sea más culta, inclusiva y libre de violencia y discriminación. Los niños y niñas han de crecer en el respeto y en la responsabilidad para rechazar y desterrar las violencias machistas”, zanjaba.