A ritmo de batucada comenzó la última concentración mensual del verano organizada por la Plataforma en Defensa del Tajo de Toledo. Las convocatorias se mantendrán a lo largo del año, afirmó su presidente Alejandro Cano, pero se harán más temprano en los meses de invierno para no hacerlas en la oscuridad. Muchos son los temas que quiso tratar el activista, empezando por un recorrido a las actividades reivindicativas que se han hecho este verano, como la visita a Aranjuez o al embalse de Bolarque.
Cerca de 140 personas acudieron a este último viaje, que ha inspirado dos iniciativas más que se realizarán próximamente, de la mano de los estudiantes de Ciencias Ambientales y del Ateneo Científico de Toledo. Cano lamentaba que las aguas del embalse situado entre las provincias de Guadalajara y Cuenca ya no se mostraban tan transparentes como antes, sino que en ellas se podía ver un tono ya turbio y opaco. “Nos hace pensar que lo que queda es agua y limos a partes iguales”, lamentó, aunque admitió que se mantienen los tonos turquesa de sus aguas.
De todos modos, explicó que la cabecera del río Tajo ha “entrado en colapso como fuente de abastecimiento” de agua y, a pesar de ello, los trasvases continúan. “Algunos esperaban que los pantanos llegasen a ser charcos para acabar con los trasvases pero estos siguen. Consiguen que los paguemos entre todos y nos quedaremos sin ríos y, por tanto, sin vida”, afirmó Cano. Desde la Plataforma criticaron también los Gobiernos sigan apostando por este tipo de modelos, y alimenten los “bulos” alrededor de la gestión del agua.
Por eso, instaron a la ciudadanía a reconocer este tipo de errores y hacérselo reconocer también a los políticos, de quien depende este tipo de gestión. “Cada vez son más los regantes que se dan cuenta de la insostenibilidad, ven que son peones de una cultura lobbista que incluso les piden que se salten las leyes”, afirmó Cano, que recordó los testimonios del último informe de Greenpeace, '10 años de la trama del Segura'. “Con el pretexto de una sequía creada, ven como se trasvasa el agua de los pozos de reserva”, explicó.
Desde la Plataforma han rechazado también el concepto de Pactos del agua, que han calificado de un “intercambio de cromos” y que siguen dejando a la población ribereña “más desprotegida”. “El Tajo no necesita de un pacto, sino que se cumpla la Directiva Marco del Agua. Necesitamos un cambio en la cultura del agua y el Gobierno debe escuchar a su ciudadanía”, afirmaron desde el colectivo. Recordaron que la situación del río es tal que hace unos años ya “ni siquiera en verano” parece que se reduce la contaminación del Tajo.
De hecho, señalan, este verano se empezaron a ver enormes masas de agua verde, que achacaron a las altas temperaturas, a un caudal “muy estancado” a “gran cantidad de materia orgánica” y a la proliferación de algas. “Son los ingredientes para que cuaje una buena y desgraciada mortandad de peces”, lamentan. Por otro lado, en los meses de julio y agosto el río ha tenido una estampa “verdaderamente deplorable y vergonzosa”, con colores “propios de una gigantesca cloaca” que mostraban “espesas papillas” flotando en el río.
La tormenta de finales de agosto arrastró “todo tipo de suciedad y grasa” hasta el río, pero desapareció la turbidez y su aspecto “espeso”, que es “ el efecto de la dinámica fluvial del río que marca su pulso vital”. “El Tajo languidece ante nuestros ojos”, lamenta la Plataforma. Recuerdan que son necesarias crecidas y estiajes para que la contaminación se degrade y que el agua se oxigene, se mantenga la vegetación a sus orillas y que las especies autóctonas tengan la corriente que necesitan. “Sólo es necesario que al río se le deje fluir para vivir”, concluyen.