Sonia Pérez Díaz fue la primera matemática en recibir el premio de la Chinese Academy of Sciences. Se trata de una condecoración que sólo se entrega a científicos fuera del país con logros sobresalientes en investigación científica. La catedrática de la Universidad de Alcalá (UAH) habla de cómo fueron los comienzos en la carrera científica, los desafíos a los que se enfrentan las mujeres y cómo es posible desarrollar los sueños en ámbitos donde ellas ganan cada vez más espacio.
¿Están bien reconocidas las ciencias o las matemáticas? “Rotundamente no, ni desde el punto de vista docente ni en cuanto a la investigación se refiere”, asegura Pérez. Explica que decidió orientar su carrera profesional a las ciencias a raíz de la suma de pequeñas decisiones que la dejaron ver “poco a poco, lo apasionante que es la ciencia”. “Mis expectativas en un primer momento, eran bajas, lo que hoy en día puede pensar, en general, cualquier alumna que comienza unos estudios de grado. Según vas haciéndote mayor, las expectativas empiezan a aumentar, y si encima te encuentras por el camino con gente que cree en ti, vas generando una autoconfianza que te hace creer que cualquier cosa que te propongas es posible”, reflexiona.
Pérez Díaz se dedica a una rama de las matemáticas que resume como “álgebra computacional” o “geometría algebraica”. “Todos los objetos cotidianos que están a nuestro alcance (y por supuesto, aquellos que no lo están) son en el fondo figuras geométricas con una determinada forma. Se consigue una determinada forma, gracias a las ecuaciones algebraicas, al álgebra que es uno de los pilares básicos de mi investigación”, explica.
De este modo, reivindica también la presencia de las mujeres dentro de su campo, pero también de cualquiera. “Abrimos un camino y somos un punto de referencia para científicas, para mujeres, para las que hoy son nuestras alumnas y que en un futuro deben ocupar un papel esencial en la ciencia en particular y en nuestra sociedad en general”, señala.
Proyectos a futuro
Actualmente trabaja en “muchísimos proyectos”. “¡Quizás demasiados! He de decir que me encanta la docencia y la investigación a partes iguales y ello hace que siempre tenga muchos frentes abiertos. En cuanto a la investigación se refiere, sin mencionar las conferencias que tengo a corto plazo, sigo en colaboración constante con el grupo de investigación del Profesor Liyong Shen y en los próximos meses me iré a una estancia en Pekín”, explica.
También, se encuentra inmersa en una iniciativa del Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades, junto varias instituciones universitarias, como la de Cantabria, Nebrija, Murcia, Extremadura, Vigo o CUNEF, así como profesores de reconocido prestigio de universidades extranjeras. “Tenemos abiertos varios frentes en los que trabajamos conjuntamente y estamos obteniendo resultados prometedores muchos de ellos relacionados con mi línea de investigación mas ambiciosa: la manipulación efectiva de curvas y superficies algebraicas así como sus aplicaciones”, señala.
“En el futuro solo quiero seguir disfrutando como lo hago de mi trabajo, tanto en la parte docente como en la parte investigadora. Me encanta mi trabajo, sentir que transmito las matemáticas con pasión y que ese alumno que entra en clase el primer día desmotivado sale el último feliz porque por fin ha entendido que las matemáticas están en todo lo que nos rodea”, explica. Además, se dedica a la labor de difusión en institutos, colegios, mesas abiertas o medios de comunicación. “Me encanta poder aportar mi granito de arena y que mis palabras lleguen a aquellas alumnas o alumnos que hoy sienten algo de vocación y creen que con la ciencia podemos lograr un mundo mejor”, señala.
“¡Los problemas matemáticos que abordo están en continuo movimiento! Van surgiendo poco a poco, porque según nos enfrentamos a uno, aparece otro igual o mas interesante que hay que resolver. Es una verdadera satisfacción ver ese teorema demostrado y que da respuesta a un montón de situaciones cotidianas donde las matemáticas juegan un papel esencial”, resalta la docente investigadora.
