Desde hace una veintena de años las familias de los ‘siete de Pajares’ se reúnen el último domingo de agosto para recordar el asesinato impune de siete vecinos del pueblo de Pajares de Adaja, en la provincia de Ávila. Este año, coincidiendo con el 87 aniversario del crimen, lo han podido hacer dando digna sepultura en el cementerio de la localidad a los represaliados en la Guerra Civil cuyos restos se encontraban en el Valle de Cuelgamuros, antiguo Valle de los Caídos.
En un acto institucional organizado por el Gobierno de España y celebrado en la localidad se ha hecho entrega de los restos de una decena de personas a sus allegados en un acto con la presencia del ministro de Presidencia en funciones, Félix Bolaños, que lo ha calificado como “mucho más que un acto institucional, un acto de justicia, un encuentro con la verdad”.
Las familias presentes han vivido con mucha emoción la aplicación por primera vez de la Ley de Memoria Democrática, que contempla la restitución de los restos depositados en el mausoleo franquista a las familias que lo soliciten. Tras este acto quedan 140 peticiones en trámite para extraer los restos del monumento diseñado para la propaganda fascista. En una lucha de varios años se ha logrado sacar e identificar los nombres de la caja 198, que contenía los restos de doce civiles, once hombres y una mujer, asesinados en agosto de 1936 e inhumados en sendas fosas comunes en las localidades de Aldeaseca y en Fuente el Saúz (Ávila), originarios de Pajares de Adaja y Navalmoral de la Sierra. En 1959 los restos de los asesinados fueron sacados de las fosas y llevados al entonces Valle de los Caídos, supuesto lugar de reconciliación de la guerra civil diseñado por el dictador Francisco Franco, sin el permiso y consentimiento de las familias.
La caja 198 era la que más reclamaciones contenía para salir de Cuelgamuros, y entre los restos se encontraban los llamados ‘siete de Pajares’, varios de ellos miembros de la Casa del Pueblo vinculada a UGT, fusilados por falangistas en el pueblo cercano de Aldeaseca en la madrugada del 20 de agosto de 1936. Además, en el año 1959 se introdujeron en esa caja los restos de otra fosa común, que contenía los cadáveres de cinco segadores de la localidad de Navalmoral de la Sierra asesinados a principios de agosto de 1936. En este municipio en el verano del inicio de la Guerra Civil se asesinaron una treintena de personas, varias de ellas sin que se haya sabido dónde fueron arrojados sus restos a día de hoy.
Los 'siete de Pajares'
Los trabajos forenses han identificado los restos de diez de los doce cuerpos de la caja, los ‘siete de Pajares’: Víctor Blázquez del Oso, Valerico Canales Jorge, Emilio Caro García, Román González Enríquez, Flora Labajos Labajos, Celestino Puebla Molinero y Pedro Ángel Sanz Martín; y los de la fosa de Fuente el Saúz: Gregorio Pérez del Peso, Raimundo Meneses Redondo y Rito Martín Redondo de Navalmoral de la Sierra. Otros dos de identidad desconocida de esta localidad no han podido ser identificados.
Las exhumaciones de la caja 198 comenzaron el pasado mes de junio, localizando la caja en el nivel 0 de la Basílica. Un tercio de los 33.833 cadáveres trasladados al conjunto monumental constan como anónimos en los libros de registros. El régimen franquista expolió fosas y cunetas para rellenar de huesos, entre ellos los de los vecinos asesinados de Pajares de Adaja y Navalmoral de la Sierra.
El cierre de un duelo de nueve décadas
Juan Luis González, nieto de Román González Enríquez, habló en nombre de las familias sobre lo que suponía este acto de hoy. “Estamos aquí para cerrar un duelo, el duelo inacabado y nunca resuelto de nuestras abuelas y abuelos, padres y madres, tíos y tías, el duelo de todas y todos nosotros”. Ha reprochado que este acto “resulta inconcebible e inexplicable que no se haya podido producir hasta ahora”, recordando las vidas de los familiares, “marcadas por la injusticia y la humillación, tampoco de esta democracia que se tildó de ejemplar y modélica en sus inicios”.
