Unión regional y alianza con el pequeño comercio: los objetivos de los grupos de consumo

El I Encuentro regional de Grupos de Consumo Ecológico de Castilla-La Mancha acabó con una fecha marcada en la agenda y un propósito: crear una plataforma común que una a los diferentes colectivos de la región y que esté lista para el 31 de mayo. Se trata de una manera de conectar sinergias y coordinar acciones encaminadas a fortalecer el comercio justo y de proximidad en los municipios, uniendo a los consumidores con los proveedores y el pequeño comercio en aras de conseguir una mayor “soberanía alimentaria”.

Este encuentro, celebrado en Alcázar de San Juan el pasado sábado 21 de abril, congregó a 55 personas a lo largo de toda la jornada procedentes de diversos puntos de la región. El objetivo del encuentro, como explican los portavoces de los grupos de consumo organizadores, era lograr que las personas que participan en este movimiento se conocieran entre sí e intentar sacar propuestas de acción conjunta. A la inauguración de la jornada acudieron los concejales del Ayuntamiento de Alcázar de San Juan Javier Ortega y Amparo Bremard para dar la bienvenida a los asistentes.

Para Jose Manuel Pérez, coorganizador y miembro del Grupo de Consumo Los Caracoles de Toledo, este primer encuentro “era muy necesario” porque sabían de la existencia de grupos de consumo en toda la región pero no mantenían relación, a pesar de tener objetivos comunes de “consumo responsable y ecológico por la soberanía alimentaria”. Por eso necesitaban conocerse y “llegar a propuestas comunes”, afirma.

La alianza con el pequeño comercio

Una de las líneas de actuación por las que se decidió apostar de manera destacada es la alianza con el pequeño comercio. Durante los talleres y debates que se llevaron a cabo en el encuentro se señaló la preocupación que existe dentro del colectivo a favor del consumo “responsable” por la identificación de los Grupos de Consumo como competidores del comercio local. Un “mito” que quieren desmontar animando a los comercios locales a incorporar en sus estanterías y escaparates productos procedentes de la agricultura ecológica, producidos por proveedores cercanos.

Mercedes Rivas, coorganizadora del encuentro y componente del Grupo de Consumo Ecomoñigones de Alcázar de San Juan, explica que si el comercio local y los grupos de consumo se convierten en “aliados” y fomentan “un consumo responsable conjunto” podrán educar a la sociedad para que los clientes puedan “comprobar que los precios de los productos ecológicos no son tan diferentes, pero la calidad sí”.

De este modo, como apunta José Manuel Pérez, “si se consume local, se genera un modelo de producción local y se contribuye a recuperar cosas como las semillas antiguas, que se han perdido por las semillas que introducen grandes multinacionales como Monsanto”. Por otro lado, también se pretende avanzar en la concienciación por el consumo crítico y responsable, que tenga en cuenta la forma de producir cualquier producto de consumo (alimentos, productos de limpieza, tecnológicos, etc) sin olvidar los residuos que genera y cómo repercute en la economía local.

En definitiva, con esta alianza los grupos de consumo pretenden que la oferta ecológica y de comercio justo llegue a toda la sociedad y se “genere un nuevo modelo de producción y consumo” de carácter “glocal”, es decir, que tenga en cuenta cómo las acciones de la vida cotidiana afectan a la salud global de las personas y el Planeta.

Fortaleciendo raíces

Un grupo de consumo es un conjunto de personas preocupadas por los problemas sociales y ambientales que provoca la sociedad de consumo. Por esa razón, se unen para comprar juntas productos de proveedores que trabajen lo más cerca posible de sus localidades de residencia. En esa compra colectiva tienen muy en cuenta que el modelo de producción no sea perjudicial para la salud de las personas y del medio ambiente, sin olvidar el respeto a las condiciones dignas de trabajo.

