El testimonio de Andrea, una mujer que ha logrado abandonar la prostitución: “Es algo inhumano. Nadie lo merece”
Andrea tiene 31 años y fue su expareja, el padre de sus hijos, el que la obligó a prostituirse. “Es algo inhumano. Nadie lo merece, ninguna mujer merece esta vida”, relata en su testimonio, ofrecido a Cáritas. Es una de las 74 mujeres que la organización religiosa ha ayudado a salir de la prostitución en Toledo, desde 2015, a través del Proyecto Santa Marta.
En el caso de Andrea, su expareja y padre de uno de sus hijos “siempre le pegaba”. “Lo veía como algo normal”, relata esta mujer, para añadir que iba “cada día peor”. El hombre comenzó a consumir drogas y alcohol, y fue entonces cuando la “obligó” a prostituirse, “para poder comprar”. La situación se alargó durante 9 años.
“Mi hija decidió, de ver tantos golpes y tanto maltrato, de decir en el colegio que él me pegaba. Yo no tenía dinero para comprarle la medicación a mi hijo, porque se gastaba todo el dinero en drogas y alcohol”, relata Andrea. Fue entonces que decidió pedir ayuda y entrar en una casa de acogida. Aunque intentó volver con su expareja, finalmente llegó hasta Toledo, donde ha podido “salir adelante” gracias a la ayuda de Cáritas y el Centro de la Mujer.
74 mujeres han salido de la prostitución desde 2015
El Proyecto Santa Marta de Cáritas Diocesana de Toledo ha acompañado a 74 mujeres a salir de la prostitución desde 2015. Fue entonces cuando se inició esta iniciativa, en la que se realiza un acompañamiento “muy personalizado” para que las mujeres puedan salir de la prostitución, y también para que puedan encontrar un empleo, formarse y cubrir sus necesidades básicas.
Siete de las mujeres atendidas fueron víctimas de trata y otras tres, como Andrea, explotadas por sus parejas; también se ha atendido a una víctima de explotación laboral. Actualmente, desde Cáritas Diocesana de Toledo se está atendiendo a 23 mujeres en el proyecto, de las cuales 2 tienen la acreditación de víctimas de trata, y otras 2 mujeres han sido explotadas, una sexualmente por su esposo y otra laboralmente.
De ellas, hay un grupo de prevención de 4 mujeres que se encuentran en el Proyecto Santa Marta. Desde este proyecto, las profesionales –una trabajadora social y una psicóloga- trabajan para evitar el acceso a la prostitución.
Mónica Moreno, secretaria general de Cáritas Diocesana de Toledo, ha comentado que con motivo del Día Mundial de la Trata, que es el 30 de julio, se quiere “visibilizar una realidad cambiante”, cada vez más oculta y cercana. “Una realidad que está dirigida cada vez más a las redes sociales y a la normalización de la sociedad sobre el consumo del sexo”, afirman desde la organización.
Por su parte, la responsable del Proyecto Santa Marta, Paloma Martín de Vidales, ha detallado cómo es la intervención que se realiza con las mujeres que se encuentran en prostitución, “ofreciendo una salida real, y aportando espacios de encuentro para mujeres en riesgo de acceso a la prostitución”.
Las vías de acceso al Proyecto son por los técnicos de los servicios sociales de Atención Primaria; los técnicos de otras entidades –trabajando en red- como Médicos del Mundo; por la red de Cáritas Parroquiales y por otras mujeres que ya han participado o están en el Proyecto Santa Marta.
Desde este Proyecto, que cuenta con financiación del Gobierno regional, se lleva a cabo la acogida, momento en el que la mujer empieza a manifestar sus deseos y demandas, se abre a la información recibida, comienza a pensar en posibles cambios en su vida. También se realiza el acompañamiento, recuperación y cambio de vida, para llegar al momento de la consolidación, la aceptación y la integración en su entorno.
“Deslocalización” de la prostitución
En cuanto a los perfiles, según la experiencia de Cáritas, se destaca la entrada de mujeres con visado de turista y con gran “desinformación”. De Vidales ha indicado que “se está produciendo a nivel general en todos los territorios un cambio de espacio y una deslocalización de la prostitución”, por eso se está produciendo un descenso de los clubs, con un paulatino cierre de los mismos, y a la vez mayor número de pisos y mucha menos prostitución en calle.
También hay nuevos espacios dónde las mujeres hacen contactos. “Bares dónde quedan y luego van a algún lugar para el ejercicio de la prostitución, bares dónde suelen acudir personas mayores, nueva modalidad: co-working (espacios con habitaciones). Cada vez hay más mujeres a las que las obligan a salir en busca de clientes, y suelen ir después a casa de la persona que acude a la prostitución”, ha explicado la responsable del Proyecto Santa Marta, añadiendo que “además se consiguen contactos con las redes sociales y las nuevas tecnologías”.
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