Las familias de Pajares de Adaja y Navalmoral de la Sierra han querido enviar además su solidaridad a todas las víctimas y familiares en situación similar. “Que este acto de memoria sirva para poner verdad a la barbarie” y esperando que se produzca como aquí una “reparación tardía e incompleta, pero significativa ante tanto desalmado que nos niega el derecho humano y la obligación filial de enterrar a nuestros muertos”. El nieto de Román González, un jornalero y tratante de ganado que fue asesinado, ha finalizado celebrando que “los hemos sacado y los hemos recuperado, para nosotras, para su pueblo, para su país, para el mundo entero. Ya van a reposar en paz ahora sí junto a los suyos, junto a nosotros.” “No pasarán por encima de nuestras conciencias y dignidades”, ha reivindicado por su parte Yolanda Meneses Martin, nieta de uno de los asesinados de Navalmoral de la Sierra.
Fausto Canales, que a sus 89 años ha luchado décadas para sacar a su padre Valerico Canales y a su tío del Valle de Cuelgamuros, se ha mostrado especialmente contento pese a estimar que “el Estado ha incumplido hasta ahora la reparación a las víctimas de las violaciones de derechos humanos en la guerra y dictadura”. Fausto ha recordado en el acto institucional toda la lucha que desde el año 2000 los vecinos emprendieron para sacar los restos de sus familiares del Valle de Cuelgamuros, denuncias ante la Audiencia Nacional infructuosas incluidas. “Para el grupo de familiares este es un acto de sanación, que cierra nuestras heridas abiertas hasta hoy. Un acto importante para nosotros, pero insignificante si se tiene en cuenta la tarea que queda por delante”, ha valorado. Y ha enviado un mensaje sobre la recuperación de restos de represaliados para darles digna sepultura: “Este es un acto de paz, e invitamos a toda la ciudadanía española a que así lo considere”.
El ministro en funciones, Félix Bolaños, ha calificado esta primera entrega de restos de Cuelgamuros como “un día importante para el Gobierno y la democracia española porque saldamos una deuda que teníamos como democracia”, reconociendo que la reparación y justicia llega tarde. Bolaños ha pedido tener un país “más justo, más tolerante y más conocedor de nuestra historia”. “Sin rencor, debemos reconocer lo que pasó para hacer un acto de verdad, justicia y reparación”. “Para muchas de las familias que estáis aquí es el final de un largo camino pero para el Gobierno es el inicio de un camino para cientos de familiares que siguen buscando los restos de sus seres queridos y el Gobierno hará lo que esté en su mano para recuperarlos”, ha finalizado señalando que este homenaje “salda una deuda”. “En nombre del Gobierno de España y del Estado todo nuestro cariño”.
Para el alcalde de Pajares de Adaja, Francisco, el acto de hoy ha supuesto poner a sus familiares y amigos “donde deben de estar”, descansando en el cementerio local, que se ha llenado para este homenaje donde se han leído además sus biografías para que consten para siempre, entre ellos su predecesor en el cargo hace casi nueve décadas. El secretario general de UGT, Pepe Álvarez, ha estado también presente en el acto por la vinculación de varios represaliados con el sindicato, poniendo en valor que este acto “es de reparación a los familiares y a las organizaciones por las que perdieron la vida”, agradeciendo al presidente del Gobierno en funciones, Pedro Sánchez, la Ley de Memoria Democrática y pidiendo que este proceso no se pare y se acelere para dar justicia a cientos de familias.
En Pajares de Adaja el acto de hoy no supone el fin de la búsqueda de represaliados del pueblo abulense, ya que como recuerda Fausto, en el verano de 1936 fueron 10 los asesinados, por lo todavía queda por saber qué fue de los cuerpos de 3 de ellos. Insiste en que hay sacarlos de la fosa donde fueron enterrados y que darles digna sepultura es más que una cuestión de justicia. Pero la alegría hoy era incontestable como Fausto expresaba al saludar tras el final del acto: “Lo hemos conseguido”.