En Castilla-La Mancha existen, al menos, 15 colectivos distribuidos por las cinco provincias que, desde el año 2008, se encargan de fomentar la filosofía del consumo crítico y responsable. Uno de los ejemplos de mayor éxito es El Rincón Lento, de Guadalajara, que desde 2009 ha conseguido abrir una tienda de productos locales y comercio justo que ha generado dos puestos de trabajo. Con ello se potencia una alternativa de consumo responsable a través del comercio justo y una oferta de actividades culturales amparadas por un tejido social formado por más de 350 socios que está abierto a toda la sociedad.

Otros ejemplos destacados en la región son la Red de Intercambio “Estraperlo” de Albacete, vinculada a la Casa Vieja, o la Cooperativa La Entreverá, situada en diferentes municipios del centro de La Mancha. Ambas son puntos de intercambio económico y social potentes entorno a la filosofía de la “economía para las personas”.

Por otro lado, en los municipios de comarcas como La Manchuela, la Sierra del Segura, el Campo de Montiel y el Campo de Calatrava y en capitales de provincia como Cuenca, Toledo y Ciudad Real también existen colectivos que fomentan el consumo crítico y responsable, ampliando esa concienciación al resto de la sociedad con actividades como la Semana Sin Tóxicos de Valdepeñas, o los encuentros de Ecomoral entre otras.

Las personas que participan en estos grupos se organizan para consumir productos que cubran todas sus necesidades, intentando abarcar lo máximo posible la lista de la compra hacia esta alternativa. De esta manera, es posible consumir desde fruta, verduras, lácteos, carnes, pescados,  huevos, especias, harinas o dulces, hasta cosméticos, productos de limpieza o solicitar servicios de albaliñería o carpintería en función de los casos.

Liberal, radical, reformista, responsable… y avestruz

La actual manera en la que se produce y se consume genera graves problemas sociales y medioambientales. Desde la ingente producción de residuos, con sus islas de plástico sobre el mar, hasta la pérdida de biodiversidad, entre muchos otros problemas que son consecuencia de la manera que tiene el ser humano de relacionarse con su entorno.

La conferencia inaugural del I Encuentro de Grupos de Consumo de Castilla-La Mancha versaba sobre las actitudes de las personas educadas en la sociedad de consumo respecto a estos problemas. El profesor de la Universidad de Comillas Carlos Ballesteros se encargó de impartir esa conferencia.

En su charla, Ballesteros definió cuatro actitudes ante los problemas que genera la sociedad de consumo. El “liberal” sería aquel que se “siente cómodo” en la sociedad de consumo, se “beneficia de ella” y no pretende cambiarla. En el lado opuesto se sitúa el “radical”, un perfil que piensa que todo lo que genera la sociedad de consumo es malo y propone su destrucción.

Hay otros tres perfiles. El “avestruz”, que decide ignorar los problemas, el “reformista”, que propone alternativas dentro de la sociedad de consumo y el “responsable”, que trata de tener la conciencia tranquila consumiendo alimentos de marca “ecológica” de grandes superficies pensando que es suficiente, aunque, en realidad, se trate de una etiqueta que contradice los principios ecológicos.

Para Ballesteros, los grupos de consumo encajarían dentro del perfil “reformista”, y propone que estos movimientos hagan especial hincapié en convencer a los “responsables” de las alternativas que proponen. En ese sentido, para gestionar la frustración que muchas veces nace en los movimientos sociales por la dificultad de alcanzar los objetivos marcados, recomienda “mirar atrás” y valorar todo lo que se ha conseguido, aunque aún quede aún mucho por hacer.

Por otro lado, Ballesteros también incidió durante su conferencia en buscar modelos que potencien la soberanía de las personas más allá del plano alimentario. En ese sentido, habló de banca ética, cooperativas de energía renovable o smartphones de comercio justo que, con todas sus ventajas, inconvenientes y limitaciones, suponen alternativas y avances que, desde el plano económico, dan respuesta a los problemas sociales y medioambientales que sufre la humanidad.