Castilla y León no relajará sus medidas para frenar la pandemia, al menos hasta que llegue el 23 de febrero. Así lo ha asegurado este martes la consejera de Sanidad, Verónica Casado, en rueda de prensa. Las declaraciones de Casado (Ciudadanos) chocan con las realizadas el pasado lunes por el portavoz de Sanidad del PP, Alejandro Vázquez, que afirmó que era “muy probable” que en el Consejo de Gobierno del próximo jueves se flexibilizasen las restricciones.
Según la consejera, que informado de la evolución de la tercera ola en Castilla y León, los datos no permiten relajar las medidas. Ni el número de contagios ni la ocupación de las camas UCI en los hospitales ha descendido como para eliminar restricciones y es algo que viene marcado en el semáforo que se aprobó hace meses en el Consejo Interterritorial de Salud.
Así, entre los criterios para empezar una desescalada, que según Casado tiene que ser más lenta que la escalada, marcan una ocupación máxima de UCIs del 25% y en Castilla y León es, actualmente del 51%. Además, no parece que esta situación pueda aliviarse en días, ya que la consejera ha explicado que el 30% de los enfermos se cronifican y pueden estar “meses” en críticos, mientras que la estancia media está cifrada en 24,4 días. Para Casado, la llegada de una cuarta ola, sería terrible con esa ocupación. Sobre la Semana Santa, Casado ha sido muy clara: “No vamos a salvar nada por salvar, vamos a ir de la mano de los indicadores, ya tuvimos un susto importante en navidades”, ha zanjado.
Por último, ha recordado que circulan varias cepas de COVID-19, que son “más contagiosas” lo que puede llevar a situaciones “muy complicadas” si se relajan las medidas.