El papel de la mujer: “no está bien reconocida, pero el problema es más general”
“He de decir rotundamente que la mujer en la Ciencia no está bien reconocida. Sin embargo, el problema es más general y grave aún si cabe, y es que ni la Ciencia ni las Matemáticas, están bien reconocidas, ni desde el punto de vista docente ni en cuanto a la investigación se refiere”, señala la docente. Por eso, aboga por que las matemáticas se enfoquen no como un “mero instrumento”, sino como “algo más, mucho más”. “Las matemáticas crean la capacidad para enfrentarse a problemas, para pensar, para saber desarrollar habilidades que son absolutamente imprescindibles en cualquier grado. Debemos darle ese valor, que actualmente no tienen”, resalta.
También apunta a las dificultades que tienen publicar dentro del campo de las matemáticas. “Es tremendamente complicado. Parece que siempre hacemos cosas abstractas que no van a ningún lado y que, sin embargo, realmente, sientan las bases para aspectos indiscutiblemente esenciales en industria, en diseño asistido por ordenador, etcétera”, puntualiza. Por eso, señala que este tipo de investigación no puede medirse “simplemente con los números y las cantidades, porque estos dependen totalmente del área del que estemos hablando”. “En general, crear ciencia es tremendamente complicado”. La situación se complica en el caso de las mujeres. “Las dificultades pueden ser las mismas que existen en otras áreas. Basta preguntarse cuántas mujeres catedráticas existen y cuántos hombres, o cuántas mujeres ocupan puestos de responsabilidad en grandes empresas y cuántos hombres”, reflexiona.
Dificultades en la carrera académica
La catedrática apunta a que los datos muestran que “cada vez hay menos mujeres dedicadas a la ciencia”. “Incluso en las universidades, empezamos a ver que no llegan alumnas mas allá de los estudios de grado y más aún, he de decir que para nada se plantean estudiar una carrera científica y dedicarse a la investigación y la docencia como hago yo en la universidad”. De este modo, defiende como “esencial” la divulgación de las científicas que ya trabajan en ello. “El darnos a conocer para poder atraer ese talento que muchas veces se queda a las puertas por verdadero desconocimiento de lo que hay detrás”, resalta.
También critica que la financiación para el personal de investigación más joven es “cada vez menor”. “Lo cual genera muchas dificultades y provoca la llamada fuga de talentos no solo a países extranjeros, donde es muchísimo mas fácil lograr financiación, sino también a otras salidas no científicas donde es más fácil llegar e incluso estabilizarse”, explica.
En cuanto a la perspectiva de género, señala que “rotundamente sí” ha tenido más obstáculos en su carrera que sus compañeros hombres, porque “sin lugar a dudas, la conciliación familiar y profesional perjudica a la mujer”. Esto es ve reflejado en menos publicaciones, menos estancias, menos conferencias. “Eso hace que la carrera profesional se ralentice y volver a reengancharse, si es que se consigue, se hace mucho mas tarde que cualquier hombre. Esto es lo que ha sucedido en mi caso personal que por suerte, tiene un final feliz gracias a la ayuda de muchos compañeros y compañeras que creen en mí y me han echado una mano para reengancharme. Sin embargo, he tardado mas tiempo que lo que tarda un hombre en hacerme catedrática, mi gran sueño. Como digo, afortunadamente, he llegado, no sin grandes, grandísimos sacrificios”, resalta.
Por eso, el mensaje que envía a las mujeres más jóvenes es que crean en ellas. “En las habilidades y posibilidades que tienen (que son exactamente igual que las de un hombre) y que se dediquen a lo que les gusta. Y es que el trabajo que elegimos al final nos define, porque ocupa gran parte de nuestras vidas. Hacer lo que nos gusta es esencial y es por lo que hay que luchar, sea la profesión que sea”, asegura.
Por último quiere contar una anécdota para reflexionar. “Visitando un colegio, y hablándoles de las mujeres matemáticas, entré en una clase de primaria (aunque no era mi destino, quise verlo). Allí pregunté a los niños sobre lo que querían ser de mayores. Me quedo con la respuesta de una niña de 6 años: ”yo quería ser médico, pero eso es de chicos, y creo que al final seré enfermera“.
Este artículo se ha escrito en base a un cuestionario contestada por la catedrática Sonia Pérez Díaz.