Las últimas lluvias mejoran el estado de los embalses de la cabecera del Segura

Las lluvias y las nieves caídas en estos últimos días han sido muy positivas para los embalses de la cuenca del Segura, que esta semana ganan seis hectómetros cúbicos (hm3) y llegan a los 176 hm3, o lo que es lo mismo, a día de hoy y tras las precipitaciones, se encuentran al 15,3% de su capacidad.

El embalse del Talave se encuentra al 35% de su capacidad y Camarilla roza el 26%. Son los dos embalses de la cabecera del Segura en los que se ha recogido más agua de lluvia pero no son los únicos. También en la Fuensanta hay mejoría de datos, si se comparan con los que la propia Confederación Hidrográfica del Segura (CHS) recogía a fecha de 1 de enero de este mismo año donde (15,321 hectómetros cúbicos) y que ahora, con fecha 30 de enero, han aumentado hasta los 18,476. También en el pantano del Cenajo se ha experimentado un aumento de caudal que ha subido en cerca de tres hm3 cúbicos a lo largo de este mes. Y es que, según los datos de @MeteoHellín, el domingo 28 de enero se habían acumulado un total de 23 litros por metro cuadrado (l/m2) en el casco urbano de Hellín, cifra que aumentaba en la zona de Ontur, próxima a los embalses del Talave y Cenajo, donde la lluvia descargó más de 30-35 l/m2.

Así, y aunque las cifras dejan la primera buena noticia hidrológica desde hace muchos meses para la demarcación del Segura, hoy día la cabecera sigue en estado de emergencia por sequía. Esto significa que se mantienen las restricciones de uso de agua para riego tanto para la zona de la cabecera, que comprende el sureste de la provincia de Albacete, y para el resto de la cuenca, en municipios de Alicante, Murcia y Almería. El objetivo sigue siendo garantizar el abastecimiento humano, tal y como comprende el Plan del Segura que establece que , los recursos hídricos que haya, hoy todavía muy escasos, se dedicarán preferentemente a atender las demandas del abastecimiento de la población y del caudal ecológico del río Segura, aprovechando que durante el periodo invernal se produce una reducción en las necesidades de agua para regadío.