Castilla y León está ante unas Elecciones Autonómicas históricas. Por primera vez en 32 años, el PSOE sería el partido más votado. Según la encuesta del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) los socialistas obtendrían un 32,9% de los votos y entre 30 y 31 escaños mientras que el PP cae al 30,4% con entre 28 y 29 diputados. El sondeo otorga a Ciudadanos entre 10 y 13 representantes, 8 a Podemos y baraja que entre Vox en las Cortes con un diputado. Los resultados que arroja el CIS son algo distintos a los de la extrapolación de resultados de las Generales: 28 escaños para el PSOE, 24 para el PP, 14 para Ciudadanos, 9 para Vox y 6 para Podemos. Así, según el CIS, Vox a duras penas conseguiría un parlamentario, y la subida de Ciudadanos, no sería tan llamativa.
Desde que un joven José María Aznar aterrizó en la Junta de Castilla y León en 1987 bajo las siglas de AP (Alianza Popular), refundado en 1989 como Partido Popular, en el Colegio de la Asunción, sede de la Presidencia, no ha habido otro color distinto al azul. La mayoría absoluta del PP se resintió ya en los pasados comicios, cuando el presidente Juan Vicente Herrera fue investido en la segunda vuelta gracias a la abstención de Ciudadanos.
A mitad de la legislatura el Partido Popular empezó a descomponerse: Herrera afrontaba la última legislatura sin sentirse demasiado arropado por su partido. Había aconsejado al presidente, Mariano Rajoy, que se mirase al espejo para analizar los malos resultados de las elecciones de 2015, y eso le pasó factura. Poco después llegaron unas primarias que acabaron de dibujar la división interna del partido, los que estaban con Herrera y los que estaban contra él. Ganaron los últimos. Alfonso Fernández Mañueco luchó desde entonces por hacerse con el control de un partido y con la visibilidad fuera de Salamanca, ciudad de la que era alcalde. No se lo pusieron fácil. Llega a esta campaña partiendo casi de cero y arrastrando los casos de corrupción del Gobierno Herrera.
Curiosamente, el mismo grupo político que permitió al PP revalidar la presidencia la pasada legislatura, puede dinamitarla ahora. Según el CIS, no hay una mayoría clara ni en derechas ni en izquierdas. Tomando el lado más alto de la horquilla en la que se mueve, con un PP con 29 procuradores sumando los 13 de Ciudadanos y el único que obtendría Vox, el Partido Popular tendría la mayoría absoluta. Sin embargo el pacto con el partido de Albert Rivera no es tan sencillo.
En febrero de este año, de manera inesperada y abrupta, la que era presidenta de las Cortes, Silvia Clemente, abandonó el PP y arremetió duramente contra el que fue su partido y su líder, Alfonso Fernández Mañueco. Esa misma tarde, eldiario.es adelantó su fichaje por Ciudadanos. Clemente iba a ser la candidata a la Junta de Castilla y León. Su fichaje hizo temblar los cimientos del PP regional. Si Clemente era la nueva líder de Ciudadanos, bloquearía una posible investidura de Fernández Mañueco, a quien detesta . El pucherazo que se descubrió tras las primarias dejó, aparentemente, fuera de juego a Clemente y situó en el tablero a Francisco Igea. Hasta el momento en candidato legítimo ha soportado bien las presiones del aparato y ha admitido en su equipo a los valedores de la expresidenta de las Cortes. Pero Clemente sigue en Ciudadanos. Que no esté en ninguna lista no garantiza que Ciudadanos no vaya a contar con ella en un futuro gobierno. Así, tanto ella como Mañueco, difícilmente podrían ser socios.
Pero es que además Ciudadanos no sólo no descarta pactar con el PSOE, sino que insinúa que es una posibilidad. El pasado miércoles Francisco Igea comentaba que su partido se ha convertido en “una novia” para todos los demás y no le falta razón. El plante del líder a la dirección de su partido rechazando a Clemente porque no era “regeneración”, ha relajado las suspicacias propias de la izquierda hacia el partido de Rivera. Fuentes del partido consideran que el acuerdo con los socialistas es la primera opción que se va a tomar en consideración.
Las izquierdas, según el CIS, no consiguen la mayoría absoluta, pero no sería imposible una investidura si el pronóstico que se cumple fuese el de la horquilla baja para la derecha: el PP se quedaría en 28 escaños; Ciudadanos, en 10; y Vox, fuera del Parlamento. Con 38 escaños, la suma de la izquierda sería superior para una investidura con mayoría simple. Pero la ecuación más simple es la de pactar con Ciudadanos y obtener la mayoría absoluta.
Mientras Tudanca avanzaba a eldiario.es que tomaba la encuesta con “prudencia y humildad”, en las filas 'populares' el avance de resultados ha calado, según fuentes del partido, cunde el desánimo. En Ciudadanos, mientras, se dejan querer, y trabajan para convencer al electorado.