En 1977, la Real Sociedad Económica Amigos del País de Murcia, defendía que sería “gravísimo” poner en duda la rentabilidad del trasvase Tajo-Segura para el país. La Sociedad defendía que “algunas de las previsiones teóricas” sobre la rentabilidad del trasvase ya se habían demostrado en la práctica. De este modo señalaban cómo se habían conseguido 190.000 kilos de forraje por hectárea, o cómo se había duplicado la cosecha de remolacha o de soja. Para los murcianos, la rentabilidad del trasvase siempre ha estado fuera de dudas.
Sin embargo, el profesor de Economía de la UNED, Enrique San Martín González, señala que la rentabilidad de la infraestructura es muy cuestionable no sólo para Castilla-La Mancha, sino también para España. El profesor participa en la primera jornada del II Foro Ibérico del Tajo con la ponencia 'Descubriendo el mito de la rentabilidad económica de los trasvases: el caso del Tajo-Segura', un tema que ya ha tocado también en Toledo junto al Grupo de Investigación del Tajo de la UCLM.
“Esencialmente lo que planteo es que la evaluación económica del trasvase no se hace correctamente”, señala el profesor, quien recalca que sólo se tienen en cuenta los beneficios que significa la infraestructura para la zona de Levante y de Murcia, pero no los gastos globales o las consecuencias para la cuenca cedente. En este sentido, recalca que tampoco hay rentabilidad social ni tampoco ambiental y que, desde el punto de vista económico, se puede entender una rentabilidad “muy elevada” sólo si se tiene en cuenta los efectos para los regantes del trasvase. “En términos muy resumidos, cuando en un proyecto de inversión hay otro que paga parte de los costes, al beneficiario del proyecto suele salir muy rentable”.
San Martín señala que no sólo para Castilla-La Mancha es poco rentable el trasvase, sino que también para España. En este sentido, recalca que los costes de la infraestructura podrían llegar a los “miles de millones” si se toma en cuenta el conjunto de la duración de la obra que ya tiene una historia de 50 años. Por otro lado, señala que para los regantes del trasvase el agua que pagan es “seguramente el agua más cara de España”. Esto, sin embargo, no significa que los profesionales estén pagando todo lo que les correspondería desembolsar, al gozar también de diversas subvenciones directas y cruzadas, por lo que al final, sale rentable.
“La obra es muy cara. Resulta muy caro pagar las infraestructuras para llevar el agua desde una distancia tan larga”, señala. Para el río Tajo, como es de suponer, el precio también resulta caro, en especial en la pérdida de oportunidades. La Asociación de Municipios Ribereños y la Agencia del Agua de Castilla-La Mancha han destacado en varias ocasiones la pérdida tanto de población como de turistas, debido al estado al que se han encontrado los pantanos de cabecera del río en los últimos meses. “La industria no sería muy importante, pero se siguen llevando recursos de una zona menos desarrollada, como la de la cuenca, a otra mucho más, como es Levante”, señala el profesor.
San Martín concede que no hay una valoración exacta para saber a cuánto ascendería la pérdida para las poblaciones alrededor de la cuenca del Tajo, pero se atreve a señalar que su magnitud sería importante. “No sólo podemos tomar en cuenta el dinero, sino también los aspectos ambientales, sociales, ecológicos y culturales. Todo hay que tenerlo en cuenta”, afirma. Enrique San Martín señala que, probablemente, la obra resultaba rentable cuando se pensó, a lo largo de la década de los años 30.
“Pero era un proyecto trazado para una España atrasada y agraria. Sin embargo, se planteó en los 30' y, finalmente, se desarrolló en la década de los 70'”, puntualiza el experto. En este sentido, señala que ya en los años 70' las condiciones habían cambiado de manera sustancial, por lo que los objetivos que quería cumplir el trasvase también habían 'pasado de moda'. Tanto España como la cuenca receptora han cambiado, afirma, y ahora lo que se está promoviendo es un aumento de los desequilibrios regionales, al transferir recursos de una zona pobre a una más rica.“El problema ya no es sólo si se lleva agua, sino si el trasvase debería existir, o no”, concluye.