Arturo Casarrubios es una de las víctimas de los campos de concentración nazi de Castilla-La Mancha. Casarrubios, nacido en 1910 en Villaluenga de la Sagra, murió en el campo de concentración de Neuengamme en Hamburgo (Alemania), según una carta enviada a su mujer, por pulmonía y agotamiento. “Se apagó insensiblemente sin que le quedara ninguna fuerza”, indicaba en una carta P. Bouriez, que escribió a la viuda de Casarrubio para explicar las razones de la muerte de su marido. “Siempre hablábamos de usted y de su familia, contándome todo lo que había sufrido en los campos de concentración de Francia”, resaltaba la carta.
Tras el infierno pasado por Arturo en los campos de concentración, han quedado dos objetos de su pertenencia. Un reloj y una pluma. La iniciativa memorialista alemana Arolsen Archives, que existe desde el fin de la Segunda Guerra Mundial, se ha encargado de recopilar los objetos que dejaron las víctimas del Holocausto para poder devolverlas a las familias. Durante décadas, estos archivos han buscado a familiares con el objetivo de reparar la memoria, gracias a la ayuda de instituciones y personas en toda Europa y el mundo.
Antonio Muñoz fue contactado por los Arolsen Archives precisamente con la intención de facilitar la llegada de las pertenencias de castellanomanchegos a sus familias. El caso de Arturo Casarrubios fue uno de ellos. Las gestiones que ha llevado a cabo Muñoz permitieron que en noviembre del 2022, el reloj y la pluma de la víctima toledana llegasen al Archivo Provincial de Toledo, donde se encuentran actualmente. Muñoz entró en contacto con un familiar de Casarrubios, concretamente su nieto que tiene el mismo nombre. El nieto autorizó el envío de las pertenencias y el Archivo toledano aceptó su recepción.
Sin embargo, y tal como explica el director de la institución provincial toledana, dependiente de la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha, ahora los objetos se encuentran en 'territorio de nadie'. Carlos Flores asegura que lo que recibió como una autorización para obtener estas pertenencias y dejarlas en el archivo, luego se convirtió en una negativa por parte de la consejería. “No suele haber mayor problema para recibir este tipo de objetos”, aseguraba Flores a este medio.
Por parte de la Consejería de Educación, Cultura y Deportes de Castilla-La Mancha señalan que no se trata de una “negativa”, sino que es la ley que rige los archivos en la región la que impide que se recepcionen este tipo de objetos. “Los objetos se depositan en los museos. Los archivos son de carácter documental, y un reloj no es un documento”, aseguran fuentes de la cartera. A esto añaden que el personal técnico admitirá “o no” la pieza, en un museo, pero siempre “en base a criterios técnicos, no ideológicos”.
Pero desde el Archivo Provincial ya trabajan para que el objeto tenga un destino. Y lo que plantean es que vuelva a los mismos orígenes de Casarrubio, es decir, el pueblo de Villaluenga de la Sagra, en Toledo. Pero todavía es un trabajo que se encuentra en proceso.
El anillo de Antonio Rodríguez
No es el único objeto que se ha localizado gracias a las gestiones de Muñoz. También está el anillo de Antonio Rodríguez Bordello, víctima también de campo de concentración nazi, originario de la localidad albaceteña de Caudete. Es un siegelring, un anillo de sello, que se intentó enviar al Archivo Provincial de Albacete, pero cuya recepción no fue autorizada. La familia de Rodríguez Bordello se encuentra actualmente en Marsella, explica Antonio Muñoz, quien asegura que fueron los familiares los que mostraron su interés en que el anillo llegase a la tierra natal de Rodríguez.
Entonces se puso en contacto con el Archivo. “Me dijeron que el archivo no podía recibirlo, porque sus superiors entendían que no procedía que los archivos recibiesen esos objetos”, lamenta el docente, que recuerda que estos objetos son algo muy raro, puesto que fueron muy pocas las pertenencias que se salvaron del horror de los campos de concentración nazi, y principalmente de los campos de Dachau y Neuengamme. De hecho, señala que los fondos aunque tienen las pertenencias en su poder no habían sido “activos” en la búsqueda de los familiares, hasta hace unos años, cuando decidieron impulsar una campaña para encontrar a las familias.
Muñoz resalta que “algo más de la mitad” de los objetos que se encontraron en España se devolvieron por “distintas vías”. Los primeros llegaron al Centro de la Memoria Documental de Salamanca en 2020, asegura, y otros se enviaron más tarde a Catalunya. También se han logrado devolver a familias en Murcia, Andalucía y Asturias: “En algunos casos es cierto que la misma familia no ha querido saber del tema”. Por eso, lamenta la negativa institucional de Castilla-La Mancha. “¿Por qué se niegan a recibir los objetos? ¿Qué motivación tienen?”, reflexiona. “¿Qué dirían a los familaires de los deportados?”, añade.
Normativa de los archivos
Desde el Archivo Regional de Castilla-La Mancha se ha explicado a este medio que, efectivamente, los archivos se encargan de recepcionar documentos o material audiovisual. Para otro tipo de material, como serían estos objetos, se requiere la aprobación del Consejo de Archivos que se celebra de forma anual. Francisco García, experto en patrimonio y también colaborador de este medio, coincide en ello. Pero también puntualiza que existen pequeños objetos en archivos como el de la Nobleza, pero que van siempre junto a otros con soporte documental, como puede ser un manuscrito o un informe postal.
“Efectivamente, los objetos son de Museo aquí en España. Estos objetos deberían venir al Museo Provincial”, recalca García. “Al ser una institución pública, también deberían recepcionarlo, porque tienen la misma validez institucional de depositarios de objetos”, concluye.